El neoliberalismo es un sistema, es una visión integral del mundo, social, político, económico, cultural, de vida pues, por lo tanto, no se puede desmontar una parte, hay que desmontarlo todo, si no, la parte desmontada se regenera dentro del sistema.

Eso pasa con los gobiernos progres (y lo peor es que la izquierda se fue con la finta), que cree que haciendo algunos ajustes políticos, el neoliberalismo económico desaparece. Pero como se puede ver hoy, el neoliberalismo económico continúa y además el neoliberalismo político se regenera, los grupos de poder se acomodan y vuelven a tomar los puestos políticos. En Morena es clarísimo: priistas, panistas y prdistas regresan por arriba y mandando; o sea, los progres ganan pero el capitalismo y su forma de acumulación por despojo sigue intacto, con eso nadie se mete. 

Ahora lucha no es contra el capitalismo, contra la explotación de la naturaleza y la gente, contra la marginación y exclusión. Ahora la lucha es por derechos de fantasía de tercera generación, ya no se lucha para que todos los niños tengan comida, educación, casa, salud, no, con los progres se lucha para que el niño pueda ser adoptado por una pareja del mismo sexo y que le den mucho amor.

En el terreno económico, cosa que ni la derecha retrógrada ni la izquierda progre dicen, es que el sistema sigue intacto: no porque a los pobres les dan migajas más gordas ya cambió, no, para nada, los ricos, los políticos y sus jilgueros siguen ganando millones; no porque la propaganda progre diga que andan pidiendo limosna es verdad: todos, hasta Loret o Anaya que son tan atacados por amlo o Lozoya (que, dicen, está en el bote y ya ven donde estaba comiendo), ni los priistas que están pierde y pierde han bajado su nivel de vida, menos los ricos consentidos del sistema, pero además aparecieron otros, y con bastante hambre, que ahora están en tercer o cuarto nivel, al servicio de los prianredistas que llegaron por arriba y mandando, pero, según los luchadores sociales e izquierdistas, estar bajo las ordenes de los panistas es estar haciendo historia. La cosa no ha cambiado mucho, pues.

El neoliberalismo económico sigue intacto porque todo el proyecto económico de obra pública está diseñado para que los ricos sigan ganando, todo el presupuesto va y para en manos de los ricos, no se hace para crear cadenas de producción donde los pobres participen, ni siquiera en las carreteras hechas a mano, ahí los pobres ni las trazaron, ni las diseñaron, ni hicieron el estudio de mecánica de suelos, sólo fueron mano de obra, donde el más capacitado era un simple albañil. Seguimos igual, en ese terreno la cosa no ha cambiado.

Para desgracia nuestra, el liberalismo del estado de bienestar no regresó. Con el liberalismo, cuando menos, aparte de hacer cambios en la vida política, hubieran cambiado la forma de acumulación por despojo, que existiera un plan de desarrollo donde la obra pública sirviera para que el pueblo participara, preparándose, adquiriendo capacidades, conocimientos, produciendo, no como ahora que solo participa como mano de obra barata.

Por eso es que casi toda la obra pública es casi inútil, de relumbrón, no tiene impacto en la vida de los pobres y clasemedieros, por el contrario, los deja más pobres y en muchos casos desposeídos de sus bienes, desplazados, empobrecidos y con violencia.

En ese sentido, no es que los pueblos quieran o necesiten las obras, no para nada, es el gran capital el que las necesita, primero para saquear el presupuesto y segundo para saquear las tierras y territorios por donde pasan y que se apropia. 

Por ejemplo ¿Quién necesita el Tren Maya? ¿El pueblo pobre del sureste? Y para aquel que diga que sí, ¿y cómo para qué? O el transoceánico o la carretera Guaymas-Chihuahua, ¿se les consultó a los pueblos? ¿el proyecto que los sustenta tiene una hoja de ruta que nos diga cuál va a ser el porcentaje de ascenso social? 

Va haber desarrollo, nos dicen la propaganda y la chairiza, y les podríamos contestar: sí, como en Cancún o en Zihuatanejo. ¿Qué progreso y desarrollo le va a traer a los guarijíos y mayos la presa Pilares? Ninguno, ya fueron los ricos de Sonora y compraron los terrenos adyacentes a la presa, y el agua toda va a servir a los megaproyectos mineros tóxicos y depredadores. ¿A quién va a servir el agua del nuevo distrito de riego en el territorio yaqui? Pues a las 25 concesiones mineras que hay en la comunidad, que se otorgaron sin siquiera avisar a la comunidad. ¿A quién va a servir la carretera 4 carriles de Hermosillo-Kino? A los seris no, pero a la colonia de ricos que construyó casas de playa, ¿qué tal? 

Con el progresismo continua el neoliberalismo puro y duro, pues.

Por Gerry Valenzuela

Fotografía de Manuel Vásquez /Getty Images / The New York Times

Sobre el autor

Gerardo "el Gerry" Valenzuela (Vícam, 1959) tiene una maestría en ciencias sociales, con especialidad en Política Públicas, por El Colegio de Sonora. Hijo de pobres entre los pobres (jornaleros agrícolas), milita en la izquierda desde que se le atravesó en 1973 y ha pasado por todo el espectro de la misma, desde la izquierda extrema y radical hasta la "progre". Tal vez por eso no me llevo bien con ninguna, opinó alguna vez.

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1 comentario

  1. ¿propuestas alternativas?

    ¿lo propositivo del artículo?

    ¿de cuándo vienen todos esos proyectos de obra civil que menciona? ¿a poco del 2018 o 2019 para acá?

    Se puede estar de acuerdo en que no hay una debida Evaluación Social y de Impacto Ambiental de los proyectos de obra civil, proyectos de infraestructura y toda clase de proyectos de obra pública… pero por favor no pida que los pobres o los albañiles diseñen obras arquitectónicas… y no pida que la masa desempleada obtenga empleos para los que no están preparados. Esas ya son ganas de embromar.
    Los proyectos los llevan a cabo profesionales de la materia, aquí y en China… no se hace un llamado a las hordas de desempleados, a los pobres, para incorporarlos a puestos o mandos medios para el que se necesita mano de obra calificada.

    Se puede debatir por una parte la productividad de la mano de obra y ya lo dijo el ex consejero del INE Luis Carlos Ugalde a la mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto: El Gobierno de México gasta mucho y gasta mal. Su empresa se llama Informalia o Numeralia o sabrá Dios… pero en términos de productividad de la obra pública los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto no tienen nada qué presumirle al gobierno actual.

    Se puede discutir entonces también el aprovechamiento del presupuesto de una forma analítica: ¿en qué gasta el gobierno y por qué se considera un error lo que está haciendo?
    Pero si se va a acusar de corrupción, entonces hay que ofrecer datos y pruebas, sobre todo ahora que la corrupción es considerado como delito grave.

    Mi aporte en este caso sería: ¿Cuál de todos es el principal problema que tiene México?
    Yo diría que la inseguridad y la violencia. Lo cual es un problema sistémico y multifactorial.
    Entonces, hablar sobre la obra pública y sobre si está bien hecha o mal hecha, es dirigir nuestra atención a un asunto bastante menor. Aparte las aseveraciones que realiza tienen mucho de especulación y poco de sustento.

    Después: no sé si hay una explicación clara acerca de lo que usted menciona como neoliberalismo político. Haría bien en ilustrar a sus lectores acerca de ese término.

    Sobre el neoliberalismo económico, bueno, eso es diferente: hay un cuerpo de teorías y postulados que la mayoría puede entender o atisbar… pero si en México no ha habido crisis financiera desde 1995, ni hiperinflación, ni crisis de deuda, ni tastas de interés por encima del 50% anual, ni una macrodevaluación del peso, mucho de ello se debe a las medidas de política monetaria (en combinación con políticas fiscales en el mismo sentido: disciplina en el gasto, margen de endeudamiento anual por debajo del 5% del PIB, etc) que sientan sus paradigmas en el esquema neoliberal. Es decir las recetas de Milton Friedman y la Escuela de Chicago.

    De manera que este modelo mixto de economía abierta que prevalece, combinado con un gobierno que no pierde la disciplina del gasto pero reorienta la utilización del presupuesto hacia una redistribución del ingreso con visos abiertamente PROGRESISTAS (que no regresivos como antes, en que los recursos para el campo eran políticos, narcos y empresarios multimillonarios, por ejemplo), no es, que se diga, un matrimonio de Morena ni con el neoliberalismo como tal, pero las reglas del libre mercado en el actual juego no las manosea este gobierno sino la globalización en la que vivimos inscritos… pero no pierde de vista sus promesas de campaña, su compromiso con los que votaron por él, y sigue AMLO gobernando desde sus fortalezas, lo cual no quiere decir que sea lo óptimo, sino al parecer lo menos malo. Cuestión de enfoques.

    Creo que ni AMLO ni los candidatos presidenciales de Morena se refieren al 2025 y más allá de ninguna forma, lo cual es preocupante. Todo mundo habla del 2024 como si fuera puerto de llegada y no de salida. En eso están mal todos.

    Consejo para la oposición sin ideas: LAS COSAS SIEMPRE SE PUEDEN MEJORAR. LAS COSAS SIEMPRE SE PUEDEN HACER MEJOR. SIEMPRE HAY MARGEN PARA MEJORAR. ¿Por qué no reconocer los aciertos de AMLO y de MORENA pero ir más allá, hacer la tarea de un político inteligente. ¿Qué se debe mantener y qué se debe mejorar?
    ¿Por qué pasarse la vida criticando todo lo que está mal sin ofrecer alternativas atractivas?
    ¿Por qué no envisionar a nuestro país con los buenos elementos que ha incorporado la Cuarta Transformación y reorientar el barco en cuestiones de promoción económica, industria, comercio, etcétera, seguridad sobre todo?
    Yo sé por qué no lo hacen. Porque todos quieren gobernar sin mejorar. Todos quieren mamar en su tiempo sin comprometerse a nada. Todos quieren que todo siga emproblemado y jodido: sobre todo el pueblo. Provenimos de esa cultura ty abrevamos en ella.

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