Hermosillo, Sonora.-

Salí a recorrer Parque Madero con Julio, un muchachito de veinte años que hacía calistenia en las barras del lado norte. Lo conocí en Grinder, era moreno y muy atractivo; también pintaba arboles de acuarela en sus tiempos libres, según su perfil en la red social. 

Hicimos ejercicio, comimos un par de nieves y cuando se hizo de noche nuestros intereses fueron otros. Me preguntó si era la primera vez que tenía sexo en un parque, así al aire libre, le dije que sí.

Había llegado a Hermosillo hacía apenas un mes y todo aquello me era ajeno. Sonrió, me dijo que yo era muy bonito y que, si yo quería, nos veríamos en otro lugar el siguiente fin de semana. Estuvimos saliendo seis meses, después nunca lo volvería a ver en persona, se mudó a Tijuana para ser entrenador de un gimnasio o (como me mostraría más tarde en un video de producción amateur) para dedicarse a la prostitución y al cine para adultos.

Con Julio aprendí a cuidar mi cuerpo, comer sanamente y a visitar sitios de encuentro en Hermosillo, que no eran pocos. Comencé la universidad y para pagar los gastos de mi licenciatura, que me fueron incosteables, aprendí pronto el oficio que Julio me había dejado como una especie de herencia. Era muy fácil. Unos shorts que dejen ver un poco más de uno, una playera ligera y un poco de tacto. Para ser un poco más práctico e ilustrativo quisiera mostrarles una pequeña lista de lugares actuales de encuentro en Hermosillo, la cual pueden encontrar en www.cruising.mx con notas escritas por visitantes de esos sitios:

 

 

Texto y fotografía por Fernando Canis

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Sobre el autor

Estudiante fornido de la Universidad de Sonora

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