Nuestro reportero estrella bajó a la calle y esto fue lo que pasó

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Cuatro mil, siete mil o diez mil ciudadanos -según la fuente- salimos a marchar ayer domingo al mediodía para decir no al gasolinazo. Esto en las frías calles de Hermosillo, capital del norteño estado de Sonora, a 28 horas de la Ciudad de México en autobús. Este reportero, que no asistió a ninguna de las anteriores marchas porque no le dio la gana, quedó bien impresionado por el caudal de manifestantes que frente a sus ojos desfilaban. Más aún, por su composición heterogénea. «La gran mayoría de los marchantes (sic) me resultaron desconocidos, nunca los había visto en  marchas», espetó con suficiencia a sus compañeros de café la mañana de este lunes.

Dado a las preguntas tradicionales, el suscrito consultó entre colegas si les parecía que había más o menos gente que en anteriores marchas. Casi todos respondieron «más» o de plano «mucho más». No faltó el escéptico que dijera «menos». La cifra más baja fue cuatro mil y la más alta siete mil, pero El Imparcial amaneció con diez mil. Si atendemos el criterio del ciudadano crítico –whatever that means– entonces habrán sido veinte mil los asistentes, pues tienen ellos como indiscutible verdad que los grandes medios invariablemente cuentan a medias. Al que teclea no le parece que así haya sido esta vez.

Total que la marcha fue un éxito. Así convenimos muchos, cosa contraria respecto al mitin, que apenas iniciado vio partir al grueso de los marchistas. Los motivos de la desbandada fueron objeto de debate en la deliciosa carne asada que amigos, familiares y colegas tuvimos que celebrar tan pronto concluyó el acto cívico. Alguien opinó que la gente no quiere rollos, otro dijo que con marchar nos damos por bien servidos.

Lo cierto es que en algún momento de la marcha me paré en una esquina y observé. Sin cámara, sin grabadora, sin teléfono; mis ojos y yo. «¡Tú que estás mirando, también te están chingando!», me gritó en más de una ocasión la multitud. «¡Súmate! ¡Súmate! ¡Súmate!». En ese ambiente, no faltó el chavo que se apartara del convoy para entregarme un volante con cara de «pa’ que agarres ondas». Me sentí ofendido, yo que en mi primera juventud fui iluminado por la verdad, aunque es cierto que hoy día he vuelto a la oscuridad. Como sea, fue más grande el sentimiento al recordar al papel y la tinta como métodos de resistencia. He aquí los documentos.

Por Benjamín Alonso

 

 

 

 

 

 

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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1 comentario

  1. Sobre la marcha de ayer, además de felicitar a todas las personas que fuimos, para sumar y dejar claro que
    no estamos de acuerdo con al gasolinazo y algunas otras demandas, creo que da respuesta a aquella mesa
    del pasado diciembre en librería Alonso!
    Al final, la gente no se queda a escuchar si la agenda de participantes es larga. Yo escuché casi todo, pero
    consideré impropio meter el asunto de los maestros la CNTE, por ejemplo.
    Nos vemos en la próxima. Saludos

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