Este encuentro es uno de esos a los que uno se convoca solo. Quieres ser parte de él. Y es que suena a toda madres: escritores y demás fauna artística originarios/as del Valle del Mayo compartiendo su obra debajo de unos mezquites en medio de sembradíos y canalitos de riego, pienso en que “soy orgánico a mi identidad” (aunque no tenga la idea completa de este asunto). Y porque soy escritor y soy del Mayo. Y si nada de esto convence les juro que no hay nada mejor que largarse al campo a ver estrellas, pájaros, ovnis y quitarse el aturdimiento de la miseria urbana.

Y llegas, saludas a los compas, divisas a un bato poniéndose tenábaris y coyolis en la cintura. Una máscara demoniaca negra de pelos rubios colgada de una rama te saca la lengua… Otro afina el tambor en una fogata. Un venado agita sus mazos golpeando los pedazos de pezuñas que cuelgan de su cinturón. Pienso que si de ahí mismo nos fuéramos a una guerra me apuntaría a la primera línea.

Veo directamente a los ojos al Casildo Rivera y le digo que está loco por organizar un encuentro como este. Responde que yo lo estoy más por asistir. No sé si el Casildo se retiró de su trabajo, pero de que la está pasando bien allá en la comunidad de La Sábila, en Huatabampo, la está pasando bien: reúne a danzantes, pintores/as, cocineros, poetas, novelistas, narradores/as, palabreros/as, escuchas, anecdoteros/as…

Se recargan en la cerca a ver los trigales que reverdecen. Otros/as caminan en el solar ese como si pisaran la superficie lunar. “Aquí anda el Paris, no tarda en venir”, dice alguien por ahí. El Pato Bracamontes va llegando de Álamos, fue a ver su novio, de seguro anda muy inspirado. Se ha convertido en el chamán al que todos le preguntamos qué hacer con tal o cuál dolencia: nos regresa con algunas hierbas y polvos que saca de su inagotable morral. El Pato nos ha hecho recuperar una fe que nunca perdimos por la breve literatura gay.

No importa que el formato sea el mismo de siempre: lector arriba-oyente abajo. Da gusto que de verdad a las palabras se las lleve el viento invernal, que un poema, una canción o un cuento dure poquito en los oídos del que se presta a escuchar.

Las mesas de los escritores fluyen: los del Bacerán nos atacan con sus poemas bañaditos para la ocasión. Nos avientan al Samuel Ríos como parte de su artillería pesada: escritor dueño una lucidez a prueba de cualquier explicación psiquiátrica del asunto. Lee en voz alta para sacudirnos el silencio y la escucha. Los del colectivo Letras del Bacerán también son anfitriones.

Llega Rigoberto Badilla. Hace mucho que no se sabía nada de él. Un día desapareció pero aquí anda. No hay un programa de mano del evento. Así que no hay de otra más que estar atento para estar ahí cuando el Rigo empiece con su filosa y alta prosa. 

-Epa Rigo, qué bueno que viniste.
-¿Tú quién eres? No te recuerdo
-Mejor. Digo con voz del Carlos Sánchez y le ofrezco una lata de cerveza al vate.

Según mis cálculos vamos en la quinta edición del Encuentro Palabra & Espíritu Mayo. Gloria y larga vida. Es un encuentro de todos aunque nadie esté invitado, yo por eso cada año alboroto al Rambo, al Paco Toro, al Nini, al Mike y al Mandrake (son raza de la Catorce, del Rincón del Burro, de Los Juris; alla en Huatabampo)… Ya es costumbre que cuándo se acerca el fin de año me mandan un whatsapp con la pregunta ¿Se va hacer la juntada de escritores en la Sábila este año? Para pedir permiso en la chamba con anticipación.

Texto y fotografía por Omar Navo

Sobre el autor

Narrador. Originario de Navobaxia, municipio de Huatabampo, Sonora.

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1 comentario

  1. Hola, que bonito lo que escribe, su bonita labor de reunir a poetas. Actualmente trabajo para el Museo Casa de la Cultura de Leonardo Valdez Esquer.
    Aquí hemos hecho eventos similares al de usted que reune a los poetas conostros ha emos como un Encuentro de Artesanos. Saludos.
    Mi teléfono es: 647 127 80 54

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