Perla Noriega elabora una proyección sobre la problemática del momento en la capital de Sonora,

con ilustración de Oier Intxausti y toda la cosa

[hr gap=»20″]

Estoy convencida que la aceptación de la ejecución de un presunto delincuente (sí, presunto, porque recuerden que aún vivimos en una sociedad no bárbara -¡ja!- en la que sólo un juez nos puede determinar como delincuentes culpables) sólo nos llevará a una escalada de reconocimiento social de la violencia y muerte como solución a la inseguridad.

El miedo detrás de ese reconocimiento es alimentado por varios puntos: sí, la policía es la única autorizada para ejercer la fuerza pública y defendernos, ¿pero realmente no existió otra solución? ¿De verdad un grupo de policías no tenían otra salida que disparar a matar a una persona con arma blanca? El miedo es que ahora justificamos que ejecuten a un presunto delincuente. Después vendrán otras justificaciones sobre accionar el arma de fuego como primera opción.

Esta ejecución pareciera más un aviso, como los mensajes del crimen organizado: vemos cuerpos expuestos con mensajes en zonas transitadas. ¿Qué hizo la justicia en el estado? Ejecutó a un machetero, lo fotografió e hizo pública esa imagen, la cual, claro que se viralizó y el mensaje ya está ahí (si usted aún tiene fe en la humanidad, no lea los comentarios que acompañan a esa foto).

Como en el caso de las leyes, ahora hay una referencia. Será más fácil justificar esas acciones, porque ya hay un punto, ¿y saben qué? Lo estamos respaldando. Luego, dispararán en una manifestación, ahí nada más para medir las aguas, y no faltará quien diga que las manifestaciones hacen perder dinero y que los revoltosos esos se estaban exponiendo, es entonces cuando nuestras autoridades se darán cuenta que no pasa nada si matas a alguien manifestándose; luego un automovilista que intentaba huir de un choque que provocó será impactado por una bala y pues “por qué no tiene más cuidado y se queda a asumir su responsabilidad, ¿verdad? He had it coming”.

Si la delincuencia ha superado a la policía, que la policía se prepare, que mejore. Es su trabajo. Hay presupuesto. Si no hay presupuesto, ¿por qué no nos indignamos igual porque la policía decide quitarle la vida a alguien en lugar de aprender técnicas de sometimiento o utilizar armas no letales porque no tiene dinero para hacerlo?

La respuesta/justificación estoy segura se encuentra en el hartazgo social, ejemplos habrá muchos: “me asaltaron entre tres con machete”, “a mi papá le lastimaron el brazo”, “ya mataron a un enfermero”. Todos absolutamente válidos, pero también entender que no se crearon por generación espontánea, en todos hubo una ausencia de acción preventiva, de acción reactiva y seguimiento. Comprender, además, que no estamos haciendo nada para que no haya “nuevas generaciones de macheteros”, y eso no enciende la indignación, porque eso no es un problema en este momento, pero vendrá en unos años a “sorprendernos”.

No es necesario un nuevo estudio preciso para entender quiénes son los macheteros. Esos estudios ya están. Son hijos de cadenas de desigualdad. No lo justifico, pero lo entiendo. Tenemos la posibilidad de apostarle a una generación integral que no encuentre en la violencia y delincuencia su salida.

Vendrán también los críticos de mi comentario a que me encuentro en una situación privilegiada porque nunca he sido agredida físicamente o asaltada, o por otro lado, que no soy una experta ni en leyes ni en protocolos de uso de la fuerza, pero ¡oh vaya sorpresa! soy ciudadana que procura vivir su ciudad y tengo derecho a expresar mi opinión y además no trasgredo el derecho de otros.

Como ciudadana no me hace sentir más segura que la fuerza pública ejecute presuntos delincuentes. Como ciudadana me da miedo la aceptación al uso de la fuerza pública, porque es el legal y ahora cuenta con un apoyo moral. Vivimos en un país donde la policía ha perdido nuestra confianza, nuestro sistema de justicia penal en ocasiones es una burla descarada, los tiempos de respuesta son irrisorios, las acciones preventivas de nuestra policía en muchas veces se reducen a esperar a –ebrios y sobrios- salir de bares y tratar de bajarles unos pesos. Y aclaro: esto no es contra las corporaciones policiacas, existen buenos elementos que se toman real el servir y proteger, que se exponen todos los días y tratan hacer las cosas bien. Sabemos que existen los elementos que desquitan su sueldo, pero no son suficientes.

Hay que comprender que esos policías que te acosan, que inventan que te pusiste violento, que se aferran a “arreglarnos aquí mismo”, que son prepotentes, ellos también decidirán y justificarán la legítima defensa o defensa al ciudadano, esas personas también son las que tienen el poder legal de disparar a matar.

Llevamos años justificando muertes. “La mataron por puta”, “lo mataron porque no tenía ningún negocio en esa zona”, “algo andaba haciendo, no lo matan por nada”, “es un pinche delincuente, se habían tardado”. Cuando llega el turno de alguien más, siempre habrá alguien que encuentre una justificación; no sé si sea un mecanismo de defensa el colocar una barrera entre ‘ellos’ y ‘nosotros’: lo mataron por machetero, pero yo estoy bien, porque no soy machetero; la mataron por puta, pero está bien, porque yo no soy puta; lo mataron por andar grillando, pero está bien, porque yo no soy grillero.

Siempre habrá quién respalde esas acciones, ¿por qué? Porque mientras no le encontremos una solución a nuestros problemas de inseguridad, todos seremos nuestros enemigos, hasta que no queden más que personas cobardes al cambio, a arriesgarse a ser distintos, a levantar la voz, porque ello sería motivo para temer por tu vida.

Hemos aceptado mucho en nombre de la seguridad: los puntos de revisión carreteros, los retenes en las calles, que nos manoseen antes de entrar a un concierto, que se gasten nuestro dinero, que nos estén videovigilando en toda la ciudad, ¿ahora también aceptaremos que nos maten?

Y ante la ejecución a macheteros en Hermosillo la duda persiste: ¿de verdad se sienten más seguros? Se empieza de a poco, con quienes se consideran lacras sociales, pero el espectro tiende a crecer.

Por Perla J. Noriega

Ilustración de Oier Intxausti

[hr gap=»»]

Sobre el autor

Perla Noriega nació en Hermosillo, ahí estudió periodismo y no acabó Letras. En la Universidad de Guadalajara cursó la Maestría en Ciencias Sociales. Gusta del humor negro.

También te puede gustar:

8 comentarios

  1. Me sentí muy identificado con tu comentario «Si usted aún tiene fe en la humanidad, no lea los comentarios que acompañan a esa foto», porque es lo que he estado platicando mucho con mis amigos en los grupos de Whatsapp, ya que a mi la violencia que sucede en la capital de Hermosillo solo me llega a través del periódico o de pláticas de amigos y familiares (yo vivo en Monterrey). Les comento que es preocupante como se está legitimando el uso de la violencia por parte de los cuerpos policíacos, honestamente pienso que ya era necesario que se les diera herramientas a los policías para que hicieran su trabajo, el poder matar a alguien cuando se estaba poniendo en riesgo tu vida, es lo mínimo que deben de tener nuestra policía, y creo que en ese punto estaban bastante desprotegidos, por lo mismo no podían hacer su trabajo adecuadamente. Pero realmente me asusta lo que puede venir si empieza a ser de todos los días y sobre todo me asusta los comentarios que pone la gente, no entiendo como pueden expresarse con tanta crueldad y apatía de un ser humano.

  2. Muerte al machetero, quieren vivir? que dejen el machete en casa punto. de aqui a que se averigue si lo traen para abrir cocos o hacer daño pasan cosas, el mensaje esta muy claro… no se trata de matar por matar se trata de dejar el machete en casa y ya, porque es tan dificl entender esa postura?

  3. En Monterrey acaban de dar luz verde a la ley que te permite matar al que ingrese a tu casa sin autorizacion haciendo daño fisico o material, traiga o no traiga armas….. esperemos que esta ley se vuelva nacional, Quieres vivir? respeta mi espacio y mi casa, punto porque es tan dificl entenderlo? No se trata de matar por matar se trata de respeto, aqui no hay tolerancia no puede haber tolerancia cuando de la otra parte no la hay.

  4. ACERCA Del comentario y de sus consecuencias, acabo de ir a una propiedad en San Pedro, cerca de ahi. Por cuestion de tiempo no habia podido ir en dias, asi que tuve que ir ya noche, cuando volvia, en menos de 3 kms, tres patrullas me hicieron la parada, con lamparas, armas largas y sin ver si el carro era sospechoso, si tenian algun motivo, ya no les importa, solo es de noche y «parate ahi·» A que viene al caso, que igual ahorita una patrulla te para cuando le da la gana y no respeta la ley de que nadie puede ser molestado ni retenido sin motivo al circular, y lo peor les extraña que alguien les reclame que si por que me paras, eso es hacerla de pedo. Que curioso, cuando te roban se llevan cosas que parece que ocupas un «mudanzas·» algo asi y sin embargo nadie los ve, que raro verdad¿?Pero una cosa les aseguro, en su intencion esta primero ver si te pueden extorsionar, si vienes tomando , eso es de cajón, no de ver si eres un ladrón y si lo eres, pues tambien te extorsionan y te bajan la mercancia, eso tiene algo que ver con el comentario¿ Pues de que igual, va ser lo mas común que pase esto de pararte y revisarte, como matar macheteros, que al cabo se vale.

  5. Yo siempre le he tenido más miedo a las balas que a los machetes, no sé por qué. Concuerdo con el punto de vista de la autora: Hermosillo necesita leyes, programas de prevención, de terapia psicológica, buena educación y buen gobierno, no que todos nos creamos el pinchi Punisher de repente.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *