Jesús García, ¡a la gloria voló!
y a sus hermanos, ¡con valor salvó!
Corrido popular

Fueron muchos los fríos intensos y una nevada descomunal, los que cientos de estudiantes de primaria y secundaria tuvimos que aguantar impávidamente, antes de que dieran inicio los festejos en el aniversario luctuoso de Jesús García Corona, cada 7 de noviembre.

Yo había llegado a Nacozari de García en el año de 1974. Venía procedente de una región magnífica donde uno se cruzaba con ríos esplendorosos o corrientes de agua cada cinco minutos y los árboles de mango aromaban vastos parajes, allá en el sureste mexicano.

Por eso, llegar de golpe a un lugar donde la nieve caía como por arte de magia y el frío se le metía a uno por los huesos y las orejas era un contraste brutal. Máxime cuando había que permanecer estoicamente sereno esperando que las autoridades municipales, dirigentes empresariales y familiares de Jesús García, venidos desde el otro lado de la frontera, agarraran sus lugares en el podio.

De la heroicidad de Jesús García nunca me cupo la menor duda. Lo que siempre me inquietó cada vez que pasaba por «el 6», como se le dice coloquialmente en Nacozari al lugar donde se ubicaba el polvorín que Jesús García evitó magistralmente para que Nacozari no volara por los aires, era por qué estaba ubicado encimita de los talleres de la compañía y del asentamiento humano.

Por el 6 pasaba todos los días, cuatro veces al menos, y aquel socavón cancelado por la fuerza de los años y salvado por la memoria histórica me provocaba la misma pregunta. Esta curiosidad tenía una base fundada. Me explico.

Desde que tengo uso de memoria estuve acostumbrado a ver polvorines y depósitos de dinamita en las grandes presas hidroeléctricas donde mi señor padre trabajó durante muchos años. Por eso me acostumbré a ver los polvorines en lugares despoblados y alejadísimos de las concentraciones humanas. Por esa misma razón no me cabía en la cabeza que en Nacozari el socavón donde se resguardaba la dinamita estuviera a escasos metros de los talleres del suplay y, junto a ellos, el poblado mismo.

Apasionado de la historia como soy, no me conformaba con la simple explicación técnica de una máquina ardiendo y un obrero con un alto sentido del valor de la vida humana, salvando lo insalvable.

Muchos años después mi inquietud tuvo respuesta. – ¿A quién le interesa forjar héroes en un lugar donde el polvorín está junto al pueblo?, -preguntaba Julio Montané Martí en sus conferencias-, luego el mismo se daba la respuesta: «Solamente a los capitalistas irresponsables que no les interesa la vida humana, por eso el dueño de la Moctezuma Cooper Company estaba urgido de hacerlo héroe inmediatamente después de la tragedia».

La heroicidad de Jesús García debemos valorarla entonces en dos sentidos; por la decisión de aventurarse por los senderos de la muerte para salvar a toda una colectividad, y por la irresponsabilidad de los grandes dueños del capital, que hoy como antaño, siguen desdeñando lo esencialmente humano.

Por Héctor Rodríguez Méndez

Imágenes del homenaje a Jesus García en la plaza principal de Nacozari la mañana de ayer, en el marco del 111 aniversario de la gesta heróica. Stills by Maylo García.

Sobre el autor

Héctor Rodríguez Méndez es sociólogo y consultor especializado en el desarrollo proyectos comunitarios sustentables. Ha trabajado en centros de investigación y programas para la conservación y uso sustentable de los recursos naturales en Areas Naturales Protegidas.

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