De esas cosas que nos encanta publicar

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Tengo la enorme fortuna de que desarrollé a tiempo en mi vida un interés por los asuntos humanos. Cuando era niño siempre quería estar en la naturaleza y entre animales. Después de todo, mis papás son veterinarios y muchos de mis primeros recuerdos están en algún rancho de Cananea, donde vivimos, y muchos en los corrales de cuarentena para ganado en Nogales. Salir a caminar cuando la yerba está fresca, ver cómo se cuida al ganado, ir a una que otra carrera de caballos en algún paraje, las lluvias en Ímuris y luego caminar por el río, ver a los grandes felinos en el Parque Ecológico, la playa: escenas de interacción con la naturaleza muy cotidianas para mí. Siempre me interesó conocer del oficio familiar, digamos. Y lo disfruté como pocas cosas.

 

Pero era políticamente muy ingenuo, como quizá todos los niños. Pensaba nítidamente que si era necesario borrar a los indios (de la India) por tal de salvar a los tigres, ¡pues que los borren! Esto lo han sostenido algunos animalistas, adultos, hoy en día. Veía los programas «Partidos Políticos» en la tele y quería tirarla  por la ventana por el tamaño de la aburrición que me daba. Política, bla-bla-blá, pero la naturaleza y la ciencia eran mi parque de diversiones, eran el lugar donde trabaja mi familia, y lo que habían estudiado y les gusta. Y en Sonora y Zacatecas hay mucha naturaleza, en el primero porque hay un montón de terreno, y en el segundo porque no mucha gente se queda a vivir, pero el chiste es que naturaleza había, y sigue habiendo. Ir al DF por ejemplo, siempre me parecía un viaje que aplastaba el alma. Gris, ceniza, tráfico, olor a combustibles. Gris, peligroso y gris. El DF me parecía casi como la partecita de Nogales que está en la línea para pasar al otro lado.

 

La vida da vueltas, y de querer una carrera en la ingeniería genética, me interesó el Derecho. En particular la Criminalística. Quizá eran Sherlock Holmes y Miss Marple, ahí, susurrando desde algún recuerdo viejito porque eran mis lecturas de recreo de niño. No me arrepiento nada haber cambiado de intereses de educación profesional. Los fenómenos más interesantes y complejos desde el punto de vista científico que he encontrado son los objetos de estudio y cultivo de la Filosofía, el Derecho, la Historia, la Antropología, la Psicología y las demás Geisteswissenschaften (‘ciencias del espíritu,’ en su traducción literal). Los que entran a las Ciencias Sociales para sacarle la vuelta a las Matemáticas, se están aprovechando que hay muchos claudicantes del rigor más extremo dando clases, porque si hubiéramos de matematizar o formalizar lo mejor posible todo lo que se hace en estas disciplinas necesitaríamos aparatos teóricos mucho más complicados que el cálculo que se ve en las prepas y en algunas carreras. Además de que estaríamos plagados de fenómenos tipo el principio de incertidumbre de Heisenberg porque en efecto, con nuestra interacción inquisidora en los fenómenos sociales y humanos los afectamos y modificamos, de modos que muchas veces no se sabemos si lo que salió del muestreo fue lo que metió el investigador o si es conocimiento real. (Los físicos se enfrentaron a esta clase de preocupaciones en la investigación hasta avanzado el siglo XIX y los científicos sociales nunca han dejado de padecerlo, quizá desde antes que Platón; por poner un ejemplo).
Crecí educado en escuelas públicas, y aprendí mucho que ahora me sirve bastante. La prepa la hice en una universidad que, cuando cayó el muro de Berlín se preciaba en decir que ya sólo quedaban en el mundo los territorios libres de Cuba y la prepa 2. Es más, hoy en día en el patio central de la Universidad Autónoma de Zacatecas está un enorme monumento al socialismo: una hoz y un martillo. Conozco de este modo las entrañas del país porque siempre estuve en todo lo público, y siempre estuve también en contacto con gente que estudiaba en programas escolares privados, gente en el gobierno y amigos empresarios, gente de la industria y académicos, y como soy platicón, pues el tiempo jamás lo he perdido realmente. Al principio en la escuela no entendía muchas cosas a la perfección pero la memoria no me traicionaba. Total, así pasa uno con 10s, y todos contentos. A lo largo del tiempo, hace unos pocos años, me di cuenta de lo afortunado que fui al toparme en cierto momento de mi formación con el Instituto de Investigaciones Filosóficas y todo un mundo de nerds (lo digo con todo el cariño) apasionados que se reúnen allí, comprometidos con la Filosofía, y como Romero sólo me topé con una clase de rigor del pensamiento que no termino de agradecer, aunque no lo haga yo tan bien como otros. Estoy realmente agradecido con la UNAM, y con un montón de gente que no voy a mencionar aquí porque no acabo. Pero resumo la lección más importante que saqué de allí así: si puedes aguantar el crecimiento educativo, no hay porqué tratarte con la suavidad complaciente de la aprobación por compasión. No puedo decir que no fueron meses duros, pero a la vuelta de los años para mí son invaluables.

 

Y dentro de todo este trajinar, la gente dice muchas cosas. Por ejemplo, que Abraham Lincoln fue un presidente progre de EUA. De estos que, aunque era republicano, en realidad hoy en día estaría peleando contra Trump y al lado de Hillary Clinton. En el Huffington Post Alana Horowitz Satlin lo sostiene abiertamente en su texto: “Actually, Lincoln Would Be Horrified By Today’s GOP”. Chanza y si invocan a Lincoln con una ouija puedan ahí subir algunos puntitos en la campaña de Hilaria Clinton, porque parece que Trump es caballo que alcanza según las últimas encuestas, una de la CNN y del Los Ángeles Times.  Realmente que si en esta elección todos están dando un show, quizá no estaría mal invocar a los presidentes muertos, seguro que el rating mejoraría mucho. Algunas personas, es más, dicen que Abe Lincoln fue el más progre de los presidentes de EUA. Y uno, ignorante, pregunta, ¿por qué? «Pues bueno», empieza el aleccionamiento, «porque le hizo la guerra a los esclavistas del sur retrógrada y racista de EUA para darles el derecho a la libertad a los esclavos negros.» Ah. Suena bien. Hasta aquí hasta Los Simpsons refuerzan esta idea positiva del “estadista” que fue Lincoln.

 

Pero luego uno encuentra gente especial que viene de otros caminos, y platica uno con ellos tratando de tener la mente y el corazón abiertos como si fuéramos viejos conocidos tocando los temas que sea que nos interesen, y esas pláticas tienen siempre el riesgo de que lo puedan cambiar a uno. Si lo piensan bien, esa es la sustancia básica de la educación: la capacidad de cambiar (no la obligación de cambiar, que no es lo mismo). Se agrietan las burbujas que nos encierran con la ayuda de otros humanos. Se siente como un verdadero milagro cuando suceden estos cambios, que a medida que uno crece suceden más escasamente por obvias razones. Estoy pensando por ejemplo en ciertas pláticas con un ahora entrañable y admirado amigo, originario de Galeana, Chihuahua en un cenote de la Riviera Maya, y una amiga muy querida del DF con un corazón a flor de piel que casi se puede ver palpitar desde la distancia. Gente viva, vibrante que hay en todos lados donde me paro. En esa ocasión casuales todos hablamos de la Tierra y de cómo se forman los cenotes, pero también hubimos platicado de la historia de los mormones y de cómo llegaron a México. Uno repite lo que uno cree que sabe como una especie de embajador de todos aquellos que lo han educado a uno, cosas como que Lincoln fue un buen presidente (aunque en realidad yo estaba pensando que era el mejor, pero no tenía los elementos para defender esta postura).

 

 

Pero, mi amigo de Galeana con toda la confianza de estar entre gente buena (le agradezco esto) abre sus cartas sin secretos ni cortapisas, arriesgando una opinión que será polémica porque contradice lo que otro, uno que está enfrente de él, acaba de decir. Me replicó:

 

— No’mbre, Lincoln fue el peor presidente de Estados Unidos. Por él, mi familia se vino a México. Era un tirano.
Tómala. Como no tenía muchos elementos, le dije que no me parecería extraño que él tuviera la razón, pero que lo iría sustanciando. Si ya cometí el error de creerle ciegamente a unos, no debería cometer el mismo error con otros. Y ya, esas palabras retumbando en mi cabezota porque ya no me cuezo al primer hervor, pues resuenan y resuenan. Y pican como roncha de tábano, aijijuelashinga’á. Hasta que uno, buscando se halla esta piecesita que ahora les compartiré. El hijo de perra de Lincoln estaba dispuesto a mantener la esclavitud en EUA por tal de evitar que se rompiera la Unión. ¡Háganme el favor! No lo dice nadie más que él mismo en una discusión pública con un republicano, Greeley, que sí estaba dispuesto a romper la Unión por tal de abolir la esclavitud. Lincoln escribió:

 

My paramount object in this struggle is to save the Union, and is not either to save or to destroy slavery. If I could save the Union without freeing any slave I would do it, and if I could save it by freeing all the slaves I would do it; and if I could save it by freeing some and leaving others alone I would also do that. What I do about slavery, and the colored race, I do because I believe it helps to save the Union; and what I forbear, I forbear because I do not believe it would help to save the Union.

 

Que en el idioma del Papa diría algo así como:

 

Mi objetivo más importante [cheee] en esta lucha [la guerra civil] es salvar a la Unión [boludo], y no es o bien salvar a la Unión o destruir la esclavitud. Si [sho] pudiera salvar la Unión sin liberar ningún esclavo, lo haría, y si pudiera salvar a la Unión al liberar a todos los esclavos, lo haría; y si pudiera salvarla al liberar a algunos esclavos y dejando otros como están, también haría eso. Lo que hago al respecto de la esclavitud, y la raza de color, lo hago porque creo que ayuda a salvar la Unión; y de lo que me abstengo de hacer, me abstengo porque no creo que pueda salvar a la Unión.

 

Tómala panzón. El 100% de los Reps de aquel tiempo votó por la abolición de la esclavitud en EUA, y sólo el 23% de los Dems lo hizo (la mayoría de los Dems, eran de estados confederados, y la mayoría de los Reps, Yanquis). ¡Muere maldita Matrix! Esto me hizo pensar en esta cosa que ha dado vueltas mucho tiempo por mi cabeza. ¿Será que de veras las academias universitarias y de las normales del país están tan secuestradas por ideólogos (que no es lo mismo que científicos) que no nos pueden contar o siquiera ayudar a controlar la mala comprensión de la historia del país vecino, el más importante para México y la historia de México?

 

¿Qué tal—pongan un meme de esos que dicen: baia baia – que en realidad los sureños eran los chidos y los que ahora son afines a los dems eran los hijueputa? Bueno, pues ahí me tienen buscando las motivaciones de los soldados confederados para pelear en la Guerra Civil, para iniciarla y terminarla y no me queda nada claro. Busco entre la motivación de los soldados porque una cosa son los de arriba y otra los de abajo, y en este caso importan los dos, pero en un movimiento de resistencia social informal importan más las motivaciones de los de abajo puesto que el movimiento pues es informal, usualmente clandestino incluso. Y no queda claro nada y para nada que haya el mantenimiento del racismo haya sido la motivación más importante allí. Pero así, con poquito que lee uno aquí, y otro poquito allá la madeja de la realidad se complica más y más. Es como tratar de entender el conflicto árabe-israelí de Medio Oriente (no le digo “palestino-israelí” porque para este asuntito tengo otra anécdota que luego les cuento, de esas que le corrigen a uno la plana con evidencia).

 

¿Saben lo que dice de la personalidad de Lincoln una declaración como la que dio a Greeley? Yo tampoco lo sé a la perfección, pero si piensan en alguien que prefiere ir a la guerra a separarse de ciertas personas, puede uno hacerse cierta imagen en la cabeza. Pensemos en términos del divorcio, un tipo de unión cuya disolución cuesta y ha costado bastante sufrimiento. ¿Quién es capaz de preservar la unión aun a costa de la violencia contra el otro unido? Pues sí, quizá una buena proporción de los feminicidios estén motivados por esta clase de fenómenos, de gente que es incapaz de procesar el rechazo y la disidencia de un amado de forma pacífica y civilizada.

 

Pero bueno. Ya puedo decir que he perdido otra jodida creencia que me había imbuido quién sabe quién, y quién sabe cómo. Y como ya estoy acostumbrado a perder creencias, pues ya ni drama hago. Es más, más bien lo celebro porque siento que mi mente se limpia para percibir mejor el mundo. Es hermoso corregirnos, madurar y mejorarnos, aunque es hermoso hasta que uno lo asume como algo bueno. A quien las opiniones disidentes le quitan el sueño, las contradicciones en fondo o en estilo, le quitan sin duda el sueño. Pero este espíritu debe esparcirse porque es el espíritu de la ciencia y es una de las lecciones más importantes de la Ilustración, que dicho sea de paso no tiene porqué no rescatar a su manera los romanticismos nacionalistas subsecuentes a la Ilustración. A esta situación Kant y otros ilustrados le decían crítica. Crítica no es tomar carreteras, o micrófonos, o embicharse en la tribuna y jorongar insultos contra algún villano dilecto como le hacen los Noroñas del país. Esta gente confunde, maquiavélicamente muchos de ellos, la crítica con gritería. Este es el negocio del priísmo cardenista: se le conoce como clientelismo político, y vaya que es un negociazo. Si no me creen vean los presupuestos de los partidos políticos de izquierda mexicana. ¿Se imaginan ganar esos dividendos anuales con sólo 200 mil firmas a nivel nacional y una votación constante del 2% del padrón?

 

Si la abolición de la esclavitud en EUA y en el mundo era un asunto de principio (que debía y debe serlo si uno está dispuesto a matar a otros por él), es decir, algo no negociable, entonces Lincoln no debía negociarlo políticamente, jamás ni supeditar su adopción al mantenimiento de la Unión a menos que el otro lado del conflicto lo considerara no negociable. ¡Ora resulta! Pero no, en la cultura política de EUA, los que en ese tiempo eran republicanos tirándole a izquierdistas (liberals, lo que ahora se conoce como democrats, porque había de todo en la bolsa de ese partido que parece que era más rico y variado de lo que es hoy) y viceversa, un miembro del KKK se hubiera afiliado al Partido Demócrata, sobre todo en los estados del sur de EUA. De hecho, surprise, surprise, así fue, al parecer. Es un periodo de la historia de EUA con complicaciones obvias, y aquí está el punto de mi texto: ¡la fuerza de una persona está en la vulnerabilidad de sus creencias! Una persona con creencias rígidas, o bien las debe fundamentar bien, o bien está en un peligro constante, es débil.

 

Finalmente, si como yo sospechan que los impuestos mientras más altos, más esclavos somos pues el dogma político de incrementar impuestos (a quien sea) que Bernie Sanders y Clinton han estado gritando en esta contienda, se explica a la perfección en una inercia histórica que sin duda existe en EUA. (Los impuestos se pueden por ley poner al 100% de la productividad y propiedad privada de las personas, de modo que nada de lo que produzcan o sean ustedes, les pertenecería; esto es sin duda el estado de esclavitud, aunque como esclavos, uds. fueran debidamente alimentados y protegidos, no dejarían de ser esclavos.) Los dems no han abandonado, no han criticado, su vena esclavista para conseguir hacerle una crítica de principio, tan es así, que por la vía del incremento de los impuestos y la criminalización (regulación, le llaman ellos) de casi toda actividad, tienen las cárceles de EUA llenas de infractores no anti-sociales. ¿Estoy abogando por Trump? Para ni madres, por la mismita razón. Pero al menos Trump es tan odioso y cínico (me da la impresión), que con 8 años de Trumpismo, se va a generar tanto resentimiento en EUA que a lo mejor ya por fin regresan al espíritu básico de su constitución, incluyendo en especial la primera y la segunda enmiendas.

 

 

Por mí, mejor Gary Johnson. Es más, por mí, mejor que se desarme la institución presidencial y del congreso que se ha construido a lo largo de los años en EUA. Pero ante tiempos aciagos como los que parece que estamos empezando a vivir, mi espíritu crítico me dice: es posible que te equivoques con tu anarquismo (liberalismo clásico), de modo que no te duermas en los laureles de la aplicación automática de tus principios, y, ni modo, a considerar CADA CASO, en sí mismo, con la profundidad y con la erudición de Miss Marple o de Sherlock Holmes. (O más terrenalmente, como lo juzgaría un juez imparcial, i.e. un juez que no sabe quién tiene la razón, aún).

 

Por Víctor Peralta del Riego

Cancún, julio de 2016

La imagen de Lincoln cortesía de TheWhiteHouse.gov

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Sobre el autor

Victor Peralta nació en Hermosillo y creció entre Nogales, Ímuris, Hermosillo y Zacatecas, donde estudió Derecho y Filosofía. En 2005 entró a la Maestría en Filosofía de la UNAM de la que se está titulando con una tesis sobre la computabilidad de la mente humana y la incompleción de Gödel. Hoy en día se desempeña como docente-investigador en Cancún.

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2 comentarios

  1. Hola Victor, he leído un par de crónicas tuyas aquí, no son muy buenas, el problema principal es que mezclas tus opiniones subjetivas con un monton de informacion al azar y las presentas como algun tipo de hallazgo o conocimiento a compartir con el lector. El resultado no es muy bueno. Mi recomendación es que te edites, que limites lo que compartes, para que solo aquello que tenga calidad sea publicado, de igual manera extiendo la recomendación al equipo editorial de este portal, saludos.

    1. Hola, Arturo y gracias por la lectura y en especial, por tomarte el tiempo de escribirme una crítica honesta. Lo aprecio.

      Creo que la subjetividad es un elemento importante en todo lo que hace un sujeto, y mientras sea transparente, como bien lo evidencia que lo notes con tanta contundencia, es mejor, porque es honesta. En efecto, esta pieza y alguna otra son opiniones personales sobre hechos que me parecen sorprendentes, y que a muchos otros también les parecen sorprendentes. La sorpresa o la curiosidad, es un motor de la crítica o de la auto-crítica, del descubrimiento y en este sentido del avance del conocimiento y así. Si tienes alguna crítica más puntual, que no se quede en que mezclo hechos con percepciones personales y queda un resultado no muy bueno, con algo de calidad, con gusto la reviso, y veo si me convence.

      Quedo al pendiente, Arturo, hasta luego!

      Saludos

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