Cada seis o tres años nos dan ganas de creer en alguien, en algo. Entre la desesperanza y la oportunidad del poder, del cambio. La primera es realista y da pie, al menos, a la felicidad particular que el consumo y la idiotez permiten. La oportunidad, en cambio, desafía nuestro valor, estimula la imaginación, apela a la duda razonable: a fin de cuentas nuestro sistema político proviene de las gestas que nos dieron patria. Por lo demás, la lógica universal no admite absolutos, posibilidades hay. Así, las mejores mentes, los más fuertes espíritus, los individuos más empeñados, son los primeros en sentir el tacto del año electoral cada vez que regresa. Y es que la sangre de estos seres no pide frivolidad ni distancia sino verdad y riesgo, por realidad no entiende sino el resultado de una apuesta. Mas, ¿qué pasa si la fe no encuentra objeto al que prenderse? Será mejor inventarlo, pues peor que una vida con sentido equivocado es una vida sin sentido. Esto pienso cuando Taibo II nos induce a creer que el Peje seguiría el modelo de Lázaro Cárdenas. La memoria:

La lección política, a cien años de lo que pasó, es, evidentemente, todo el que concilie se lo lleva la chingada.

Palabras suyas en la Feria de Texcoco, a propósito de Madero, con quien, por cierto, se identifica AMLO (y no con Lázaro). Hay más:

Y esta es una lección política no menor. Es una lección que tenemos que aprender. Si llegamos a transformar las condiciones políticas en México, con los sapos, los perros y los gángsters, se van a comer el país de nuevo en… ya no nos van a dar los once meses de Madero. En seis se lo van a volver a comer. La conciliación y el debilitar la fuerza política del pueblo y el no desarrollar el proyecto de transformación social que es el que crea la posibilidad de la respuesta, te desarma.

Con eso último se refería a restituir las tierras a los campesinos, Madero restituyó la represión militar al mando de quienes posteriormente lo asesinaron. Claro, no sugiero que esto le vaya a suceder a Andrés Manuel, quien se confunde menos con la revolución que con los peces. Llama la atención que en Texcoco PIT II se debatiera con su compis Pedro Salmerón y la buena Beatriz Gutiérrez Muller (que sería nuestra primera dama con Doctorado), quienes no condenan el error de Madero dada su espiritualidad democrática legalista o algo así. Tons qué. ¿se le olvidaron sus lecciones o es que la oportunidad arrastra al PIT como a tantos?

Porque la cuestión es que el Peje no empieza a conciliar reclutando a ex líderes de sindicatos charros o agentes de Monsanto o expriistas menos nacionalistas que él, eso lo hacía desde que cambió al PRI por el PRD y mientras gobernó ese partido aliándose a Zedillo. El Peje comienza a conciliar cuando le tumban el triunfo en 2006. Andrés, que no llamó a la gente sino a acampar en Reforma, decidió no atenerse más al voto del pueblo como el decisorio, sino al de su clase enemiga: la burguesía con todos sus secuaces. Bajarle al discurso, dejar el activismo y el reciclaje de escombro político lo distinguen desde entonces.

Mucho se habla del mayor arrastre del Peje en 2018 frente al 2012. Quizá, la brillante estupidez de Peña ocupaba más planas que la estúpida estupidez de Meade y el repugnante Anaya; e indudablemente el primaveral 132 causaba más simpatía que el «perderé». En 2006, definitivamente, el jalón tabasqueño fue de mayor amplitud e intensidad. Se sentía en las calles un nuevo optimismo, en los medios sus enemigos violentaban contra toda norma anti bullying. Fresquito el intento del desafuero qué sólo elevó a Amlove como el rebelde que se chingó a los mesmos de sempre. Su clic popular de entonces recuerda más al de Cárdenas Jr. en 1988 que al propio en 2018, guardando proporción pues en 1988 la propia raza le pedía a Cuauhtemochas ordenarles tomar las armas (véase documental Democracia para imbéciles). La conciliación del Peje empezó desde que recargó su estrategia en 1) la clase media que en tanto clase media quiere ser entera, por lo cual, su confianza progresa en la medida que 2) progresa la alianza del Peje con la burguesía, y la clave de esto consiste en “no ser un peligro para México”. O sea para su México. O sea para ellos. Habrá amor, no cacería de brujas. Js.

En suma, confía al Sistema y no al Pueblo la coronación de su Victoria, a su capacidad de venderse y no a su capacidad de ganar. Qué p*****ría.

El “sistema” intentó desaforarlo en 2005, falló, lo hinchó. El sistema le robó la presidencia en 2006 y 2012, triunfó, lo amansó.

Pero si en algo es persistente el Peje es en el tema del Yo, y el de su Proyecto, lo cual ya es bastante porque los demás ni proyecto tienen, ahí van saliendo conforme a las directrices de Washington. Ya hablaremos del Pejeproyect en otra ocasión. Hoy nos contentamos con advertir: si sus intenciones de realizar el proyecto son reales, y aún así cada vez más grandes empresarios le dan palomazo, es que ya no es peligroso como lo era antes de que las reformas entregaran riqueza y educación a la extranjería, y la gobernabilidad al Ejército. Yo lo entendería y dijera: “Es que cuando no cuentas con tus amiguis cuentas contigo” (recordemos que no contaron votoxvoto), pero recordemos que él eligió su estrategia. Con lo cual se cae la interpretación mesiánica del Peje, ya que los profetas proponían una justicia por encima de la ley y se pasaban al sistema por los tanates.

Nótese que si es necesaria una Marichuy en 2018 es porque los principales corredores tienen tan cerca la victoria como lejana a la humanidad. Un escenario que debería de avergonzarnos tanto como los 3 libros de Peña. Escribe Aída Hernández Castillo en La Jornada: «Los 117 cuerpos encontrados por Las Buscadoras, madres de desaparecidos que con picos y palas buscan a sus tesoros, no parecen propiciar ya marchas ni protestas. Nos hemos acostumbrado a esta política de muerte». (link). O sea que cuando discutimos sobre las posibilidades de este caballo o aquel otro y nos prendemos cual ludópatas en Face y cara a cara, no hacemos sino replicar una pintura donde puercos luchan por tragar puerco calcinado. Zoo politikón plegado a la razón instrumental, nuestra práctica justifica la desaparición de la desaparición, el despojo, y cosas tan mecas como el que la dirigencia de CNI se haya accidentado por una falla en vehículo cuya venta es ilegal en casi todo el mundo. Puercos babeando los soldados de Meade y la Pavlovich, puercos sado masoquistas los admiradores de Anaya, puerco quien olvida que es lo que se va a tragar con tal de que el Peje gane “porque es la única opción”. Y esta especie de caníbales que somos se indigna porque el mundo se va a acabar y toda injusticia denunciada en pictoline.

Insistamos, ¿será verdadera la confianza del Peje en el sistema, o sólo apariencia de su congruente pacifismo? Yo contesto: si no es confianza es cobardía, pues pacifista también fue Madero y supo que la vía era la revolución y lo asumió junto al peso de convocar. Pacifista fue Gandhi y Martin Luther King y ambos llamaron a sendas rebeliones por medio de la resistencia civil pacífica, compara eso con ocupar Reforma y autodenominarse Presidente Legítimo. Dirán que son otros tiempos. Sí, son los tiempos en que no es verosímil el que una transformación política prescinda de enfrentarse a fuertes intereses económicos. Esa ahí donde reside la carencia de fuerza de Andrés Manuel, en su pensamiento. Él no piensa que para lograr lo que quiera sea necesario transformar el sistema económico, por tanto tampoco el marco legal, por tanto todo pecado es la corrupción, tanto mejor para la plutocracia que quisiera mocharse menos con la burocracia. ¿Cómo iba, pues, a entregar la fuerza de su victoria al pueblo, quien de inmediato reviraría con demandas radicales, como ya le hicieron a Madero hará cien años?

Un generoso militante de Morena nos diría que la apuesta es soberanía y desarrollo, lo cual, sabemos, por más que se negocie llevaría al enfrentamiento con Estados Unidos. En este punto es importantísimo Lázaro y su “estilo”, según lo llamó la Brigada, Lázaro y sus muchos huevos. Va. Sí. Así debería ser. Fucking agree, también lloro cada vez que repienso la expropiación. Pero qué, ¿qué razón hay para creer que el López Obraría a semejanza más acá de nuestras ganas y necesidad de creer? Sean serios muchachos.

Por último, ¿es mejor el capitalismo menos-mala-onda del peje, con cierta moralidad republicana y nacionalista, que el fascismo wannabe del PAN? Mil veces, jamás ha estado en cuestión que Andrés Manuel sea #elmenospeor.

Lázaro fue la cúspide de la Revolución Mexicana hecha gobierno. AMLO sería la cúspide… ¿de qué? El renacimiento, ¿de qué?

Nos guste o no tenemos que nacer lo nuevo, crear.

Tentados a poner su razón en función de la fe son los más fuertes espíritus, fe que quisiera ver su razón sumando voluntades. Pero en ocasiones lo mejor es morir. En ocasiones es mejor ayudar a la muerte con tal de que la regeneración suceda en toda su nueva y potente proposición.

Nota: Si la magnánima tolerancia del editor y su auditorio lo permiten, ya giraré otra notilla anotando algunas de las muchas virtudes de este curso que hoy acaba examinando el 68. Véanlo porfa. La Brigada Para Leer en Libertad amenaza con aventarse otro antes de que las erec, elecciones concluyan.

Por Paco Alonso

Sobre el autor

Vende libros, les manda saludos, viva Villa Juárez.

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