Algunas semanas ha descubrí este nuevo mural en el downtown de Hermosillo. ¿Otroooo? Sí, otro. Esa mañana llamó mi atención su color y sus formas. Me gustó. Por desgracia, terminó siendo más llamativo su desconocimiento gramatical, si se me permite la expresión y si no también.

Que cantidad de tecleadores suelten “hechar” en lugar de “echar” es incorrecto, molesto y hasta cómico. Pero encontrar tal gracia en un mural como el de la foto (permitido, revisado, oficial) resulta casi un insulto. Y no hablemos de la ausente tilde, que sería mucho pedir. (Véase nuevamente la foto).

Asistimos, pues, al recurrente fenómeno de la ortografía estorbo. Ese que Carlos Mal, citándose a sí mismo, explicó en los términos siguientes:

“—Doctor Mal, ¿por qué es indispensable la ortografía?

“—En sentido estricto la ortografía no es indispensable. Así como no son indispensables la higiene, las leyes y la cortesía. Los que defendemos la ortografía creemos que esta es una responsabilidad individual, no una obligación, y pensamos que quienes pueden usar la ortografía y no lo hacen son groseros o perezosos.

Pero (y este es un pero enorme) cuando quien escribe es un estudiante universitario, un profesionista, un profesional de la comunicación, un periodista, un maestro, un doctor, etcétera, ahí sí hay un problema. Se trata de gente con educación que decide que la ortografía es un estorbo.

Un mensaje con mala ortografía producido por gente que no tiene excusa para no saber las reglas básicas me parece una falta de respeto hacia quien va dirigido, especialmente cuando el texto es formal y profesional (como en anuncios, libros, periódicos, comerciales, propaganda, etcétera).*

Aquella bella mañana que conocí el mural me abstuve de elaborar la nota por razones para mí mismo desconocidas. Pero quiso el destino que esta mañana mis pies regresaran a esa banqueta para confirmar lo temido: «Son capaces de dejarlo así». Y a escasas horas de convertirnos en la ciudad más cultural del país el hecho me resulta chocante. Qué pensarán de nosotros los visitantes, cómo tapar el sol con un dedo, a quién vamos a culpar de nuestros males….

Preguntas que no tienen respuesta… Salvo las suyas, como siempre, mi estimada lector.

Texto y fotografía por Benjamín Alonso

*Véase ‘Alamos’: donde empieza la cultura y acaba la ortografía

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Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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4 comentarios

  1. El artículo es bueno pero detecto detalles de redacción al inicio y al final. ¿Acaso es ironía para darle sabor al texto? Sería bueno una segunda leída, mi «estimada» autor. Aunque mi verdadero shock es cómo llegó Hermosillo a convertirse en la ciudad más cultural del país. Pobres museos, bibliotecas y sitios arqueológicos y culturales de CDMX y zona centro del país…

    1. Karla, se refiere a que en unas horas (el día jueves) comienzan las fiestas del Pitic en Hermosillo, aún así me parece bastante sarcástico el comentario (cualquiera que asistió años anteriores me dará la razón).
      La nota me pareció buena, pero al igual que la falta de ortografía, me sangran los ojos cuando se utilizan anglicismos como «downtown»

  2. No sé… de un tiempo para acá, por necesidad personal, empiezo a ver , como acciones de resistencia, muchas cosas que antes me molestaban , depende del contexto en dónde se ejerzan, y por quién. Desconozco quién hizo el mural , por lo que se menciona en el artículo parece un proyecto apoyado por el gobierno lo cual le borra la posibilidad de resistencia al menos política. En fin, lo que quiero expresar es que en sí misma la ortografía como ley ya no me preocupa, y lo expreso porque me doy cuenta de que esto obedece a un cambio mas profundo en mí de dejar de dar por hecho mis consideraciones acerca de lo que es correcto y lo que no. Solo por compartir. LA FOTO ME ENCANTA

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