Nuestra querida Lucía Torrero fue tocada por un super héroe de carne con hueso

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Apreciable lector, no estás para saberlo pero me encuentro con muchas horas de frustración desperdiciadas y no sé qué hacer con ellas. Traigo tanta palabrería rondándome que las escribo, borro, reescribo, borro y no sé ni por dónde comenzar. Es como cuando encuentras la extensión de foquitos navideños hecha bola y piensas «Maldición, sé que esto al final quedará lindo pero no sé cómo carajos comenzar», y jalas de un lado y sólo complicas todo. ¿Entendiste? Bueno, ahora trataré de explicarte qué es lo que me pasa; resulta que conocí a un Iron Man que me ha volado la cabeza.

 

No, no estoy loca (o por lo menos esta vez esto no es producto de mi imaginario). Conocí a alguien que sobrepasa la locura y mi entendimiento. De verdad, hay un mexicano loco desafiando las «leyes de la vida» de una manera extraordinaria. Se llama Rafa Jaime, a los 18 años de edad tuvo que decidir entre quedarse ciego por completo o morir a causa del cáncer; escogió lo primero, y aunque tiene un humor negro muy peculiar, su testimonio de vida provoca una sacudida de emociones. No es fácil escuchar cómo narra las últimas cosas que vio antes de cerrar los ojos y no volver a ver; y justo aquí lector, es donde yo me pierdo en la escritura, porque esto es duro y me obliga a pensar en qué pasaría si un día despertara sin vista, si sería capaz de recordar lo último que vieron mis ojos antes de cerrarlos y eso es abrumador.

 

Rafa Jaime es lo que acá en el norte conocemos como «entrón» y «trucha», después de todas las estupideces que cometemos cuando somos adolescentes y en medio de decisiones que nadie quiere tomar cuando se tiene 18 años, decidió perder la vista para seguir viviendo. ¿Quién a sus 18 no se sentiría del carajo con esto? No quisiera hablar de lo obvio, de las decisiones difíciles a las que se enfrenta uno a lo largo de la vida, ni pretendo que este texto se vuelva de superación personal, porque la sola presencia de Rafa ya es una cachetada con guante blanco para cualquier ser de este planeta, tampoco quiero hablar de nuestras excusas o de que «el que quiere puede»; cuando tienes de frente a un triatleta que ya hizo una de las pruebas más duras de resistencia física que existen, el Iron Man, y que además se convirtió en el primer ciego de Latinoamérica en lograrlo; las ganas y el querer resultan obvias. Pero ¿por qué él puede hacer lo imposible y yo no puedo ni bajarle a la Coca Cola? Fácil, la vida me ha tratado tan bien que todo resulta un esfuerzo extraordinario el cual no estoy dispuesta a soportar (cualquier parecido con tu realidad es mera lucha interna entre tú y tus demonios).

 

Pero más allá de una ceguera o tener la capacidad de resistir pruebas físicas impresionantes, lo que hace que este Iron Man te vuele la cabeza es reconocer la capacidad que tiene el ser humano de adaptar su mente y cuerpo a las circunstancias. Cuenta que cuando retomó sus estudios, ya con su ceguera, él no entendía por qué nadie le hablaba, así que después de varias semanas de escasa interacción social, aprovechó que el maestro salió del aula, cogió su escritorio y lo llevó al centro del salón y les dijo: «¿Ya vieron el nuevo auto de Andrea Bocelli? Él tampoco». Y entre risas, silencios y gente sin saber qué hacer, supo sacar ese tema que sabemos que está en el aire pero nadie se atreve a nombrarlo (una manera de decir, sí, estoy ciego, supérenlo y vamos a lo que sigue).

 

Rafa provoca silencios entre la gente, sabe que somos ignorantes y que nos ponemos medio «brutos» frente a alguien con «discapacidad» (las comillas son intencionales, más abajo doy la definición de discapacidad que da Rafa). Pero entre más rápido se hable de eso «que lo caracteriza» podremos continuar y avanzar. Y si lo aplico en mi vida, mientras más rápido acepte mi condición, me burle de ella, la abrace y la reconozca más pronto podré lograr lo que hasta hoy no he podido (agregue su meta aquí).

 

La discapacidad, como la define Rafa Jaime, es el miedo y falta de atrevimiento a la vida, pero detrás de los miedos existen las grandes posibilidades, sólo tenemos que seguir avanzando y no parar, porque la vida se trata de tropezar, de reinventarse, de disfrutar cada cosa que nos rodea, de enfrentarnos y adaptarnos a las circunstancias. Nosotros los «no discapacitados» suponemos y obviamos muchas cosas y personas como Rafa nos obligan a darle un repaso a la vida, a que recordemos esos instantes de nuestra historia  donde nos hemos sentido vulnerables y con miedo y cómo a pesar del miedo hemos salido airosos o no… la vida sigue pues, y la humanidad no se detendrá ni por ti ni por mí ni por Rafa y sólo nosotros sabemos cómo estamos dispuestos a vivir la vida.

 

Rafa considera una ironía sentir que hoy ve más que antes, «…Veo quién soy, ahora veo la gran familia de la que me he rodeado, veo el mundo de una manera diferente, lo puedo conocer a través de zancadas y brazadas…»

 

Texto y fotografía por Lucía Torrero

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Rafa Jaime Jaramillo
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Auditorio lleno
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Rafa en el Ultra520k de Texas 2015

Sobre el autor

Lucía Torrero nació en Hermosillo el año de 1984. Es egresada de la Licenciatura en Letras Hispánicas por la Unison y escribe en Crónica Sonora, a veces sobre las mujeres para que la lean los machos.

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