Benjamín Alonso RascónHermosillo, Sonora.-
Ayer domingo, «día histórico para la democracia mexicana», afirman jubilosos unos, «todo lo contrario, el ensayo de una elección de Estado para 2024», sostienen preocupados otros, mi suegra se levantó más temprano que de costumbre pues una vecina pasaría por ella a las meras ocho para llevarla a votar, ya que en el trabajo de la vecina -gobierno estatal- pidieron cuota de votantes y prometieron vales para el desayuno. ¿Ya no se usan las tortas o qué?, pregunté, y me dijeron que no. ¿Eso es acarreo?, volví a preguntar, y me volvieron a responder que no.
Al mediodía, ya en casa, supe que la suegra se rehusó a comer gallina pinta porque ya había desayunado gallina pinta. ¿Cambiaron los vales por gallina pinta? «No, lo que pasa es que no hubo vales porque la vecina no llevó su credencial de electora», respondió amarga. De todos modos ella cumplió votando por «mi compadre», como le dice a ya saben quién su ex-marido, también beneficiario de la pensión para las ancianas y los ancianos de este democrático país.
Por ahí de las 2pm encontré a una amiga en un expendio de ya saben qué y me dijo que andaba de «mapache», porque en su trabajo -gobierno federal- la conminaron a ponerse la camiseta una vez más… y una vez más tuvo que apechugar porque si la corren cómo paga la renta y la sala que sacó en ya saben dónde.
Por la tarde, me enfrentaba yo a tres kilos de cabrilla frita en casa de unos amigos cuando un aguerrido lector me llamó para felicitarme por la presentación del primero impreso de Crónica Sonora. Fuiste a votar, pregunté, y me dijo que no por razones que es mejor omitir dada su verborrea. A los anfitriones no les pregunté pues pasamos todo el día libando y engulliendo, pero una curvilínea morena que ahí estuvo todo el santo día aclaró que ella no fue a votar «por falta de tiempo».
Así ocurrió mi domingo de ayer, entre peces y pescados.
Texto de Benjamín Alonso y fotografía del anfitrión, quien, para no variar, pide el anonimato por razones de seguridad laboral
Escribir eso y no escribir nada es lo mismo.
Muchas felicidades.
Supongo que si le llegaran donaciones económicas del tamaño de una pensión para la tercera edad, escribiría usted mejor, más y verdadera crónica o como quiera que se le quiera catalogar a este bodrio que escribió usted esta vez, banalizando su alcoholismo y su morbo acerca de un mecanismo de participación ciudadana que antes del 2018 era totalmente impensable.
Si atendemos su última linea, así como lo que comentó acá, diríamos que «ya salió el peine»:
http://www.cronicasonora.com/la-republica-de-las-cosas/
Me explico, por si alguien anda escaso de tiempo o de neuronas (quizá una cruda, quizá un fanatismo): le fascinan nuestros artículos siempre que sean críticos del prianismo, pero le causan roña si osan cuestionar al pejismo…
¡Saludos!