En pleno sábado familiar, vuelve la pluma afilada del Erich Moncada a esta su casa editorial.

Pónganse al tiro, malandrines

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El alcalde de Hermosillo está enojado e indignado. Y manifiesta sus sentimientos con un manotazo a su impecable escritorio de caoba en Palacio Municipal. Ha llegado la hora de tomar el toro por los cuernos. De enseñar el revólver. Después de un año al frente del gobierno capitalino la paciencia de Manuel Ignacio “Maloro” Acosta ha llegado a su límite y hay que advertir a los ciudadanos de que el juego se acabó. El presidente se levanta de su silla, se ajusta el pantalón como si fuera un vaquero del viejo oeste y se enfila desafiante hacia la cámara, mientras proclama:

 

¿Saben qué? Esto se acabó. Basta de la impunidad. Estoy harto de que los presos seamos los ciudadanos y los liberados los delincuentes… si la ley es una y la realidad es otra, la realidad manda [ahora da dos manotazos al respaldo de una silla]. Me la juego con ustedes… Hoy ya existe la página Infraganti. La página que te dice dónde se han atrapado y en qué colonia viven… si nosotros los atrapamos y la ley los suelta y los ves en tu colonia… ¡denúncialos!

 

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Como si fuera un episodio muy aburrido de la Ley y Orden: HMO, el presidente municipal anunció Infraganti.mx, su más reciente iniciativa para atacar la inseguridad que aqueja a la ciudad. Se trata de una página web que contiene las “fotografías, nombres, delitos y colonia donde viven… 8000 delincuentes detenidos en el programa ‘Escudo Hermosillo’ donde participa la Policía Municipal, la Policía Estatal y la Policía Estatal Investigadora”. La plataforma busca que los ciudadanos identifiquen y denuncien a las personas que les provocaron algún daño.

 

A primera vista la idea es simple: si hay criminales haciendo de las suyas en toda la ciudad no es culpa del Ayuntamiento; es culpa de los tribunales de justicia que los dejan sueltos. Lo que es cierto hasta cierta medida, ya que sólo cinco por ciento de delitos que se denuncian terminan en una sentencia condenatoria. Podemos debatir sobre este fenómeno, pero una vez que alguien ha sido liberado es legalmente inocente, nos guste o no. Pero al alcalde, que irónicamente es Licenciado en Derecho, le resulta secundario pisotear el principio de presunción de inocencia y en aras de mantener su popularidad está dispuesto a ponerles un sello de malandro en la frente a todos los detenidos.

 

Las implicaciones de Infraganti son mucho más delicadas que los supuestos beneficios que pretenda lograr. La iniciativa estigmatiza y  juzga dos veces a los detenidos, sin importar el delito que hayan cometido, si fueron hallados o no culpables, si cumplieron o no su castigo, o si la policía los detuvo legal o ilegalmente. En el listado de arrestados sólo es posible conocer el delito por el que fueron consignados y la colonia donde sucedió el hecho, así como el domicilio de los acusados. No sabemos cómo sucedió el delito y eso es delicado.

 

Por ejemplo, la abrumadora mayoría de los exhibidos en el listado están acusados por “alteración del orden público”, que puede significar muchas cosas: desde caminar borracho hasta pelearse a gritos con alguien en la calle. Es irresponsable exhibir los delitos como si todos fueran igual de graves para la población, cuando no lo son.

 

Infraganti, más que una iniciativa integral para combatir la impunidad, es el equivalente a un manotazo bravucón y desesperado del alcalde para dar la impresión de que está chambeando. Nada dice sobre su policía que diariamente extorsiona y hace revisiones “de rutina” a cientos de transeúntes y automovilistas. No es casual que la Policía Municipal haya encabezado el año pasado el primer lugar en quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por delitos de abuso de autoridad y detenciones arbitrarias. Que no nos extrañe que ésta, como muchas otras medidas demagógicas parecidas, haga poco por reducir los índices delictivos. Pero bien dice Maloro: si la ley es una y la realidad es otra, su realidad manda… a manotazos.

 

Por Erich Moncada

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Link al video: https://www.youtube.com/watch?v=LNWZl26iMlM

Sobre el autor

Erich Moncada (Ciudad de México, 1980) es profesor universitario, periodista y doglover.

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