Hermosillo, Sonora.- No ha mucho, tonteaba en Facebook y me aparece la siguiente imagen:

Exacto, se trata de la próxima senadora por Sonora, Sylvana Beltrones Sánchez, licenciada en Derecho por la Ibero e hija de ya saben quién. La gráfica capta su encuentro con gente del campo sud-sonorense y a mí me encantó por la trilladora como fondo y ella como primer plano. Hasta la guardé en Mis imágenes.

El domingo, regaba yo mis plantitas cuando suena el teléfono:

-Te invitamos al encuentro con la candidata Beltrones mañana a las doce en la Sociedad Sonorense de Historia.

-¡Órale, sí voy!

Llegué media hora antes por si se ponía full pero nada de eso, acaso cinco almas rondábamos el lugar. Llené mi tiempo cogiendo libros por aquí y por allá: que la memoria de tal simposio, que vida y obra de fulanito. Hice notas para una investigación que estoy iniciando sobre el mezcal y me puse feliz. Sin embargo, los nervios crecían cuando pensaba en la posibilidad de otro evento como el del también candidato Antonio Astiazarán en la misma Sociedad, que fue un fracaso en términos de convocatoria. Vea usted:

Olvidaba anotar que lo de Sylvana y lo de Astiazarán forman parte de una serie de encuentros abiertos que la SSH organizó con los candidatos sonorenses al Senado, en el ánimo de conocer y discutir sus propuestas en materia de cultura. Mientras tanto, acá rozaban las doce, el presídium ya estaba listo y también listo el café (muy chirris, por cierto), pero la gente seguía sin llegar. No digamos la candidata, que desde un principio se me advirtió arribaría tarde, “como todo buen político”.

Pasadas las doce comenzaron a llegar. Primero los miembros de la Choche y también del Revolucionario Institucional. Después el equipo de producción audiovisual de la candidata, su maestro de ceremonias (heredero de El Rorro, qepd), sus asistentes, sus representantes y la porra. Estábamos completos y en espera de la heredera -esa sí- universal.

Finalmente llegó. El reloj marcaba las doce con treinta. Repartió abrazos, sonrisas y besos a propios y a extraños. Lucía un outfit casual, desenfadado, que resaltaba la fuerza de su espíritu y la belleza natural de su figura y rostro, más allá de encajosas sospechas sobre su nariz estilo rey del pop.

Luego de este abrazo bonito con doña Linda Astorga, Sylvana pasó junto al reportero y se regalaron un diplomático «hola», quizá porque el periodista prefería conservarla como inalcanzable, quizá porque a la candidata le pareció muy feo 🙁 Total que entre saludos, palmadas y bienvenidas, aquello era un relajo. Sufrimos un poco cuando pasamos al terreno de la formalidad, ese en el que hay que guardar la compostura.

La presidenta de la SSH, Amparo Reyes, dio la bienvenida, pasó el micrófono a René Córdova y este a su vez lo ofreció a los presentes. Hicieron uso del mismo Rómulo Félix, Joaquín Robles Linares, Franco Becerra, Salvador Corral y Linda Astorga. En conjunto, el suyo fue un emotivo mensaje pro-valoración de la Sociedad y muy especialmente de su sede, la mítica Casa Uruchurtu, como si en sus cabezas habitara el rumor venenoso que en estos días corre por ahí: «el gobierno estatal quiere rescindir el contrato de comodato de la Casa para con la Sociedad».

Perdón, nuevamente un lapsus. Olvidaba decir que, para mi sorpresa, Sylvana venía acompañada del próximo alcalde de esta desnaranjada ciudad, don Ernesto de Lucas y Hopkins, más conocido como El Pato. Digo sorpresa porque no estaba anunciada su presencia, ni en la invitación escrita ni en los comentarios previos al evento. Supongo por prohibición del Instituto Nacional Electoral. En la imagen que sigue podemos apreciar las tamañas sonrisonas de los candidatos, provocadas por los recuerdos familiares en boca de los Rómulos y compañía: «Tu papá (Manlio Beltrones) puso este techo», «Tu tío (Armando Hopkins) fue presidente de esta Sociedad».

Vino el turno de los políticos. Sylvana dijo que muchas gracias por sus palabras, que qué importante era la SSH y que iba por la profesionalización de los cultureros. Lo mismo dijo De Lucas, excepto lo de la profesionalización. Y aquello hubiera quedado en eso -las palmadas, los abrazos; el mensaje a favor de la SSH y la consabida promesa de los políticos- pero ocúrresele al Pato responder una pregunta que ya nadie recordaba -empezando por el reportero-, una que realizó el joven historiador Juan Carlos Lorta aquella vez que el público tuvo la palabra.

Lorta:

-Me gustaría saber a qué figuras históricas admiran

Pato:

-Yo creo que hay un personaje en la historia Hermosillo que seguimos sin darle el lugar que requiere. Me refiero a don José María González de Hermosillo, uno de los auténticos luchadores de la época independentista en la república, el origen del nombre de la capital. Alguien que se atrevió a entrar 18 años después de consumada la independencia a todo el occidente de la república, pero sobre todo a asentar en esta región que todavía entonces seguía inhóspita en cuanto a tener un gobierno como tal establecido, y particularmente a desde aquí sentar las bases de lo que hoy, en pleno siglo XXI, debe de ser la capital de todo el noroeste de la república mexicana, Hermosillo. (Las negritas son mías).

Uno. Don Chema murió en 1818, faltando tres años para consumar la lucha independentista. A menos que en 1838 lo haya revivido la doctora McKellar (véase Glitch en Netflix) y no estemos enterados, ¿a qué horas iba a andar asentando sus reales por acá?

Dos. Es conocido hasta por el vulgo que este militar no pisó suelo del Pitic. Como señala el actual cronista de la ciudad, Ignacio Lagarda y Lagarda: «Hay una expresión popular entre los hermosillenses: ‘¿Y quién es ese cabrón, que ni siquiera estuvo aquí, para que le pusieran su nombre a nuestra ciudad?'». (Véase González Hermosillo. Vida de un insurgente, disponible en pdf).

Cuando el candidato -que supongo vino en calidad de ciudadano- concluyó su alocución, las palmas no se hicieron esperar. Seguramente más de cuatro lo hacían pensando en la pifia histórica (por tratarse de historia, no por otra cosa) del próximo alcalde de Hermosillo. Yo no me di cuenta, la verdad, estaba ocupado tomando fotos. Pero no faltó el enfadoso que viniera a alborotar la bitachera. Ahí tienes la nota, remató muy sazón, y se perdió entre los pasillos de la historia.

Texto y fotografía por Benjamín Alonso

 

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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14 comentarios

  1. Excelente crónica felicidades Benji y no estaba allí el actual cronista de la ciudad para increpar al Pato? Jeje

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