Perry, Georgia.-

A través de nuestros familiares conocemos el Hermosillo de antaño. En lo personal recuerdo a mi abuelo y a mi madre narrándome sobre mi ciudad natal cuando era una niña. Lo anterior lo retomo para explicar la importancia de nuestra relación con el espacio urbano. La clave está en recurrir a la memoria de nuestra infancia porque en ella se encuentra la parte simbólica del lugar. En mi caso, yo recuerdo cuando acompañaba a mi abuelo en la entrega y compra de productos en el abarrote de la familia llamado “La Pilareña”, ubicado en la colonia Olivares. En el trayecto siempre veía a la gente muy tempranito barrer afuera de sus casas, banquetas y porches. El dinamismo en aquel entonces lo permitía; hoy en día ya no es así, ya que la lógica del urbanismo neoliberal es construir ciudades encaminadas al consumismo atroz, rompiendo el tejido urbano que construyeron nuestros abuelos y padres en la segunda mitad del siglo XX.

A principios de año visité mi ciudad y recorrí junto con mi esposo, a pie, el trayecto que va desde el Centro de Gobierno hasta la colonia Olivares, lugar de nuestra infancia. El deseo fue mutuo, recordamos nuestras andanzas de jóvenes cuando todavía el caminar era parte de nuestra cultura, o más bien, los puntos de conexión de un lugar a otro no eran tan alejados, permitiéndonos admirar mejor nuestra ciudad. Pero después de mucho tiempo de estar ausente la desconocí, la miré sucia a pesar del dinamismo en las nuevas construcciones. Mientras caminábamos nos topamos con el restaurante Reforma 255. En el pasado lo visitaba, tiene excelente ambiente y cocina, pero para nuestra sorpresa encontramos a un lado de este un área abandonada con mucha basura, maleza y escombro, como un baldío. Lo absurdo es que ni el actual gobierno municipal, ni los ciudadanos ni los propietarios de este restaurante han hecho algo para limpiar ese lugar. Por supuesto, esto le da una mala imagen a la capital sonorense frente a la mirada de sus visitantes nacionales e internacionales.

En la actualidad las ciudades están enclavadas en dinámicas globales, las cuales han desplazado la acción colectiva vecinal de los barrios a fraccionamientos cerrados o los nuevos modelos de segregación urbana: las residencias. La idea de comunidad en espacios abiertos se terminó, al igual que la limpieza exterior, dejando de lado los intersticios, para este caso los baldíos. En el pasado, las personas se organizaban para limpiarlos manteniendo una buena imagen del paisaje de la ciudad, orgullo urbano que caracterizaba al hermosillense de antaño. 

Por otro lado, a la problemática urbana se le han sumado los altos niveles de criminalidad que ha padecido la ciudad en los últimos diez años, lo cual ha impactado para que la gente ya no barra afuera de sus hogares. Pero también comprendo la situación en las que se encuentra la ciudad: el gobierno municipal afirma que no cuenta con suficiente dinero, las familias están encerradas en fraccionamientos y residencias y la iniciativa privada ocupada en su individualismo neoliberal, es decir, sin responsabilidad social, ¿pero es justificación para no mantener limpia nuestra ciudad?

Debemos recordar que el 20 de octubre de 2018 a el Ayuntamiento de Hermosillo convocó a la ciudadanía para que acudiera a limpiar las playas de Bahía Kino Viejo y Nuevo. También en el mismo año se implementó el programa de reciclaje en las escuelas de nivel básico. Con el objetivo de crear conciencia entre las familias. Lo anterior es un claro ejemplo de lo que se debe hacer en la ciudad. Posiblemente no se tenga un impacto a corto plazo, sino a muy largo, pero para que esto continúe los programas sociales no deben cancelarse como suele ocurrir cada tres años por el cambio de gobierno municipal.  

En el 2019, la ciudad de Hermosillo culminó con un total de 997 mil 671 habitantes y se dice que en febrero estará superando el millón, aparte figura entre los doce ayuntamientos más poblados del país. Tal aumento demográfico traerá una mayor demanda de infraestructura y servicios públicos, como fue el caso del Bulevar Morelos, donde se concentraron varios negocios: un hospital, centros comerciales, restaurantes y departamentos; aumentándose el número de intersticios sucios. Ya que la destinación de recursos económicos se focaliza en potenciar ciertos sectores de la ciudad, como es el bulevar Colosio en este momento, dejándose de lado otros lugares, la solución a esta problemática es elevar las campañas de limpieza entre los hermosillenses.

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Sobre el autor

Administradora de empresas turísticas por la Universidad Estatal de Sonora (UES) antes Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora (CESUES). Promotora cultural por el Instituto Sonorense de Cultura, Maestra en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora, especialista en Gestión de Cuencas Hidrológicas también por El Colegio de Sonora, fotógrafa por la Casa de la Cultura en Hermosillo. Antropología de la UNAM la invitó a participar en el libro Enfoques antropológicos del turismo contemporáneo. Fue promotora cultural del grupo indígena Hamac Caziim por dos años. Participó en estancias académicas en El Colegio de México y en la Universidad de Guadalajara. Actualmente vive en Estados Unidos, es fotógrafa independiente, tiene trabajo publicado en la Revista Virtual de la ciudad de Chicago: https://www.classicchicagomagazine.com/piper-halpin-makes-green-sense/ En este momento está trabajando en su primer libro de cuentos a través del Taller Internacional de Escritura Narrativa de Perú: https://tallerdeescrituranarrativa.blogspot.com Si desean conocer más su trabajo pueden visitar su blog: https://soyaya00.tumblr.com/ y su página de fotografía: http://www.flickr.com/photos/100974168@N02/ Hermosillense autoexiliada en el Gabacho. Fotógrafa y maestra en ciencias sociales por El Colegio de Sonora.

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