El Colegio de Sonora / CRÓNICA SONORALos aniversarios dan pie a relecturas y a descubrimientos de los clásicos. Recuerdo que cuando empecé a escribir y a involucrarme en los círculos literarios del estado, por allá del año 2000, había un rechazo en mi generación hacia los escritores del estado. Los jóvenes queríamos ser cosmopolitas, viajar, describir otras ciudades, reflejar a donde habíamos ido o a donde queríamos ir. Nos daba pereza leer y escribir sobre la sierra, costa o frontera de Sonora.
Cuando adquirí la antología de cuento sonorense Cuéntame uno, compilado por Gerardo Cornejo (Tarachi, Sonora, 1937), al poco tiempo la vendí por presión de mis compañeros. Solo había leído un par de cuentos. Cuando me di cuenta del error, algunos años después, busqué por todos lados dicho libro hasta encontrarlo en un bazar.
Fue imposible no leer a Gerardo Cornejo después de
Con el tiempo mi generación fue publicando sus primeros textos en revistas o en forma de libro. Descubrimos a escritores como Luis Enrique García, Abigael Bohórquez, Armida de la Vara, Jesús Antonio Villa, Mosén Francisco de Ávila y nació nuestra fe hacia los escritores del estado. Una tradición literaria apareció ante nuestros ojos. Fue imposible no leer a Gerardo Cornejo después de dicho descubrimiento, quien desde su primera novela se convirtió en un clásico contemporáneo.
Desde aquellos primeros años del siglo tengo curiosidad por la historia de la literatura en Sonora. A medida que hurgo en archivos y libros descubro pequeñas joyas. Gerardo Cornejo ha sido de los pocos escritores interesados en historiar la literatura de la región a través de compilaciones y antologías. Se puede resaltar su labor como fundador de instituciones y organizaciones, o como un representante de la novela del norte, no solo por su entrañable La sierra y el viento (que, por cierto, es la novela sonorense más reeditada), sino por El solar de los silencios o Juan Justino Judicial; pero yo me quedo con su labor de difusión de la literatura del estado, en una etapa en donde a nivel nacional hubo gran interés por conocer las historias regionales.
Al estar al frente de El Colegio de Sonora a partir de la década de los ochentas, institución que fundó y en donde fue rector en dos administraciones, Cornejo impulsó el área de humanidades originando las primeras investigaciones académicas sobre cultura sonorense de la mano de Lian Karp y Miguel Manríquez. Su nombre aparece como coordinador de la primera antología de cuento sonorense Cuéntame uno (COLSON, 1985) e Inventario de voces. Visión retrospectiva de la literatura sonorense (UNISON, 1992), una antología aún mayor de la literatura del estado en donde se reúnen voces de todos los géneros literarios. Participó también coordinando el tomo V de la multicitada Historia General de Sonora, en donde se incluyó un apartado sobre literatura.
A diez años de su fallecimiento, es buen tiempo para conocer otras facetas aparte del novelista que fue. Es oportuno reunir sus ensayos y artículos para conocer de cerca sus reflexiones sobre la literatura. ¿Qué dijeron sus contemporáneos sobre él? ¿Qué dijo él de los demás? Hoy en día que tenemos acceso a podcast, páginas web y digitalización de libros, es buen momento para crear un proyecto digital basado en sus textos inéditos, fotografías y su biblioteca personal. Aún tenemos mucho Cornejo por descubrir. Su memoria sigue viva.
Por Josué Barrera
Estudiante del doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora
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