Abrimos año con un sabroso entremés 😉

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Vi un video de un señor llamado Rafael Barajas, el Fisgón, que ahora es miembro de la escuela de formación ideológica de Morena, donde hablaba de los derrotados en las pasadas elecciones. Mencionó a los grandes empresarios, como si el nuevo gobierno no los hubiera tratado con terciopelo, como si no hubiera negociado con ellos para darles tranquilidad sobre sus inversiones y tratos preferenciales con la cancelación del NAICM. Me pregunté en qué había cambiado la vida de esos grandes empresarios, si tendrán menos riqueza, si caerían en la pobreza o algún otro traspié en sus opulentas vidas. 

Dijo que habían sido derrotados los funcionarios corruptos del pasado régimen. Aquí, mientras lo veía disertar, recordé el perdón otorgado a los corruptos, que el gobierno llama de un modo elegante el “punto final”. Pensé que el presidente se tomó la atribución (que no le corresponde) de perdonar a los que saquearon al país. Los 200 millones de pesos diarios que se robaban en Pemex representan, en 30 años, más de dos billones de pesos (más de dos millones de millones) ¡Sólo en Pemex! No veo cómo hayan sido derrotados. En todo caso, si se ha perdonado a los saqueadores de la nación, ¿por qué no se perdona a todos los rateros y raterillos que están en las cárceles? Así, no tendríamos una nación más civilizada, pero al menos sí más igualitaria.

Después Barajas dijo algo muy bueno, muy necesario en estos momentos de crispación: Llamó a las huestes morenistas a elevar el nivel del debate. Le puse pausa otra vez al video y me fui a los comentarios del respetable público a ver si le estaban haciendo caso. Me encontré los insultos de siempre, la descalificación acostumbrada y sin lustre y las medias verdades que ahora practican sin el menor rubor (como la reducción del IVA y del precio de la gasolina y el aumento del salario) y las justificaciones que no se detienen en minucias históricas. Si los meros jefes insultan a sus críticos, si dicen medias verdades, si emiten justificaciones ilógicas y a modo, ¿por qué los seguidores no lo iban a hacer si no saben hacer otra cosa que eso, ser seguidores?

Luego el Fisgón llegó al EZLN y se aventó una frase de esas que estremecen, por lo bien armadas. Dijo que hay gente que “no entiende lo que está pasando, o que ya pasó lo que estaban entendiendo”. Quizá con esto quiso decir que los indios, tan atrasados ellos, ni siquiera se han dado cuenta que ya no están en 1994, que ya salieron de la pobreza, que han recuperado sus territorios, que ahora el gobierno los atiende con un enfoque muy novedoso y no el indigenismo que el PRI aplicó por décadas… Aquí detuve el video por un buen rato porque me fui a leer otra vez el Programa Nacional de Pueblos Indígenas de la cuarta transformación (https://bit.ly/2BywLNC) y me volví a sorprender de no encontrar nada que lo distinguiera del indigenismo echeverrista.

Me sorprende que el ataque a Subcomandante Marcos tenga como “argumento” principal que es una creación de Carlos Salinas y que muchos de los que lo atacan son los mismos que antes, apenas hace 20 años, lo adoraban. Esto de la corta memoria no lo voy a criticar porque es una condición muy humana y ha sido ampliamente practicada por los mexicanos. Nada más espero que para el 2030 no sea el Presidente López Obrador el villano de la película.

Lo que sí criticaré es esa característica morenista de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio (perdón por la reminiscencia bíblica). ¿Qué acaso connotados salinistas no están y han estado en torno al Presidente López Obrador? No hay que ir muy lejos a buscar. Allí están Manuel Bartlett, estaba el finado Manuel Camacho, está Marcelo Ebrard, Esteban Moctezuma, Alfonso Romo y Napoleón Gómez Urrutia, cuyo padre fue un venal líder charro priista que le heredó a su hijo, como si fuera una monarquía, el sindicato minero. Aquí se mencionan solamente los muy visibles, porque si le rasca tantito, además de salinistas, encontrará priistas de viejo cuño derechistas muy derechistas y sinvergüenzas muy reconocidos como los del partido dizque verde, de cuyos nombres no quiero acordarme. 

Quité la pausa y Barajas se lanzó a criticar a los que no entienden que los tiempos han cambiado. Puso como ejemplo de gente que ha perdido el rumbo a los de izquierda que siguen pensando en la revolución proletaria. Para rebatirlos sacó un argumento que, la verdad, no me esperaba: dijo que las cosas ya no son como en el pasado porque ¡¡¡»muchas fábricas que antes estaban aquí se habían ido a China»!!! 

Ándale, me dije yo mismo. ¿O sea que se acabó la explotación del hombre por el hombre, la exacción de plusvalía, la propiedad privada que priva de propiedad a la inmensa mayoría, nada más porque algunas fábricas se fueron? 

Pinchi Marx, pinchi Engels, pensé yo, se hubieran ahorrado miles y miles de páginas escritas con razonamientos filosóficos, históricos, sociológicos, económicos, jurídicos y éticos con sólo haber propuesto que la ciencia humana se concentrara en el desarrollo de los viajes espaciales, y que éstos hubieran agarrado todas las fábricas y se las llevaran a la luna. Así, aquí en la tierra nos hubiéramos quedado viviendo felices, sin explotación.   

Por Alejandro Valenzuela

Ilustración de David López Portillo

Puede ver el video en https://youtu.be/D-muCllg4Fc

Sobre el autor

Soy Alejandro Valenzuela, director del Vícam Switch, un medio de comunicación que tiene como propósito contribuir al rescate y la difusión de la cultura y las costumbres de los habitantes de comunidades yaquis (yaquis y yoris).
Como datos biográficos, asistí a las escuelas primarias Benito Juárez, de Bácum, y Florencio Zaragoza, de Singapur; a la Secundaria Federal Lázaro Cárdenas y al CBTA 26, ambas de Vícam. En la Ciudad de México fui a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM y cursé Economía en la UAM-Xochimilco. En Tijuana cursé la Maestría en El Colegio de la Frontera Norte. Tuve una estancia doctoral en la Universidad de Connecticut, en los Estados Unidos, con financiamiento de la Beca Fulbright, y obtuve el doctorado en El Colegio de Sonora.
En la actualidad soy profesor-investigador en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Sonora.

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3 comentarios

  1. Muy interesante y sobre todo muy instructivos todos los comentarios sobre todo BN para aquellos que carecemos de ciertos pasajes ligados a la política

  2. Me parecen excelentes tus observaciones al video del Fisgón, todo tu artículomuy bueno, valiente, solo el final no le entendí muy bien lo de la luna…abrazo, Alejandro, hay que conservar el espíritu libre…

    1. Gracias por tu comentario, Enrique. Si el Fisgón dice que la necesidad de la revolución proletaria se acabó porque las fábricas se fueron a China, pues entonces mejor habría que enviarlas a la luna y así se acaba la explotación en la tierra… Estaba simplemente llevando el argumento de Barajas hasta el absurdo.

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