El álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band fue grabado entre el 6 de diciembre de 1966 y el 3 de abril del siguiente año en Abbey Road y Regent Sound Studio; llevó más de setecientas horas de grabación y costó alrededor de $75,000.00 libras esterlinas. Salió a la venta en Europa y Estados Unidos los primeros días de junio de 1967. Las ventas en el continente americano fueron millonarias, manteniéndose en las listas de popularidad por más de 100 semanas.

 

Si pude capturar su atención no deseo seguir con cifras que a estas alturas considero estériles. La verdad es que no tengo ninguna revelación qué ofrecer. He pasado la vida escuchando, analizando y disfrutando la música de Los Beatles.

 

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¿Cuál es la razón para hablar del Sargento Pimienta?  ¿Acaso la música compuesta para este álbum no debería hablar por sí misma? ¿Por qué esa manía de intentar lo imposible, de trasladar una expresión musical a un lenguaje verbal?

 

Quizá la respuesta está en los primeros álbumes de Los Beatles (de Please Please Me hasta Help!) donde los otros grupos de rock (Stones, Who, Kinks, quizá hasta el mismo Dylan) estaban pendientes y atentos en probar los límites a los que habían llegado Los Beatles. Nadie puede negar la calidad de “I Saw Her Standing There”, la afortunada secuencia armónica de “If I Fell”, la fuerza en el riff de “Day Tripper” o la tarea de hacer la música para su primera película en escasos diez días.

 

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A finales de 1965 Rubber Soul fue pensado y grabado para ser un álbum. En términos de composición  las letras abordaban el afecto y la pasión de manera casual, accidental (“Norwegian Wood”, “Drive My Car”), de aprensión (-“¿Le enseñaron a ella cuando era joven que el dolor la llevaría al placer?”-“ Girl”) y esencial (“In My Life”). La música cumplió su mejor papel, no de asalto, sino de seducción. Cuatro meses después, de abril a junio de 1966, las canciones y la utilización de un estudio de grabación llegó a un nuevo confín con el álbum Revolver, al cual muchos consideran el mejor álbum, en términos de calidad de composiciones, de Los Beatles.

 

Aquí más que nunca, la línea divisoria entre Lennon y McCartney se hacía evidente.

 

Mientras que Paul compuso una variedad envidiable de temas (“Eleanor Rigby”, “Here, There and Everywhere”, “For No One”, “Got To Get You Into My Life”), Lennon se enfocó a entonar sus sueños químicamente inducidos (“I’m Only Sleeping”, “She Said, She Said”, “Dr Robert” y la más brillante que él compuso para este álbum, “Tomorrow Never Knows”).

 

 

Rubber Soul y Revolver constituyeron y crearon el escenario para “Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever”, y por supuesto su digno sucesor, El Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta. En sólo dieciséis meses la música, la idea esencial y fundamental concebida como The Beatles, con una trilogía fundamental para comprender y entender la trascendencia del rock en nuestros días, irremediablemente empezó a fracturarse.

 

Los tiempos llevaban a una necesaria y obligada alternativa. Aunque no era realmente una elección, sino más bien una necesidad sin rostro, el único camino que después de todo era seguir hacia adelante.

 

Por Rubén Pineda

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Sobre el autor

Rubén Pineda Robles es Contador Público y productor de programas de radio desde 1977 para Radio Universidad de Sonora (107.5 FM), Energía Digital 90.7, Radio Sonora (94.7 FM), Radio Bemba (95.5FM) y Política y Rock and Roll Radio (106.7 FM).

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