El universo de los panteones siempre ha sido de mi agrado ya que en ellos descansa la memoria lapidaria de la humanidad.

A través de ellos podemos asomarnos a las costumbres e identidad cultural de un pueblo.

Personalmente me he propuesto abarcar todas las corrientes del humanismo y estoy haciendo fotografía.

Así llegué al Panteón Yáñez, de Hermosillo, patrimonio histórico de nuestro estado.

Este trabajo lo hice especialmente y con mucho gusto para los amigos de Crónica Sonora.

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El Panteón Yáñez es una gema hermosa en el corazón de la ciudad

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Fue fundado en los años veinte del siglo XX. Se trajeron tumbas del siglo XIX del centro viejo de la ciudad

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En ese siglo, el XIX, mucha gente murió de peste amarilla o de la llamada ‘fiebre española’

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En su gran mayoría las tumbas pertenecen a familias que profesan la religión católica, credo predominante en esta ciudad sobre todo en siglos pasados

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La noche en el cementerio también tiene su estética

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Los panteones de Sonora y del mundo han sido mi inspiración. El primer contacto que tuve con estos fue en la Ciudad de México en el panteón de Dolores y en el Francés. Después con las crónicas de Carmen Pellat me di cuenta de que el Panteón de Arizpe también tenía mucho que aportar a la historia de México.  Ella defendía las tumbas y monumentos históricos como si fuesen sus propios parientes, y es así como pudo poner en el mapa de la historiografía el pasado  profundamente histórico del Río Sonora.

 

El Panteón de San Fernando en Guaymas es otro baluarte del acontecer regional, fruto de la convivencia cosmopolita que tuvo en el siglo XIX como paradero de varios personajes que llegaron del viejo continente y de Asia. Su lugar está inscrito en la memoria de los que gustan de la Historia de a de veras.

 

Ni que decir del Panteón de Álamos con su rico pasado colonial producido por el auge de la minería durante el virreinato de la Nueva España y que además también fue capital de Sonora.

 

Pero el panteón que más admiran los medios de comunicación es sin lugar a dudas nuestro Panteón Yañez en la actual capital de Sonora. Nacido en 1920, pero con tumbas mucho más antiguas que se trajeron de los viejos panteones de la ciudad como el de la Calle Matamoros, el del Ranchito, el de Villa de Seris y otros, siendo un caso único en la historia de la transportación  de lápidas de manera de que llegaran casi intactas los restos del siglo XIX y los de la Revolución Mexicana.

 

Esto nos recuerda un poco lo que hizo William  Randolph  Hearst con los castillos medievales europeos al traérselos piedra por piedra al nuevo continente, sobre todo a California y Nueva York. Lo mismo pasó con el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México, que se armó como un rompecabezas que nos transportase al Mundo de las Cruzadas, o del Románico español.

 

Son, pues, los panteones el depositario ilustre de nuestras significaciones familiares y de nuestro contacto con un mundo que aún no podemos explicar.

 

Texto y fotografía por Cipriano Durazo

Sobre el autor

Cipriano Durazo Robles es Licenciado en Periodismo por la Universidad Kino y Presidente de la Sociedad Amigos del Museo de Historia de la Universidad de Sonora. Articulista de radio y medios digitales. Se desempeña como dictaminador sanitario de la publicidad en COESPRISSON (Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Sonora).

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9 comentarios

  1. Cipriano comparto esa fascinación por los panteones, hace tiempo hice una coreografía que titulé «Reflejos del inframundo» a partir de lo que me generó conocer un panteón en Real del Monte en el estado de Hidalgo (una visita obligada si andas por aquellos rumbos) de ese trabajo hay imágenes muy potentes del fotógrafo Guillermo Charbel . Saludos.

  2. Nací y vivo a escasas 2 cuadras del panteón Yañez, aprovechamos sus espacios para jugar fut y beis, fuimos testigos de cientos de sepelios y sabíamos de antemano si caeria un difunto pues veíamos al Nacho cochambres por muchos años encargado de archivar los cuerpos y soportar llantos de la familia, pleitos de amantes por la partida del galan, agarrar a quien quería tirarse al cajón y acompañar al cadáver en turno al más allá o al más acá. Lo que a mi me llamaba más la atención era el drama del llanto lo esperaba con ansias pues era el pulsometro de dijunto (como decía mi abuela). Sitio de cruce para ir de un extremo a otro sin necesidad de caminar ni rodearlo, fue sitio de juegos de cacerías de wuicos y porowuis, lugar para la venta de agua, tortas y coronas en la festividad de dua de muertos. Desafortunadamente a mi colonia (Balderrama) la alcanzó los altos niveles de drogadicción de la ciudad y este espacio sirve el día de hoy de refugio para todo este tipo de enfermos, homeless, incluso se han realizado ejecuciones adentro de este inmueble. Pues por la noche resguarda muchos testigos pero que no pueden declarar. Vivir cerca de un panteón es como tener boleto a un circo pero el boleto no cuesta y es para toda la vida.

    1. Edd yo tambien creo que el PANTEON YAÑEZ esta lleno de historias, fijate que cuando estaba haciendo estas fotos, estaban unos centroamericanos bañandose en la pileta de agua para regado de plantas y el encargado del lugar les dijo que se pusieran shorts porque iban a espantar a los visitantes. No sabes la cantidad de gente que hace su refugio del lugar.

  3. Felicidades por la crónica !! comparto la fascinación por los panteones, se aprende de historia en sus lápidas y las tumbas casi borradas por el tiempo dejan un sentimiento aumentado de soledad y curiosidad. He visitado también el panteón de Álamos, muy interesante, pero tengo una cita pendiente con el panteón de San Miguel de Horcasitas. La última vez que lo visitamos me picó una abeja en la frente. Una abeja que salió de un hueco en una tumba, de un panal de abejas históricas. Nos retiramos del lugar por seguridad ya que cuando pica una abeja se desgarra y el olor atrae al resto de las abejas. San Miguel de Horcasitas comparte su origen con Hermosillo ya que en 1749 fue trasladado allí el presidio procedente de El Pitic.

    1. Si tienes mucha razón San Miguél de Horcasitas es bastante histórico para los hermosillenses, porque durante el virreinato y debido a las dificultades de la región, militares iban y venían de San Miguel de Horcasitas a El Pitic, y viceversa, en una serie de traslados de poder, de archivística, y de mandos militares.

  4. Cipriano, hago mi tesis sobre instituciones funerarias. ¿Tendrías algún tipo de información acerca del porque el panteon Yañez no recibe más difuntos? te lo agradecería mucho.

  5. No estoy enterado del caso, es decir no tengo material de registros funerarios recientes como para responder a tu pregunta, lo que si no es difícil entender es que la ciudad está creciendo mucho y la sobrepoblación en los panteones ya es un hecho, supongo que solo los que tengan terreno apartado con anticipación tienen la oportunidad de ocupar un nuevo lugar. Mi texto se desenvolvió en torno a la historia del Panteón, y casualmente en últimas fechas he visto la proliferación de nichos en las iglesias, situación que no existía en el Hermosillo de ayer , yo considero que es por la falta de estos mismos espacios físicos en la ciudad en nuestros días.
    Habrá que esperar si también llega la moda de los panteones ecológicos, donde se entierra a la persona fallecida abajo de un árbol, como sucede en los países de avanzada..

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