Recientemente se llevó a cabo la entrega de los Premios Emmy, ceremonia donde se hace un reconocimiento a la excelencia en la industria de la televisión: esto es, producciones que van desde programas de ficción (como dramas y comedias), hasta documentales, talk shows, y más recientemente, contenido en plataformas de streaming. Estos premios son otorgados por la Academia de Televisión, y sirven como un reconocimiento de la calidad, creatividad y contribución a la evolución de la industria televisiva. Para decirlo de manera breve, los Emmy son los Óscar del mundo de la televisión y han cobrado una cierta relevancia a partir del boom de las plataformas y sus grandes producciones.

En la ceremonia de este año, las series que se llevaron la noche fueron Shōgun (2024), en la categoría de drama y El Oso (2022), en la categoría de comedia (esta última compitiendo con su segunda temporada), dos series que considero de lo más destacado en la actualidad televisiva. Por todo esto, y porque se pueden ver en la plataforma de Disney+, que recientemente adquirió el contenido de Star+, les damos a ambas series su merecida y necesaria reseña.

Shōgun (2024)

“¡Es como Game of thrones, pero sin dragones!”, dicen por ahí… Yo creo que es algo más.

Adaptación de la novela épica de James Clavell, Shōgun (1975) y segunda adaptación televisiva, siendo la primera en la década de los 80 y protagonizada por el legendario actor japonés, Toshiro Mifune. La serie destaca por su impresionante apartado visual y valores de producción, mostrando una atención meticulosa a los detalles históricos y culturales donde cada elemento estético aporta de gran manera al excelente trabajo de ambientación. La trama se sitúa en el Japón feudal del siglo XVII y sigue al navegante inglés John Blackthorne (Cosmo Jarvis), cuyo viaje lo sumerge en un complejo entramado de intrigas políticas y culturales.

La historia arranca con la llegada del barco de Blackthorne a un puerto japonés, tras un viaje plagado de enfrentamientos con españoles y portugueses, además de enfermedades y carencias. Aquí, el protagonista se enfrenta a la estructura de poder en Japón, donde el taiko ha muerto, dejando un heredero menor de edad y un consejo de regentes liderado por el astuto guerrero Lord Toranaga (Hiroyuki Sanada). Toranaga ve en Blackthorne una oportunidad estratégica para mantener su liderazgo en el consejo y, al mismo tiempo, desafiar la dominación portuguesa.

Shōgun se destaca por un complejo juego de poder y las relaciones interpersonales que se van tejiendo en medio de las tensiones políticas de la época. Toranaga, aunque es un líder carismático y estratega brillante, no está libre de sospechas sobre sus verdaderas intenciones. Su interacción con Blackthorne se da por medo de Mariko, traductora fiel a la causa de Toranaga y convertida al cristianismo, quien se convierte en un puente de comunicación importante entre el dirigente local y el navegante extranjero. Por otro lado, la dinámica entre Blackthorne y Mariko se desarrolla de manera profunda, explorando temas que se dan en el marco de las diferencias culturales como la lealtad y el sacrificio.

Esta profundidad en los personajes y sus arcos narrativos

La serie logra equilibrar, de manera positiva, la grandeza épica con momentos íntimos, que se pueden observar en escenas que navegan entre la acción intensa, momentos solemnes y diálogo llenos de significado. Mientras la narrativa principal se centra en el ascenso y las maniobras de Toranaga, el conjunto de personajes secundarios aporta sus propias ambiciones y luchas, enriqueciendo el universo de Shōgun. Esta profundidad en los personajes y sus arcos narrativos ofrece un retrato integral y profundo del Japón feudal.

En conjunto, Shōgun es una adaptación que respeta la obra de Clavell al mismo tiempo que la hace accesible y relevante para el público contemporáneo. Al equilibrar momentos de grandeza épica con instantes de intimidad emocional, ofrece una experiencia narrativa que trasciende el mero entretenimiento, invitando a la reflexión sobre las dinámicas de poder y las interacciones interculturales. Sin duda, se establece como una obra imprescindible y con un lugar bien ganado en el ámbito de las series históricas.

El Oso (2022)

La serie El Oso se ha consolidado como una de las producciones televisivas más aclamadas de los últimos años, gracias a su narrativa intensa, el retrato crudo del caos culinario y actuaciones profundamente humanas. La trama sigue a Carmen «Carmy» Berzatto, un joven chef que regresa a Chicago para dirigir el restaurante familiar tras la muerte de su hermano. A través de un drama emocional, la serie aborda el impacto del trauma, la complejidad de las relaciones familiares y las tensiones del mundo de la cocina, usando el arte culinario como un reflejo del caos de la vida.

Esta dinámica entre lo nuevo y lo antiguo es lo que

El personaje de Carmy, interpretado de manera sobresaliente por Jeremy Allen White, es el corazón de la serie. A través de su personaje, se examina la presión del perfeccionismo en el mundo culinario, mostrando cómo la búsqueda de la excelencia puede afectar la salud mental y las relaciones personales. Cargado de culpa por el suicidio de su hermano Michael, busca redención a través del éxito en la cocina, mientras que Richie, amigo cercano de Michael, interpretado por Ebon Moss-Bachrach, aporta una perspectiva más tradicional que choca con la visión innovadora de Carmy. Esta dinámica entre lo nuevo y lo antiguo es lo que impulsa la narrativa de la serie.

Uno de los aspectos más destacados de El Oso es su representación auténtica del entorno culinario, reflejando no solo la preparación de los alimentos, sino también el estrés y las demandas de la industria. El restaurante de Carmy, The Original Beef of Chicagoland, es un reflejo del caos y la presión que enfrentan los trabajadores de la cocina, así como de sus conflictos personales. La serie utiliza secuencias filmadas con una intensidad abrumadora que sitúa al espectador directamente en la acción de la escena. Sobre lo anterior y como botón de muestra, el episodio 7 de la primera temporada titulado, Crítica, y el episodio 6 de la segunda temporada titulado Peces, son el mejor ejemplo. 

Con una mezcla de momentos intensos y otros conmovedores, El Oso logra equilibrar la oscuridad emocional con destellos de esperanza. Visualmente, la serie emplea un estilo cinematográfico distintivo que logra capturar las luces y las sombras de la vida cotidiana. Sin duda, una de las obras televisivas más importantes de los últimos años, que nos ofrece una visión poderosa del mundo de la alta cocina y las luchas personales por encontrar sentido en medio del caos.

Por Adrián Mercado

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Sobre el autor

Adrián Mercado Islas es mexicano de nacimiento y chicano por naturalización. Dedicado a la interpretación (inglés-español) en tiempo real. Licenciado en Historia por la Universidad de Sonora. Vehemente amante del cine y haciendo sus pininos en esto de las reseñas.

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