Hermosillo, Sonora.-

Creo más en la opinión -sobre comida, claro- de un vagabundo invitado a un banquete que en la de alguien que crea que comer es un acto de superioridad intelectual o de clase.

Iniciaré como la mayoría de las historias en Hermosillo, diciendo que hacía un calor terrible. Es insoportable a veces, pero la vida sigue y hay que hacer algunas cosas al aire libre; comer, por ejemplo. Entonces era 1996 y hacía calor. Estaba más o menos recién llegado a la capital y yo sabía que los lugares donde se come son más importante para una ciudad que conocer quién la gobierna, sus lugares turísticos o qué tan mordelones son sus chotas. Así conocí los afamados «tacos del muñeco».

Nunca será suficiente la carne asada, es decir, los tacos de carne asada. Todo buen paladar volverá eventualmente, cual homicida, a la esquina del taco perfecto.

Se taquea mejor en grupo. La complicidad suele transformarse en una infalible sugerencia que te invita a acudir a esos lugares en los que se puede mover gustosamente la quijada.

Muchos consideran inconcebible que un taquero de Hermosillo no ofrezca la opción de tortillas de harina en su menú. El Muñeco no servía tacos de asada en harina, es probable que sea por su lugar de origeno: el Estado de México. “Híjole, el Raúl acaba de pasar y le serví el último taco de harina que me quedaba”… Buena forma del taquero de tumbarse la bronca cuando le pedías un doblado de harina. Pinchi Raúl, seguro habrá dicho más de uno.

Llegamos a la esquina de Iturbide y Niños Héroes, colonia El Mariachi. Desde ese lugar se divisan las torres del molino harinero que está por el bulevar Luis Encinas. Un señor chaparro y encorvado volteaba la carne, ponía tortillas de maíz a las que con destreza les embarraba frijol. Así medio agachado, haciendo su chamba, el Muñeco me recordó a Miguel Ángel que se quedó encorvado para siempre después de pintar la Capilla Sixtina.

Nunca encontré solo al taquero. Siempre tuve que ser mínimo el sexto en la fila para ser atendido. Ya en el turno el problema era saber qué pedir: si una tortilla tostada con carne, un taco de asada solo o con la opción de ponerle “gordito” (chicharrón guisado), uno de frijol solo o también con gordito. Todo en tortillas de maíz.

El local del Muñeco era una motocarro habilitado con asador, hielera para las sodas y espacio para un recipiente con agua para lavarse las manos. Los comensales eran de todas las clases sociales. ¿Pueden comer a gusto esos güeyes que traen guaruras? Un par de veces me tocó ver esa bostezante escena. Es el colmo que no puedas comer placenteramente unos tacos sin que te cuiden el trasero.

Un buen taco debe hacerte sentir cosas al comerlo, alucinarte. De haber sido un preso condenado a muerte, sin duda alguna en mi última comida hubiese pedido una nutrida orden de tacos del mismísimo Muñeco.

Algunos compas dicen con seguridad que las salsas del Muñeco eran extraordinarias, un complemento especial para que sus tacos fueran tan sabrosos. Eran más bien como las salsas que he probado en el sur del país, más “aguadas”, a diferencias de las salsas toreadas o la famosa bandera.

Para un servilleta, los tacos del Muñeco llegaron a ser una especie de adicción. Tuve que bajar las visitas a la esquina esa porque hubo un mes que eso nomás quería comer. Después empecé a ir una vez por semana, luego una vez al mes y al final me fui de la ciudad. Después de 10 años de ausencia regresé y el muñeco seguía ahí, sin perder el toque y lleno de clientes. Muchas de las ocasiones fui yo solo a degustar porque no quería que nadie me llamara la atención por comer de esos tacos en cantidades industriales.

Hoy en día ya no está, el Muñeco se fue de la esquina. Algunos dicen que se enfermó. Otros aseguran que se retiró después de más de 40 años de ser taquero. Lo lamentable aquí es que no hay más tacos de asada, frijol y salsas tan ricas (la verdadera Santísima Trinidad). Hasta la pinche coca cola, que ni me gusta, sabía buena en la taquería esa. La última vez fui a mediados Del 2015. A veces paso por ahí nomás para ver si de casualidad lo encuentro, pero no. Ya no está aquel apacible ser que después de comerme el sexto taco volteaba hacía mí con un “taco especial” que al entregármelo decía el siguiente poema: “Toma, este no te lo cobro”.

Por Omar Gámez Navo

Fotografía de Luis Gutiérrez / Norte Photo

Sobre el autor

Narrador. Originario de Navobaxia, municipio de Huatabampo, Sonora.

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21 comentarios

  1. Alfredo, «el muñeco» fue vecino de toda la vida. Se retiró del negocio por indicaciones médicas. Se puso grave, pero por fortuna todavía vive en la calle 1ro. De mayo. En la colonia 5 de mayo.
    Y si, no he probado salsa verde mejor que la del muñeco. En las tardes cuando llegaba de trabajar siempre me decía: muñeca quieres salsa? Me sobró mucha. Me fui de Hermosillo y él seguía vendiendo sus deliciosos tacos.
    Cuando regresaba de vacaciones bastaba queme mirará para decirme muñeca quieres salsa? Me sobró mucha. El sabe que me encanta esa salsa con tortillitas de maiz con huevo.
    Inigualable el sazón del «muñeco» .
    Un referente culinario de la ciudad de Hermosillo. Lástima de las nuevas generaciones que no alcanzaron a probar sus deliciosos tacos y sus salsas. Para que supieran lo que es canela fina.

    1. Jjajaj comadre Sara….somos de los mismos..todavía voy y lo busco a ver si de casualidad bajo. Después de surtir casa Tamaura y Dulceria Hermosillo era obligatorio comerse 3 jjaja

  2. Si CS tiene una carpeta de antología, es el lugar para este trabajo. Ahora se a que recurrir para conciliar el apetito cuando este me de la espalda. ¡¡Felicidades Omar!!

  3. Grande mi finísimo Navo. Y que decir de las fotos de Gutiérrez. Qué honrado me siento de ser su pana.
    De los tacos del muñeco, chingado, que gacho eres inche Navo!! Solo atino a decir que asestaste un durísimo gancho directo a la boca del estómago. Ni hablar. Dios bendiga al muñeco y a su familia, la cual me distingue con su amistad.
    Excelente aporte de Crónica Sonora!

  4. Una legendaria esquina para quienes nos criamos y crecimos en los barrios vecinos ,como la 5 de mayo…ah! ,otra: el muñeco siempre le daba chamba de media jornada a algunos jóvenes estudiantes del área,cómo la escuela primaria prof.Angel Arriola…
    Saludos a don Alfredo,I & II.

  5. Años hace que lo conocí, también por los noventa, por invitación de un amigo que conocía todas la taquerías de Hermosillo. De los mejores tacos que he comido. Como bien nos haces reflexionar, esto es lo que siempre he entendido por taquería, y lo que es un taquero hecho y derecho. Había otro taquero, en Pedro Moreno y J. Ma Ávila en la Centenario, de carne asada, pero solo de pecho que no sabíamos cómo le hacía para que no le quedara duro.

    Tu artículo es un homenaje, no solo a el Muñeco, sino a todo los taqueros que, como él, han engrandecido esta profesión y arte culinario.

  6. Otra vez, porque no le di crédito al fotografo Gutierrez, otro Gabriel Figueroa. Está bien así? o Lubenski?
    Lo que hacía extraordinarios los tacos del muñeco:
    El horario: De 12 a 5 de la tarde, único
    Tortillas: Solo de maiz, único
    Salsa: Solo la verde y la verde normalmente es para los de cabeza, único
    Cebolla: Morada, cruda y muy finita (me envenena), único
    Aderezo: Chicharrón, único
    Sostén: Un pedazo de papel straza, único
    El changarro: Una moto, único
    Origen: de los pocos sureños vendiendo carne asada aquí
    La carne muy entera con poquita sangre, el frijol con chorizo, el repollo mal picado, el pedazo de varilla para remover el carbón, los perros merodeando, la barda disponible para recargarte. En fin, es el texo que hubiera querido hacer pero quien le va a ganar al Navo.

  7. Qué mejores tacos, extraordinarios, a propósito del «acto de superioridad intelectual o de clase», que para muchos es comer, un profe en sus clases siempre nos repetía. (léase a tono de poema): «comer no es quitarse el hambre, comer …es otra cosa» (jajaja).

  8. Llega con el Muñeco un nuevo comensal.
    Viste casual, pero elegante.
    Lo delata su acento al hablar, es un «mirrey»; aqui el dialogo:.
    «-¿De que son los tacos?
    – De carne asada.
    – Me da dos tacos con tortilla de harina.
    – Se me acabaron, tengo de maiz.»
    Pone cara de enfado el mirrey y se conforma a que le sirvan los dos tacos.
    Cuando se lo sirven, el mirrey pisa sin querer un perro.
    El perro suelta un chillido que hace que el mirrey tire al piso sus dos tacos de maiz sin chicharron.!!!!
    El Muñeco ve la escena y calmadamente pregunta;….¿Otros dos joven?.

  9. MUY SABROSOS LOS TACOS DEL MUÑECO. CADA VEZ QUE LLEGABA EL GIRO TELEGRÁFICO LE DABA UN LLEGUE A ESOS TACOS EN 1976 HASTA 1979, VIVÍ POR LA FELICITA ZERMEÑO Y NIÑOS HÉROES, CUANDO LLEGUE A ESTUDIAR A LA UNIVERSIDAD. LOS TACOS DE CHICHARRÓN ERAN SUPER ESPECIALES. YA CUANDO ME FUI DEL BARRIO REGRESABA EXCLUSIVAMENTE A COMER TACOS DEL MUÑECO.

  10. …en mi chamba de ejecutor fiscal, chale, pero no había de otra; en ese sector era de ley pegarle a los del Muñeco… cierto día, escuché de alguien recargado en esa famosa pared… adiós mamacita, por ti no como… nomás taqueo!!!

  11. Si eran excelentes esos tacos. Mi padre y yo teniamos una llantera por el blvd. Luis encinas y carbo. Llantera don Hector. E iba muy seguido con el muñeco, y con el chino en el yucateco grandote en Luis encinas y rayon. Que tiempos aquellos. Espero y se encuentren bien, un gran saludo.

  12. Yo lo conozco bien a mi tio Alfredo. Soy sobrina de su esposa, mis papás tienen casa tambien por la 1ro de mayo /San Luis Potosí y Zacatecas col. 5 de mayo. Pero nunca fui a comer tacos. Me dice muñeca también cuando me ve pasar. Yo le vendia pan casero cuando hacia en la colonia..ahora hago aca en mi casa el sahuaro. Saludos.

  13. EXCELENTE SABOR DE LA CARNE CON SU EXQUISITA SALSA, OTRO GRAN DICHO DE TAN QUERIDO PERSONAJE, «CON CHICHARON O SIN CHICHARON» SI LE DECÍAS, SIN TE CONTESTABA «PUES NO LE DAMOS CHICHARON»…………………RIQUÍSIMOS TACOS¡¡

  14. Que bien que alguien documentó la existencia del Muñeco, mis padres surtían su tiendita en casa Tamaura, me encantaba ir ahí, y de pasadita llegar a los tacos del Muñeco por las tardes, y por las mañanas a los de cabeza que se ponían enfrente del muñeco… Saludos

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