Como uno más de la amplia gama de títulos de narrativa que ofrece Editorial Nitro/Press, constituyéndose como la firma literaria independiente mexicana de mayor ascenso de la década anterior, nos encontramos con el libro de cuentos El fuego camina conmigo del joven escritor potosino Gerardo Cruz-Grunerth.

Este multipremiado autor de trayectoria académica importante en el terreno de las letras, ex becario del FONCA, es decir con el camino bien trazado de los literatos acreditados de estos tiempos, logró con este mismo texto una Mención Honorífica en el demandado Premio Nacional de Cuento Joven Comala, edición 2010, y el jurado formado por Guadalupe Nettel, Guillermo Fadanelli y Bernardo Fernández Bef, recomendaron su publicación.

Con la estrategia de las coinversiones culturales que promueve la Secretaría de Cultura, a través de la Secretaría de Cultura del Estado de San Luis Potosí y la editorial oficial Ponciano Arriaga de S. L. P. el libro sale a la luz bajo el sello de Nitro/Press en el 2014 y su incipiente recorrido continúa, penoso como el recorrido de la gran mayoría de los libros de autores nuevos, jóvenes, mexicanos y latinoamericanos.

Dos aspectos vale la pena mencionar antes de entrar en materia, la proactividad de esta casa editorial para lograr coediciones con instituciones oficiales y, parte de lo mismo; la calidad y estética de sus productos les permiten competir de buena manera en el muy granado y globalizado universo editorial. Recordemos que el Instituto Sonorense de Cultura cada año edita obras con Editorial Nitro/Press, como lo han sido las obras Las Celdas Rosas, de Sylvia Arvizu, No toda la sangre es roja, de Carlos René Padilla,Amorcito Corazón, del mismo autor, Love is Love o de cómo me ato las cintas, de Selene Carolina Ramírez; y próximamente El efecto Pigmalión, de Gerardo Hernández Jacobo. Esta dinámica editorial potencia la visibilidad de los autores sonorenses y, trasladada la estrategia a nivel nacional, enriquece la oferta literaria para los lectores del país, ya que de otra forma, o los libros no se publican porque sólo alcanzan menciones honoríficas; o se quedan a nivel local porque su ámbito de difusión, distribución y de circulación se limita a sus entidades de origen. Vale decir que esta situación ganar-ganar es mérito de Mauricio Bares y Lilia Barajas, responsables de esta firma de libros. Un ramillete de autores sonorenses se han catapultado a la palestra nacional por esta vía y esta buena racha seguirá si se sigue trabajando en esa lid.

Gerardo Cruz-Grunerth - Detalle del autor - Enciclopedia de la Literatura  en México - FLM - CONACULTA

El fuego camina conmigo, de Gerardo Cruz-Grunerth es una serie de relatos que van desde la minificción (Rogelio y Luz, pág. 56; Ahí va calaca, pág. 109); pasando por el relato global o globalizado (El ciborg de los Balcanes, págs. 83-100; Historias para la clausura; págs. 25-30) alternados con relatos urbanos de corte juvenil propios del imaginario mexicano de la posmodernidad (El muro de las lamentaciones, págs. 45-54; Sombras de tres días, págs. 57-76); así como relatos que hablan de violencia y de cuestiones de género (Otra tarde que se va, págs. 41-44; Adriana, págs. 77-82) rematando con un cuento de divagación desde una insanidad mental rica en prosa poética (Nube Amaranta, págs. 103-105).

Los dos cuentos que se destacan en la humilde opinión de este lector son Bowie camina conmigo (págs. 11-24) y Una mañana (págs. 31-40). El primero, que abre todo el texto, es el relato de un adolescente de la región del altiplano que se entera de la presentación de David Bowie en la Ciudad de México. El chico planeará vivir su concierto dorado pero no sabe si contará con la complicidad de sus amigos para lanzarse a esa aventura. En la cabeza de estados alterados del imberbe joven, la realidad mezcla imágenes del cine surrealista y lleno de misterios del genio David Lynch, especialmente la serie de Twin Peaks; las letras de los primeros éxitos de David Bowie; y sobre todo la imagen de la muchacha, hija de la vecina, que gusta pasearse por su casa ataviada en camisa delgada sin brassiere, que ha creado una obsesión en él. Los sueños dormidos y despiertos del joven cinéfilo y rockero tienen que ver con una pintura que su amiga, la hija de Remedios la vecina, le ha regalado a Raúl, pintura que él observa, se interna en ella y lo lleva a mundos Lynchianos y Bowieanos  que hacen de este relato un cuento ganador, con los ingredientes necesarios de suspenso, de humor, de surrealismo, de aventura, de romance, de sensualidad y ese justo silencio que acoge los finales.

Una mañana es la historia de Silvia, una joven alivianada que trabaja; pero no los sábados. Esa es la premisa de la historia. A partir de ahí todo lo que sucede es una confusión, cosas fuera de lugar, aparece Manuel, a quien no conoce pero él si la conoce a ella, hablan, después discuten, ella intenta aclararse, sale a la calle, vuelve, las cosas siguen sin poder aclararse, ella busca aclararse para continuar su existencia; pero hay algo hermético, implacable, que lo impide. La escritura es ágil, por lo tanto la existencia también lo es, la acción es un vértigo pero la razón no se define. Hay un poder por encima del personaje que es Silvia, pero sólo la lectura lo puede desvelar. Este cuento es una pequeña joya para los amantes del género del cuento. Una pequeña obra maestra.

Mezcla de literatura del desencanto, del juego de escribir una ficción con la longitud de lo que dura un cigarrillo, escritos de una sola cuartilla, ejercicios de taller, el encanto de tomar a un personaje común y darle un twist para generar un relato instantáneo. Road tails o cuentos de viajero que se concretan en una tentación o una nostalgia; cuentos de las relaciones de pareja que más temprano que tarde están hasta la madre; historietas de seres incompletos por edad, inexperiencia, sinrazón o una vena violenta; El fuego camina conmigo es un cuentario que salta de textos que arañan con lo magistral a comunes relatos de taller que no logran asomarse desde el balde de los cangrejos mexicanos. Detalles de verosimilitud se violan en Sombras de tres días y en El ciborg de los Balcanes que hablan de un escritor en ciernes, de un baluarte juvenil que de seguro por estos años, gracias a otros quehaceres como Círculo que se cierra (Editorial De lo imposible, 2012); Tela de araña (Editorial Ficticia, 2011) o anteriores como Últimas horas –fe de erratas- (CENART 2008), el tiempo y el oficio le han servido para posicionarse en el al parecer infinito censo de escritores jóvenes de la República Mexicana, de lo que aquí se da cuenta, emitiendo un balance favorable acerca de este libro, cuyas calificaciones son sobresalientes para al menos la mitad de los once cuentos contenidos en la obra, y el resto con una medianía que no disgusta pero tampoco encanta como el caso de los otros; consigna muy propia de esta clase de libros surgidos de los premios nacionales de literatura juvenil, en que parece siempre haber una disculpa hacia los textos por gracia de la edad de sus autores. Como si la literatura o el fenómeno de la lectura tuviera que dividirse de acuerdo a la edad de quienes escriben libros y la actitud del lector tuviera que cambiar de la exigencia crítica a la condescendencia en un país en que el presupuesto de cultura se reparte por criterios de edad.

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