En la mañanera del 4 de Junio un periodista le preguntó al presidente si profesaba la Fe Católica. La respuesta del presidente fue la siguiente:

“Yo soy Cristiano, y quiero también aclararlo. Hay en la iglesia evangélica hay una denominación cristiana, pero mi cristianismo, lo que yo practico, tiene que ver con Jesús Cristo. Porque yo soy seguidor del pensamiento y de la obra de Jesús. Creo que es el luchador social más importante que ha habido en el mundo, en la tierra. Por eso los poderosos de su época lo seguían, lo espiaban y lo crucificaron. Porque él era amor y profesaba un profundo amor a los pobres, a los débiles, a los humildes. Si todos fuésemos cristianos en ese sentido (que los somos porque somos muy humanos,  el cristianismo es muy humano), si todos fuésemos así, viviríamos en una sociedad mejor”

Para una izquierda MARXISTA vulgar y para muchos progres liberales esta declaración del presidente puede ser interpretada como una ofensa al juarismo, una transgresión a la sacrosanto separación liberal de la iglesia y el Estado, una muestra del conservadurismo del presidente, o cualquier otra tontería.

Pero estarían equivocados. Estarían confundiendo el cristianismo de la Cristiandad Moderna Europea, que los conquistadores europeos trajeron al Abya Yala, con el cristianismo de Jesucristo.  Las cartas de Pablo de Tarso a los Romanos hablan por sí mismas como un documento histórico, político y filosófico, pero no es el único documento teológico que lo demuestra. El verdadero nombre e identidad de Jesucristo es la de un moro de origen semita llamado Jeshua Ben Josef, quien fue un ser humano histórico concreto y real. Antropológica e históricamente corroborado. Su vida da origen al mito cristiano. 

En esa vida real, Jeshua Ben Josef se opuso a la opresión del Imperio Romano, que al ver amenazados sus intereses lo torturó, crucificó y asesino como escarmiento. Tras su asesinato, su doctrina se esparció como fuego en la pradera. El Imperio Romano era testigo, siglo tras siglo, del crecimiento del cristianismo. Entonces, para detener su avance como doctrina de liberación, decidió convertirla, en el año 380, en su religión oficial, sólo para subsumirla, invertirla, fetichizarla y luego usarla a su favor.

Sin embargo, la auténtica vida, obra y palabra de Jesucristo (Jeshua Ben Josef) es una existencia plena dedicada a la liberación del oprimido. Una vida extraordinaria como la de muchos otros grandes revolucionarios que han luchado por liberar a sus pueblos de las opresiones que les roban la libertad, la dignidad, la plenitud, el bienestar, la felicidad, la salud, el equilibrio, la integridad, la justicia. 

El cristianismo de Jesucristo es una doctrina de liberación. El cristianismo de la Cristiandad Moderna Europea, es el cristianismo subsumido y fetichizado de los Romanos. Un cristianismo de opresión, un dios vengativo, un dios castigador, un dios autoritario.

El cristianismo de la Cristiandad Moderna está hecho a la medida del capitalismo, lo justifica, lo beatifica, le hace libre de sus pecados, lo hace bueno y natural. El cristianismo de Jesucristo tendría que liberar de las opresiones que nos oprimen actualmente. Nos oprime el racismo, nos oprime el patriarcado y nos oprime el capital.  El cristianismo de Jesucristo sería anticapitalista.

Por eso me da gusto escucharlo del presidente. Me parece un guiño a la izquierda. Como que su corazón si late abajo y a la izquierda. Me da gusto leer en el presidente esa vertiente teológica. Una teología de liberación del pueblo oprimido. 

Ahora que para ser congruente tendría que dejar de oprimir con la imposición de mega proyectos capitalistas en los territorios de los Pueblos Originarios. No al Tren Maya, No al Corredor Transísmico, No al Proyecto Integral Morelos, No Al Gasoducto Sonora, No a La Presa Los Pilares, No a La Constellation Brand,  No al Acueducto Independencia, No a La Minería en General, etcétera. También tendría que dejar de justificar a los paramilitares que desplazan poblaciones en Chiapas, a quienes Reprimen Normalistas, tendría que detener la guerra contra las normales rurales, tendría que ordenar la inmediata Liberación de Fidencio Aldama, y de todos los presos y las presas por motivos políticos. 

No hacer todo lo anterior sería una rotunda traición a sus principios cristianos. En esta contienda electoral intentaré apoyar las candidaturas de Morena que estén representadas por personas que en la praxis hayan luchado contra las opresiones que nos oprimen. Pero Morena Sonora me la pone muy difícil con tanto cristiano al estilo de la Cristiandad Moderna Occidental Capitalista Eurocéntrica Liberal, y hasta Neoliberal, Patriarcal y Burguesa. Y así no se puede.  El Partido que fundó el presidente para ser el vehículo de la transformación liberadora, en Sonora sólo es el vehículo para que unos representantes de la derecha lleguen al poder a representar los intereses del Capital. Y el Capital, presidente, es el dios de los cristianos de la Cristiandad. 

Yo sé que la presión del imperio es fuerte, pero el pueblo lo respalda si lleva su cristianismo hasta las últimas consecuencias.

Sobre el autor

Jano Valenzuela es un sociólogo marxista con estudios de maestría en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM. Actualmente es maestro de inglés en una primaria pública en Hermosillo y es un activista comprometido con la vida.

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