Hermosillo, Sonora.-

Antares Danza Contemporánea es el grupo Anfitrión de Un Desierto para la Danza 20019, una de las intenciones con esta edición número 27, es proporcionar a nuevas generaciones de bailarines y coreógrafos sonorenses, una posibilidad de reconocimiento de los orígenes de esto que nos convoca, la danza contemporánea. 

Con tal motivo el Festival arranca con la Exposición  de Arte Memoria  fotográfica de Martha Graham que tuvo lugar en la Plaza Central de la Casa de la Cultura, a este evento se convocó poca gente, una de las reflexiones y preocupaciones al respecto por parte de algunos estudiantes de la licenciatura en danza de la UNISON que sí estuvieron presentes en la inauguración, es que si los mismos integrantes de la comunidad no asistimos a los eventos programados con tanto esfuerzo por parte de la coordinación del Desierto, este festival puede entrar en peligro de extinción.  

En afortunado contraste a la atinada observación ante la falta de convocatoria, el viernes 26 para la presentación y estreno de Las buenas maneras, coreografía de Miguel Mancillas, Antares tuvo un impresionante teatro lleno, también un impresionante e intenso aplauso de pie por parte de la audiencia.

Las buenas maneras es un trabajo muy claro en su discurso, compuesto de signos precisos en su estética: vestuario, iluminación, música, escenografía, corporalidades,  signos que nos posibilitan la lectura de, o la resonancia con, metáforas en movimiento y en imagen acerca de los límites y dificultades que se nos imponen a las personas en nuestras vidas y en nuestras relaciones a través del concepto de género desde los sistemas de poder que pretenden homogeneizarnos y mantenernos en una manada de seres alienados, alejados de lo que en verdad nos importa.

El trabajo de Antares se ve enriquecido en esta propuesta por la presencia de jóvenes intérpretes que surgen de las filas de Núcleo (el espacio de formación de la compañía) que se suman de manera muy afortunada al equipo que ha consolidado a Antares los últimos años.

Felicidades a Antares, mucho éxito con este trabajo recién salidito del horno y con el desarrollo de esta edición a su cargo.

El sábado 27 fue el turno de Producciones la Lágrima con la coreografía NOSOTROSNO de Emmanuel Pacheco.   

Los bailarines reciben al público en proscenio, sonrientes, relajados, visten ropa deportiva, hay música electrónica de fondo,  luz de sala y relación directa con la audiencia,  tal disposición de los elementos genera una promesa de algo distinto al tratamiento convencional del espacio y la presencia escénica. Promesa que desaparece  cuando enmarcados por un complejo y atractivo dispositivo de iluminación, y más volumen en la música,  los cuerpos rompen la fila de bienvenida y se disponen en el espacio escénico,  para compartirnos a lo largo de una hora una rutina de entrenamiento físico, que va desarrollándose desde un calentamiento individual, pasando por lo que podría ser una rutina grupal de “insanity” y deviniendo en secuencias de movimiento más cercanas a una clase de jazz y danza contemporánea.

Mis hipótesis:

Esta propuesta no tiene la intención de decir algo

Se apuesta a una construcción estética a partir del cruce entre el lenguaje visual (iluminación y diseño espacial) y la música (el beat electrónico se conecta con el pulso del corazón y eso como en una fiesta, puede darnos la sensación de estar en cuerpo presente siendo parte del suceso).

La corporalidad no es el lenguaje primordial, sólo es un medio para activar el cruce de los otros lenguajes.

Yo sólo pensaba en los bailarines, intentaba ponerme en su lugar y recordaba cuando alguno de mis directores me ha dado como indicación, “no sientas, no actúes, no bailes, no me digas nada, esto no es teatro, esto no es danza” Indicaciones de ese tipo pueden detonar hallazgos creativos si vienen acompañadas de más preguntas que posibiliten otras formas de estar en el espacio escénico, pero el intento de estar presente desde la pura negación de lo que me hace intérprete  puede ponerme en el territorio de lo “vacuo” (este término se lo robé a un espectador). No lo digo pensando que era ese el caso, lo digo por una conexión con mi propia experiencia y el recuerdo de las presencias y energías de los intérpretes en Fisuras, el año pasado.

Independientemente de mis pensamientos, NOSOTROSNO se ganó también un nutrido aplauso y ovación de pie.

Felicidades a los intérpretes por estar, por poner sus cuerpos y sus vidas en las búsquedas de los coreógrafos, a Emmanuel Pacheco por asumir el reto de creación para La lágrima  y a Adriana por abrir nuevas posibilidades a su equipo de trabajo.

Por Claudia Landavazo

Fotografía de Héctor Maldonado

Asistentes a Las buenas maneras el pasado viernes en Casa de la Cultura

Sobre el autor

Claudia Landavazo vive en la Ciudad de México y es egresada de la carrera de Letras de la UNISON. Bailarina y coreógrafa de danza contemporánea, actriz de vez en cuando y se dedica desde hace algunos años a dar clases y al trabajo en comunidades y grupos vulnerables a través de la danza. Forma parte de CARPA Colectivo, donde desarrolla la metodología en Artes de Participación.

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