Hermosillo, Sonora.-

Como se veía venir, ardió Troya el día de ayer en el palacio legislativo de las y los sonorenses. Fui asombrado testigo de ello pues me chuté la jornada completa, siempre con un ojo al gato y otro al garabato, yendo de allá para acá, de la sala de prensa al recinto, del recinto a las escalinatas y de ahí a la carreta de mi amigo y casi compadre Pachis, «el Pachangas» para el vulgo.

Previo a la sesión, apenas la quinta de esta empañalada legislatura, tuve oportunidad de departir con los cuates de la prensa. La expectativa por ver sangre era elevada, con tal de que haya nota, con tal de que pase algo. Mas la culpa de nuestro morbo descansaba en la figura del diputado Rodolfo Lizárraga, coordinador de la bancada del Partido del Trabajo, que de atrás tiempo venía declarando no vamos con Morena en lo que hace al despido de los 16 empleados de alto nivel del Congreso, ergo no votaremos a favor de los nuevos nombramientos, aspecto central del evento aquí reseñado.

Previo a la sesión -insisto con la fórmula-, decenas de ciudadanos se arremolinaron a las afueras del Congreso. No lanzaban consignas ni portaban mantas, pero se les veían las ganas. ¿Son maestros?, preguntó un audaz. No, son del Pardo, contestó una colega, en un juego de palabras que el instruido lector en las artes del activismo y la oratoria habrá de entender.

Pasaditas las once dio comienzo la sesión. Obviaremos lo que hay que obviar para centrarnos en el asunto (prohibida la palabreja de moda, «tema») de los nombramientos de los nuevos directivos. En la sala, como en el recinto, se respiraban variedad de posturas: los que estaban a favor y los que no. Todo calmo en un inicio, fueron mencionados los cargos y sus propuestos. Gestos de sorpresa los hubo allá donde no se esperaban a fulanito como administrador o a menganito como director. En el caso de Comunicación Social, área de nuestro interés por obvísimas razones, no había novedades sino confirmación.

Dolores del Río, la diputada, no la actriz, hizo uso de la tribuna para afirmar que el legislativo es un poder autónomo, léase independiente del judicial que anda queriendo dar largas al caso. Luego, un diputado priista opuso el argumento de la legalidad y la cosa agarraba tono. Total que el camino quedó servido para el de Guaymas, don Rodolfo Lizárraga Arellano, que se robaría el show con encendidas soflamas que ya quisiera el portavoz de los despedidos, a favor del orden legal y en contra de los despidos, ergo de los nuevos nombramientos; eso sí, selló su discurso con una vehemente adhesión al presidente electo «pero en la legalidad». Para pronto, el público que colmaba el graderío se le fue encima con gritos de ¡Traidor! ¡Traidor! Incluso, se me informaría más tarde, hubo aquellos que espetaron el grito prohibido por la FIFA, a lo que el diputado reviró: «Así les gritaban a los que marchaban hace cincuenta años en la Ciudad de México». Dios nos agarre confesados.

Luego vino la votación y más discursos, o más discursos y votación, olvidé el orden. En la sala de prensa, compañeros contaban emocionados uno a uno los votos a favor o en contra. Parecía que veíamos el cuarto juego del tricolor, volviendo a la analogía futbolera. De pronto, llamó la atención el carón que puso la diputada Magdalena Uribe del PT cuando Orlando el Siri Salido dijo «a favor» y el de junto también. Más tarde, los dos legisladores petistas meterían reversa acusando distracción, «me equivoqué». Es lo malo de poner a un boxeador de diputado, deslizó un reportero con aires de sabiduría.

El resto de la historia ya la conocen. No se alcanzaron las dos terceras partes que a partir de esta legislatura son necesarios para aprobar una iniciativa (21+1), pues el marcador final dictó 19 votos a favor y 14 en contra. Mientras tanto, en los pasillos se oyen voces, de esas que no se escuchan ni en el Pleno ni en las declaraciones a la prensa. «Qué raro que el PAN se haya echado para atrás». «Es que no quieren repartir cargos los de Morena». «No le dan ni una dirección al PT». «A Movimiento Ciudadano le habían dado Atención Ciudadana». «Les falta oficio». «Se quieren comer todo el pastel». «La verdad es que Ana Gabriela es gente de la gobernadora»…

Será el sereno. Lo cierto es que vuelve el punto de acuerdo a la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, que desde ayer mismo se reunió para tratar de superar el embrollo que tiene en ascuas a más de cien.

Por Benjamín Alonso

Fotografía de la Dirección de Comunicación del Congreso del Estado de Sonora

El diputado Rodolfo Lizárraga en tribuna

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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8 comentarios

  1. Al contrario Enrique, es una suerte de que haya gente -los políticos- con ganas de trabajar por lo público y el bien común. Me parece que no has visto muchas reuniones de comunidades de vecinos yendo todos contra todos y nunca decidiendo nada ni escuchándose entre sí. Un día te invito a una en mi colonia, jejeje…

    Bromas a parte, yo diría más bien: qué hueva con algunos que juegan a ser políticos y ni tienen la aptitud ni la actitud. Qué hastío con los oportunistas que se meten a trabajar en lo público por sacar para lo privado.

    Pero permíteme insistir, me alegro de que haya gente con vocación de servicio a la comunidad y que tenga esa paciencia para lidiar con estas situaciones plenarias tantas veces surrealistas que al final se arreglan en pequeñas salas.

    Saludos! Excelente crónica mi estimado Benja.
    Sergi

  2. ¿Es acaso que el PT son traidores? ¿O más bien es el hecho de que Morena no sabe hacer política? ¿Quién propuso a los empleados del Congreso y quiénes votaron en contra? Dependiendo de cuál es la respuesta, es mi valoración de si lo que ocurrió ayer fue negativo o positivo. Si la planilla propuesta fue formada exclusivamente por un partido, en este caso al parecer Morena, encuentro como buena señal que otro partido, así sea el PRI, PAN, PRD o PT, se rehúse a votar a favor sin previa negociación o acuerdo. La vieja escuela parlamentaria de México, era aquella en la que las coaliciones votaban en bloque, así que si el PRI iba en coalición con el PAN y el Verde, aquellos votaban lo que el PRI dijera. La votación en bloque es sin discutir, o incluso sin saber lo que se propone. Si Morena formó coalición con el PT y el PES, aquello no obliga a dichos partidos a estar de acuerdo con todo lo que proponga MORENA, los diputados de cada partido tampoco deberían votar en bloque. En un mundo perfecto, los diputados deberían guiar su voto dependiendo de la postura de la población a la que representan. Lamentablemente no es así. Pero si el PT se rehúsa a darle cheque en blanco a Morena, es una señal de que las fuerzas políticas están entrando en una nueva mecánica. Ya no se trata de que las minorías (PT, Verde, PES, etc.), obedezcan a los partidos fuertes, sino que los fuertes tendrán que convencer/negociar con las minorías y otros partidos. Por ahí dicen que el PT traicionó a MORENA y trabaja para el PRI. Yo le doy otra lectura: El PRI supo hacer política (convencimiento, persuasión, etc.), para ganarse el apoyo del PT. MORENA cometerá un error grave si piensa que, por haber ido en coalición con el PT y PES en el contexto electoral, dichos partidos apoyarán a MORENA en todo durante los siguientes 3 o 6 años. El contexto electoral es uno, y el contexto de cada propuesta en el Congreso es otro.

  3. Muy buena crónica Benjamín! Te aplaudo y te agradezco esa narrativa de tono personal y divertido aplicada al contexto político desde el cual se suele hablar con tanta distancia. Si lo sigues platicando así, quedo al pendiente de lo que siga pasando en el congreso, deberías escribir más seguido 😉 Saludos!

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