La ciber-teología del Covid-19: cinco sucesos en una misma lógica de flujo (3).

Escenario

• Surgimiento de la sospecha: “El coronavirus (Covid-19) fue creado por mano humana en laboratorios”.

Escasez de papel de baño

• Hegemonía del meme Covid-19.

“La romantización del privilegio de clase”.

• Búsqueda de un afuera autoral capaz de sanar y proteger (a propósito del meme sobre el escudo protector de López Obrador).

Cómo limpiarnos el culo o la creatividad como excedente

En el apartado anterior me aventuré a definir la “creatividad” como “excedente cultural ante la escasez”. La ventaja de ello es permitirnos pensar la creatividad desde la antesala reflexiva, principalmente por la forma en que como sociedad tratamos a las cosas, o mejor dicho, a los entes.

¿Actualmente nos es dado tener una experiencia no utilitaria de las cosas? ¿Nos es permitido tener un acceso “más esencial” a los entes?, ¿de modo tal que nuestra creatividad no desemboque en una modalidad de consumo excesivo del planeta, del tipo “rollos para limpiarse el trasero”?

Hoy en día parecería que una atención fija y democrática sobre los entes suele ser interrumpida en la inercia socioeconómica y política. Si esto es así, la llamada “experiencia fenomenológica” (de la que hablaba el filósofo Edmund Husserl, al respecto de la “intuición intelectual de los rasgos eidéticos de los objetos”) no parece viable, pues asumimos una realidad económica que, pese a ser escasa, simula ofrecerse siempre como producto de compra-venta.

Así, la experiencia de lo cotidiano y el sentido común —y no la “experiencia fenomenológica”— señalan que la realidad económica nos regresa a las matemáticas de la probabilidad y la estadística, es decir, a la consideración de que el mundo es un “agregado” de elementos simples y discretos sólo a través de la producción, la replicación, la distribución y el consumo, porque los objetos son establecidos sólo para su utilidad (y mediante ella).

Sin afán de extenderme más, simplemente apuntaré una aseveración más o menos abstracta con el objetivo de establecer un antecedente para una idea próxima (y es sobre el excedente): la separación de los entes como elementos «discretos», y por tanto, separados de su “continuidad relacional”, hace factible potenciar las posibilidades (útiles) de los objetos; como tal, la creatividad es secuestrada en la maquila de producción, pues desde su procesamiento ella es valorada como excedente de pérdida, de reutilización o reincorporación.

Pequeños cuadros de papel Charmín: Covid-19 como meme de Dawkins

Si la creatividad es definida como excedente cultural ante el arraigo de la escasez, resultará apropiado reconocerla como suceso de tres cosas:

Pérdida

Reutilización

Re-incorporación 

Me interesa en primer término la re-incorporación del excedente, dado que señala doblemente la (in)corporación en un cuerpo. En tal caso, el cuerpo nunca es igual (deviene siempre diferente).

En segundo lugar tenemos: si el excedente es acumulado como excedente reutilizado y re-incorporado, hablamos ya de un cierto contenido creativo prolongado con una cierta pérdida, por ende, en tanto rastro recuperado puede ser constituido como <<saber>>, es decir, re-convertido en un conjunto acumulado de códigos culturales (así deviene historia; deviene así re-actualizado).

Ahora, según la lógica planteada en el primer apartado del ensayo, el determinismo (monádico) arrastrado desde Lebiniz llevaría a concebir la “acumulación de saber” como si de un “aggregatum” se tratase. 

No obstante, en la acumulación de un saber que se re-actualiza como (y mediante) “historia” no se conforma dicho “aggregatum”, pues dado el principio dinámico del excedente emerge algo similar al “principio phi” de la Gestalt, el cual señala que “el todo es más que la suma de las pequeñas partes”. 

La Gestalt señala la “figura” y la “configuración” de la conciencia histórica que vuelve imposible reducir el “aggregatum” a elementos simples. Asimismo, este principio de la Gestalt nos permite ver que la acumulación (de datos, información, personas, miedo, etcétera) no puede ser ni se comporta como un mero “agregado”; de tal suerte que se entrevé que la “acumulación” constituida como “conocimiento” excede siempre a la escasez, resultando los elementos del mundo (objetos, animales, plantas, personas, instituciones, fenómenos, etcétera) cualitativamente diferentes para un usuario (nódulo del grafo), cada vez que entra en “contacto” con el saber acumulado.

Aún más, lo anterior suscita una problemática en la sociedad contemporánea, dado que en la “sociedad de la información” los saberes son filtrados mediante el uso de la probabilidad y la estadística (ejemplos hay bastantes: Cambridge Analytica; Algoritmos publicitarios; Trending topic). 

En consecuencia, una interrogante de la sociedad contemporánea seguirá siendo cómo ser libre en la hegemonía del filtro, del in-filtro, del des-filtro y la censura: aspectos que abren el juego a la acumulación de excedente con contenido fraudulento (fake news, por ejemplo), y al mismo tiempo habilitan la “pérdida” de excedente favorable para el procesamiento de una conciencia histórica.

(Retroactividad) Aparejado a lo escrito, la circulación de la información tiene un riesgo más: el hecho de circular con contenidos más o menos homogéneos (iguales, parecidos) como resultado de la interacción de los usuarios con el flujo de datos. (Los usuarios retroalimentan y son retroalimentados de manera casi simultánea.)

Dicho de otro modo: el excedente puede mantenerse en direcciones más o menos homogéneas, a tal grado que una matemática de grafos sea capaz de indicar cuáles son los nódulos cuyos vértices encuentran mayor relación e incidencia en la “sociedad telemática y cibernética”.

En términos críticos, esto implicaría que de manera estadística y probabilística pudieran identificarse y promoverse tendencias discursivas. Por ejemplo, el Covid-19 no es sólo un virus externo y real, con consecuencias reales, sino también un meme vírico, digital y sistémico, que no necesariamente coincide con su cualidad real y externa; y a pesar de ello (o mejor dicho, a propósito de ello) causa en el imaginario una apreciación real, influyendo en los cuerpos, las emociones y la psicología.

En pocas palabras, en el sistema-red los contenidos generales del discurso y su circulación, a través de la “replicación de códigos”, pueden constituir el flujo dominante de la información.

Ahora bien, el vínculo de aquella circulación informativa y su replicación se encuentra en la acepción de “meme”, acuñada por el sociobiólogo darwinista Richard Dawkins en “El gen egoísta”:

“Si sirve de algún consuelo, cabe pensar, como otra alternativa, que se relaciona con «memoria» o con la palabra francesa même (…). Ejemplos de memes son: tonadas o sones, ideas, consignas, modas en cuanto a vestimenta, formas de fabricar vasijas o de construir arcos. Al igual que los genes se propagan en un acervo génico al saltar de un cuerpo a otro mediante los espermatozoides o los óvulos, así los memes se propagan en el acervo de memes al saltar de un cerebro a otro mediante un proceso que, considerado en su sentido más amplio, puede llamarse de imitación”.

En suma, el meme es réplica y replicado; su esfera de memoria: replicación e imitación que por su excedente cobra diferencias, aunque con una pauta más o menos homogénea dada su base primaria: base nitrogenada (como la del Covid-19), y “representación” continua que vuelve relacionales a los elementos discretos.

Mierda de artista es un conjunto de piezas ennumeradas – del 1 al 90 -, donde Piero Manzoni, en 1961,  enlató 30 gramos de su propio excremento. Fueron etiquetadas, numeradas y firmadas para ser vendidas de acuerdo con la cotización de oro del día. 

Sobre el autor

Cajemense ganador del Concurso del Libro Sonorense, edición 2015, en la categoría de ensayo.

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3 comentarios

  1. Ahora si que en este artículo me parece que se le jué el hilo y quedó demasiado abstracto y epistemológico, difícil de leer y de comprender para una publicación no especializada. Tal vez formulado de otra manera sería más comprensible para lectores menos especializados.

    1. Muchas gracias por sus comentarios.
      Reconozco lo que menciona, dado que el texto ha quedado un poco abstracto porque busco idear un «modelo» de «interacción digital sistémica» que puede tener una analogía con el comportamiento del Covid-19. Dicho de otra forma: pienso que que el virus nos permite ver cómo la interacción de los usuarios con la información tiene un comportamiento similar a lo «memético» y a lo «viral» (sumándole el aspecto estadístico y probabilístico en este contexto económico).

      Se ha dicho mucho de los términos «meme» y «viral», pero aquí la idea es que estos ya no son ejemplos de interacción (ni simples palabras para designar la información que compartimos), sino que constituyen la lógica misma de comunicación en el sistema-red. Esto implicaría que aunque no se mandaran «memes» ni algo se hiciera «viral», los usuarios codificarían y reproducirían esas formas de interacción comunicativa, porque el «meme» no nace con el internet, sino que al ser un concepto acuñado desde la biología se presume como parte inherente de la cultura, porque lleva a la necesidad del replicado y la replicación.
      Bajo esta lógica, el sistema-red ha dejado ver más la «naturaleza» de nuestra forma de codificar el mundo (y las ventajas y peligros que eso conlleva).

      Otra forma de entrar al texto sería:
      Se utiliza el Covid-19 como analogía de algún modelo cibernético fijado en el «meme», tal como lo definió el biólogo Richard Dawkins.

      Las preguntas de fondo:
      Este tiempo de pandemia nos ha dejado ver cómo tratamos a las cosas, ¿nos será dado de hoy en adelante tener una experiencia no utilitaria de los entes? ¿Nos será permitido tener un acceso “más esencial” a las cosas, de modo que nuestra creatividad no desemboque en la modalidad de consumo «rollos para limpiarnos el trasero»?

      Antes de poder responder eso habría que considerar atentamente que nuestra interacción digital es mediada por lo «memético».

      ¡Saludos!
      Lo invito a darle seguimiento a las próximas dos partes.

      1. O sea que Clinton Richard Dawkins visualizó esto: «creó el concepto del meme, que define como una unidad de cultura autorreplicante, que se propaga de persona a persona, como una canción pegajosa, una frase sonora, una leyenda urbana. Ese concepto ha resultado especialmente atractivo para explicar la idea de la propagación en la era cibernética»…? … Y aterrizando la aplicación (y replicación) del meme… Ejerce (de acuerdo tal vez a la intensidad de su replicación…) Una gran influencia en sus lectores…? … Conociendo esto, algunas mentes -creo- suelen buscar ejercer alguna siniestra manipulación para obtener ciertos comportamientos. Bien Michel Giovanni.

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