Somos un medio de comunicación independiente y el apoyo financiero de nuestros lectores resulta fundamental para trabajar en libertad

[hr gap=»30″]

Hermosillo, Sonora.-

Era una tarde soleada de aquél jueves 23 de marzo de 1994. Yo estaba en la universidad hablando con mi amigo de la infancia, Marco Antonio Johnson Maytorena, y me dice:

-El sábado viene Colosio al CUM, espero nos acompañes.

-No sé si podré ir, quizás me vaya con mi papá al rancho, le digo. (Eso no era la verdad, yo tenía pensado ir a la playa, pero no quise dar muchas explicaciones porque no quería involucrarme mucho en política).

-Deberías de ir, tu asistencia como intelectual es muy importante para apoyar al sonorense que volverá a la silla presidencial.

En eso se oyen gritos y murmullos por parte de los alumnos diciendo: 

-¡Le dieron con unos palos a Colosio en la cabeza!

Todos nos fuimos a nuestros automóviles para escuchar la radio, en aquél entonces no había celulares inteligentes y las noticias más inmediatas eran por la radio. En eso un locutor comenta: “El candidato Luis Donaldo Colosio acaba de sufrir un altercado en Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California. Seguiremos informando”.

La explanada principal de la universidad tenía una cabina de teléfono en la que los estudiantes podíamos hablar al exterior con una tarjeta, y me dispongo hablar con mi amigo Javier Garibaldi:

-Oye Gari dicen por la radio que Colosio sufrió un accidente y no son muy claros en decirnos qué va a pasar con él, te hablo porque ya el próximo domingo es Día de Ramos y quedamos en irnos a Mazatlán en Semana Santa. La pregunta es: ¿Se va a hacer o no se va hacer el viaje?

-Pues mira,  pobre Colosio no sabemos qué pase, pero de que nos vamos a Mazatlán, nos vamos. Es un hecho, al cabo que tú y toda la palomilla qué tenemos que ver con eso, ni al caso, la vida sigue y nosotros ya tenemos planeado el viaje.

Llego a mi casa y lo primero que veo es a mi padre que dice:

-Te dije, a Colosio no lo iban a dejar llegar en esa jungla de asfalto que es la política en la Ciudad de México, le acaban de dar un tiro en la sien y parece que lo mataron, aclara. 

Encendemos el televisor y Jacobo Zabludovsky esta obligando a Talina Fernández que entre en el quirófano, para cerciorar a todo el pueblo  de México de que el candidato finalmente murió.  Talina le dice a Zabludovsky:  “Licenciado, trato de ver a la doctora Patricia Aubanel para que me diga algo, pero no me dejan entrar”.

– Tu entra, le dice Jacobo 

 Y todos nos quedamos: ¿Se puede entrar a un quirófano así porque sí?

Al rato un vocero oficial del gobierno dice: Colosio ha muerto…..

En las calles de Hermosillo se sentía un silencio profundo y triste, no solo porque había muerto un sonorense ilustre, sino un mexicano ejemplar, todo era tristeza, a la gente no le salían  palabras de su boca, Ricardo Rocha llegó a decir que con la muerte de Colosio “todos morimos un poco”. Y en parte tenía razón, sobre todo porque los jóvenes de aquella época estábamos viviendo una desazón tremenda al saber que la única oportunidad que tenía Sonora de conocer la democracia a través de un presidente paisano se había ido por el caño.

Finalmente transcurren los días y me voy con mis amigos a Mazatlán debido que la Semana Santa ya había llegado; el puerto estaba lleno de spring breakers y  pulmonías (así le llaman a los taxis descubiertos en Mazatlán) repletas de estudiantes de todas partes de Estados Unidos y de México, me dio la impresión de que todos estaban entre alcoholizados y tarareando música; había un local que se llamaba Bananas Ranas o algo así y la música tocaba como si nada, y  en eso pensé en la frase que me decía mi amigo GarI: “La vida sigue”.

 Por aquellos días, en esas vacaciones en Mazatlán,  una gringuita  de la cual me hice muy amigo, me pidió que le untara bloqueador de coco o algo así, era una crema espesa y húmeda como las que venden en las tiendas walgreens pharmacy de Tucsón, y yo acepté gustoso, pues era un veinteañero con todas las de la ley, además la güerita estaba a todo dar, lo que nunca me imaginé es que me preguntara sobre Colosio, y yo le dije que con él, y ella me aclara:

-Lo que pasa es que  ustedes están viviendo lo que nosotros vivimos con John F. Kennedy años atrás en Texas, me dice.

Yo me quedé pensando en mi interior: “Ya esta gabachita me salió muy intelectual y ya no voy a tener fiesta con ella”,  así es que me puse abusado y le digo:

-No te preocupes, ya lo resolverá todo la historia, mientras, tú y yo nos tomamos un highball drink y que el mundo ruede.

Y el mundo rodó. El problema es que el nefasto ambiente que se sentía en el aire seguía como un mal nauseabundo que no se podía ir con facilidad, y de hecho creo que ha tardado mucho tiempo en irse, como si fuera alcohol con éter.

Luis Donaldo Colosio representó para todos los mexicanos la oportunidad de romper con el viejo esquema de partido absoluto que acaparaba el poder en unas cuantas manos, pero la realidad lo superó y aquello que me había dicho mi padre de que podría hacer aquel idealista hombre “EN ESA JUNGLA DE ASFALTO” resultó totalmente cierto. No solo no pudo ser el rey de la jungla, sino que la jungla se lo comió.

FIN

Por Cipriano Durazo Robles

Fotografía de Enrique Rivera, tomada en Hermosillo y acompañada del texto siguiente:

Recuerdo la pesadez de aquella tarde, a la gente con el rostro desencajado, la mirada abajo con incertidumbre, miedo y rabia. Esta pared con propaganda electoral de 1994 sigue ahí, nadie la borró y tampoco la resturaron. Hoy la cubre el estacionamiento de un supermercado.

Insistimos que somos un medio de comunicación independiente y el apoyo financiero de nuestros lectores resulta fundamental para trabajar en libertad. Adquiere una suscripción anual y apoya nuestra labor :

$1,000 pesos mexicanos

$100 dólares norteamericanos

(No hay límite de suscripciones)

Cuenta Banamex 5204 1652 3610 0099

Paypal

Sobre el autor

Cipriano Durazo Robles es Licenciado en Periodismo por la Universidad Kino y Presidente de la Sociedad Amigos del Museo de Historia de la Universidad de Sonora. Articulista de radio y medios digitales. Se desempeña como dictaminador sanitario de la publicidad en COESPRISSON (Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Sonora).

También te puede gustar:

14 comentarios

  1. Wow!! ???? recuerdo ese día como que si fuera ayer. No sabes cuanto pesar me dió. Era fiel seguidora aunque jamás fuí del PRI, El me motivaba a serlo von su ideología.
    Gracias, te felicito! Bien redactado ???

    1. Fue una etapa difícil para la historia de México, y creo que lo sigue siendo, porque todavía no lo hemos superado del todo María Teresa.

Responder a Ignacio Lagarda Lagarda Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *