Por historia no paramos, lo que no tenemos es memoria.

Así va la tesis central de la nueva columna de Mirinda Grijalva en CS, en mancuerna con el fotógrafo que no se raja

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Saludos, estimados lectores. El día de hoy iniciamos una nueva aventura: la redacción de una columna a la que he titulado “Ciudades sin memoria”, una serie de textos con la misión que les explico en esta primera entrega. Para los que no lo saben, sépanlo: ciudades de Sonora como Hermosillo, Guaymas, Ciudad Obregón y Álamos, son localidades cuya asombrosa historia está a la par de ciudades como Guanajuato, Querétaro o incluso Guadalajara.

Las ciudades sonorenses mencionadas fueron cuna y hogares adoptivos de grandes hombres y mujeres, se redactaron o firmaron importantes documentos en ellas, distintos ejércitos marcharon sobre sus calles, se libraron importantes batallas para su ocupación, son el último recinto de importantes personalidades, el punto de partida de grandes empresas y aventuras e inspiración de obras maestras del arte. Pocos municipios de México pueden presumir que tres de sus hijos han llegado a la presidencia, como es el caso de Guaymas; pocas ciudades del país han experimentado bombardeos aéreos, como le pasó a Navojoa, Cd. Obregón y Hermosillo; la primera gran estrella del cine, Charles Chaplin, se casó en Empalme; la capital sonorense puede relatar la historia de los últimos sentenciados a muerte en el país, la del único mexicano que murió en la célebre tragedia del Titanic o presumir que fue la primera capital estatal en la que el régimen mexicano del siglo XX permitió la alternancia política.

Ahora que, si la historia de nuestras ciudades es tan rica como lo afirmo, ¿por qué parece que no es así? Cuando un sonorense visita ciudades como Oaxaca o Aguascalientes se puede sentir abrumado ante tanta historia, monumentos y espacios culturales, cosa que no ocurre con el visitante que llega a Sonora. Usualmente, una explicación sencilla es que Sonora no tiene tanta historia, y cabe aquí recordar la célebre frase que se le amerita a José Vasconcelos (aunque no hay documento que compruebe que él la acuñó): “Sonora, donde termina la cultura y comienza la carne asada”.

Sonora y particularmente Hermosillo, Guaymas, Ciudad Obregón y Álamos, tienen una historia igual de rica que la de cualquier otra ciudad en México. Lo que no tienen nuestras ciudades es memoria, de ahí el título de esta columna.

Por razones que merecen un profundo razonamiento, tenemos ciudades sin memoria, localidades en las que se descuidan o se derrumban los edificios antiguos, no se adaptan los espacios históricos, se colocan pocas estatuas o placas conmemorativas y no se crean exposiciones que nos enseñen nuestro pasado. Y los pocos espacios que existen con estos objetivos están en pésimas condiciones: son cerrados, como el caso del museo-cárcel del INAH (al pie del Cerro de la Campana); están descuidados, como el triste busto de Emiliana de Zubeldía en la plaza que lleva su nombre; vandalizados, como la estatua de Abigael Bohórquez frente al banco de ropa; o de plano desaparecen, como le ocurrió al busto de Rodolfo Campodónico. Todos estos en la capital del estado, Hermosillo.

Aquí yacía, hasta hace unos meses, el busto a Rodolfo Campodónico

Estiércol y grafiti sobre Emiliana de Zubeldía

Al vate Abigael Bohórquez le robaron lápiz, libreta y espejuelos (hoy recuperados)

Aunado al descuido de lo que ya existe, cuando se llega a crear algo nuevo se toman malas decisiones. Por ejemplo, el monumento a los fundadores de Hermosillo (ubicado en el camellón del bulevar Hidalgo), el cual si bien tiene buenas intenciones, carece por completo de imaginación y rasgos simbólicos para la ciudad, pues es sólo una enorme placa con mucho texto:

Otro buen ejemplo es el busto del general Ignacio Zaragoza (ubicado en el mismo camellón). Zaragoza es un personaje importante por su desempeño en la Batalla de Puebla, pero por su origen (nació en Texas) y poca relación con Sonora (por no decir nula), su recuerdo no contribuye a nuestra memoria regional. Hubiera sido mejor colocar un busto del general Ignacio R. Alatorre, militar guaymense que se desempeñó como oficial en la Batalla de Puebla. Un busto del general Alatorre hubiera matado tres pájaros de un tiro: 1) Rendiría tributo a los mexicanos que pelearon en la Batalla de Puebla (objetivo por el que se colocó el busto de Zaragoza); 2) Rescataría del olvido a un sonorense digno de ser recordado, Ignacio R. Alatorre; 3) Demostraría que en acontecimientos de magnitud nacional, como la mencionada batalla, el estado de Sonora puso su granito de arena con hombres como Alatorre.

Por todo dicho hasta aquí, cierro esta primera entrega con las misiones de esta columna, las cuales son pocas, pero se desplegaran con ánimo de concientizar y darles una perspectiva muy distinta de las calles sobre las que transitamos a diario.

Misión 1: Relatar la historia de lugares de nuestras ciudades cuando aquellos son incapaces de relatarla. Una esquina, un callejón, un edificio olvidado, una café, una plaza, un parque, todos aquellos lugares donde sabemos que pasó algo digno de ser recordado. Lamentablemente, por nuestro descuido y falta de interés, muchos de aquellos lugares no nos relatan su historia o el asombroso acontecimiento que ahí pasó, así que Ciudades sin memoria lo relatará para ustedes.

Misión 2: Denunciar y corregir nuestros errores. Como mencionamos en párrafos anteriores, tenemos muy descuidados y abandonados los pocos monumentos y lugares históricos con los que contamos, así que será nuestra misión dar a conocer con detalle dichos casos.

Misión 3: Con el conocimiento histórico que tenemos, y hasta donde la imaginación nos lo permita, propondremos ideas para la creación de nuevos espacios que le den más memoria y colorido a nuestras ciudades. Una nueva estatua ¿Dónde? ¿De quién? y ¿Por qué? Un museo y/o una exposición ¿De qué tema? Un nuevo parque o espacio ¿Con qué temática? Un evento anual ¿Para recordar a quién o quiénes?

Ojalá que alguien nos lea, que alguien nos escuche y que Ciudades sin memoria provoque la condición opuesta a la cual hace referencia su nombre.

Por Mirinda GD

Fotografía de Benjamín Alonso

Eusebio Francisco Kino posa al lado de Stuart, Kevin y Bob. Hermosillo, Plaza Zaragoza, Octubre de 2016.

Para saber más de historia sonorense:

Facebook/Instagram/Twitter: @UnDíaComoHoyEnSonora

www.mirindagd.wordpress.com

Sobre el autor

Miguel Ángel Grijalva Dávila es un historiador sonorense que ha participado en espacios para la difusión de la historia radio, televisión y publicaciones impresas y digitales. También ha presentado sus investigaciones en congresos y foros en todo México. Búscalo en twitter, instagram o pinterest, como Mirinda_GD. En Facebook: Un Día Como Hoy en Sonora. Y en su página: http://www.undiacomohoyensonora.wordpress.com/

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6 comentarios

  1. Muy buen artículo. Siempre que uno viaja al centro y sur del país, es muy notable esa riqueza de historia y se siente ese vacío por la valoración de la misma acá en Sonora. Hace falta, sin duda, aportaciones como ésta para iniciar un nuevo rumbo hacia la apreciacion de nuestro pasado. Felicidades!

  2. Hola Miguel Ángel y foro de Crónica Sonora…
    me parece una inquietud muy loable y justificada la que emprendes con este trabajo… las intenciones se leen excelentes y la explicación proyecta lo que quieres hacer.
    Los de Hermosillo, de Cajeme, Guaymas y Álamos estarán encantados con las siguientes partes de tus colaboraciones.

    Dicho con todo respeto y no restando mérito a tu idea…

    Creo que ciudades como Cananea, Magdalena de Kino, Nogales y Heroica Caborca, Sonora tienen tanta historia (y riqueza histórica) como los ejemplos centralizados y obvios que tienes a bien mencionar. Tal vez sea necesario aclarar que por ejemplo en Caborca y otros municipios los trabajos del Instituto Nacional de Antropología e Historia han sido de buena consideración, con bastante profesionalismo y experiencia en pro de la preservación, mantenimiento, remozamiento y difusión de la historia regional… En Caborca, es muy raro que un estudiante o de secundaria y niveles superiores no conozca la historia de la Gesta Heroica del 6 de abril… y lo mismo sucede con la gente de Cananea y la historia de ese mineral, tan rica de pasajes de la lucha obrera… lo mismo en Nacozari de García, y en Empalme me consta el gran trabajo que hace José Luis Islas Pacheco en el Museo Ferrocarrilero no sólo en la difusión de la historia sino de la cultura y las artes en general…

    La Sociedad Sonorense de Historia ha hecho alrededor de 30 simposiums anuales de historia local, regional, estatal y nacional… los eventos son gratuitos y abiertos al público… y la sede de la sociedad sonorense de historia está en el corazón de Hermosillo, a unas cuadras de la Unison, y jamás acuden grupos de estudiantes de ninguna carrera a esos simposiums… ni siquiera van los alumnos becados del Colson, investigadores sociales subsidiados por el Conacyt…

    Si Hermosillo fuera muy rico en su historia, con el centralismo que sufre Sonora, estoy seguro que los gobiernos de la capital o del Estado ya hubieran aprovechado esos motivos o activos históricos para atraer turismo cultural… pero todos sabemos que la Historia de Hermosillo no da para inventarle edificios históricos comparables al Templo Histórico de Pueblo Viejo de Caborca… o digamos para competir por turismo cultural con ciudades como Guanajuato, Guadalajara, Puebla, Morelia, etc…
    Y no hay ninguna pena en ello… Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado, Mexicali, Tijuana, Ensenada, son ciudades dinámicas, sin demasiada historia visible para presumir, pero son ciudades que se ocupan de su presente… el presente de las sociedades es más importante que su historia, pero esto no quiere decir que no respeto o valoro la historia de las ciudades… simplemente me da asco ver a gobernantes ratas dando discursos sobre valores de la historia o las virtudes de los héroes…

    Menciónenme tres nombres de personajes de México de los últimos treinta años que merezcan pasar a la historia y reclamen la estatura de José Vasconcelos, de Guillermo Prieto, de Belisario Domínguez, de Lázaro Cárdenas… y después de eso, promuevan toda la historia que quieran.

    Hay una teoría del arte contemporáneo que dice que los estatuas y los monumentos, las placas y los memoriales los construyen los gobiernos para que la gente le dedique un día al año a la memoria de un personaje o un hecho… eso propicia el olvido, invita al olvido y al desconocimiento… porque recordar al padre Kino el día de su natalicio o el día de su muerte, prácticamente te da permiso para olvidarte del asunto todo el año… y a los niños se les inculca como una obligación conmemorativa, no como hechos o personajes trascendentales de interés o para conocimiento permanente, constante.
    La historia de Chile es la historia de las madres buscando a sus hijos de los desaparecidos en el régimen de Pinochet en el vasto desierto más seco del mundo, donde fueron enterrados luego descuartizarlos…
    La historia de Argentina es la historia de las madres de la plaza de mayo, que se reúnen para recordar y protestar por los hijos desaparecidos en la dictadura militar de 1970
    La historia de Hermosillo es la historia de los niños quemados en la Guardería ABC
    La historia de México es la historia de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa
    La historia de Ciudad Juárez es la historia de las muertas de Juárez y no otra
    La historia de Michoacán es la historia de las autodefensas
    La historia de México es la historia de un país en manos del narco, de rincón a rincón
    La historia de Sonora es la historia de un desfile de gobernadores que en el último año ordenan quemar el archivo muerto de sus administraciones y
    que dilapidan el erario público… misma historia de Coahuila, Chihuahua, TABASCO, tamaulipas, Veracruz, Quintana Roo y el Estado de México

    No nos podemos ocupar del presente… con qué cara le hablamos a nuestros niños acerca de de 1492, 1521, 1692, 1810, 1928, 1938, 1994?????????????

  3. FELICIDADES! Bienvenidos esfuerzos e iniciativas como esta que, ojalá, vaya más allá de los incontables rincones de la nostalgia para caminar en la construcción de la MEMORIA que proponga y disponga mejores futuros. Tal vez en el andar de estos caminos lleguemos a reconocer que nuestras ciudades SI tienen memoria (nos lo gritan en cada calle, edificio, personaje, etcétera) Los desmemoriados (por interés o comodidad) somos los ciudadanos. Venga el debate, la provocación se agradece…

  4. Siempre el nacimiento de «algo» es motivo de bomba y platillo, y por supuesto el inicio de tu columna no puede ser la excepción, material histórico tenemos, muchas cosas olvidadas, pero presentes, que bueno que retomen la historia regional tan valedora como la más.
    FELICITACIONES

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