Como el ISC dejó «plantados» al resto de panelistas en un foro para discutir la Feria del Libro 2018, los plantados tienen algo qué decirle al señor Welfo y compañía

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Hermosillo, Sonora.-

El pasado 17 de noviembre lectores, libreros, y escritores celebramos la mesa “En torno a la FeLiH 2018” en Librería Hypatia. Ante el plantón de funcionarios del ISC (¿desinterés o cobardía?) decidimos elaborar esta carta abierta. Discutimos en base a tres cuestiones, a continuación expuestas.

1.¿Cuál debe ser la función de una Feria del Libro?

Tras una mezcla de opiniones observamos que nuestra confusión reflejaba la de las autoridades. En lo hecho distinguimos tres funciones: la Feria del Libro como herramienta de fomento a la lectura, la FeLiH como promotora de la imagen de la gobernadora en turno, y la feria como medio para acercar la gente a los libros. 

La primera idea destila una nobleza destinada al fracaso: promocionar la lectura es trabajo de todo el año y se hace metiéndose a la vida cotidiana, escuelas, centros de trabajo, barrios, campos. Pasar esa función a la Feria es invertir la lógica, los festivales deben culminar procesos, siendo su grandiosidad la que motive a los nuevos ciclos. La Festivalitis recuerda a la pintura con que el Municipio pavimenta nuestras calles, en tal contexto no extraña que Pavlovich use la FeLiH como otro pincel para plasmar su imagen. La inauguración a metros de la puerta de Palacio, la gobernadora otorgando premios, podrá parecer un diseño novedoso y loable a Josué Barrera, a nosotros nos parece tonto y falso. La función de una Feria sólo puede ser la compra-venta de libros, si esto se logra, será que el lector accedió a una mejor oferta editorial, que el Estado fomentó la lectura pues facilitar es fomentar, que editoriales y libreros sobrevivieron para pelear un día más.

Da la impresión que Hermosillo, como el resto del país, replica el esquema de la FIL Guadalajara. Se pasan por alto ciertas condiciones de posibilidad: allá es la Universidad -con todo su peso- quien dirige, múltiples dependencias, entidades privadas y civiles presentes en el día a día jalisciense, participan en la organización. La FIL conoce su apuesta: traer a lo mejor del mundo y presentar a lo mejor del país con la petulancia de quien concierta un evento en torno al máximo símbolo de la cultura, el libro. Los precios no bajan sino que a lo largo del año se sostienen bajo impulsos como este. La FIL no busca callejones de paso porque la gente va hacia ella. Y con todo vale la pena preguntarnos ¿Es ese el esquema de feria librera que deseamos?

Entramos así a la segunda parte de la mesa.

 

2.Aciertos y desaciertos.

Más tardamos en evocar los aciertos que en nombrarlos:

Mucho contacto entre escritores locales y lectores. 

Lindo diseño de cartel.

Libros usados buenos a buen precio.

La insistente presencia de editoriales independientes en el programa, voces frescas y potentes contrastaron al bestsellerismo de los stands.

En general, fue mejor que la de 2017 (lo difícil hubiese sido empeorarla).

Desaciertos:

La Universidad Invisible. Nos consta que el personal del ISC ha invitado a la UNISON, es la Universidad la que no puede seguir fingiendo demencia. Ignoramos qué desvíos de recursos o qué reunión de ineptos haya dentro del alma mater, poca no debe ser ya que este año perdieron la representación de Planeta y del FCE a causa del impago de facturas. Y sabemos también de su inclinación por asemejar la librería universitaria a la de Sanborns. Pero basta ya. Tomen su lugar en la mesa, pueden y deben marcar una diferencia en 2019.  

La no-integración del IMCA. Se limitó a ofrecer un pobre stand y subir el hashtag “El IMCA en la FeLiH 2018” de modo que cunado los usuarios de face reportaban su visita, le hacían publicidad al Instituto. Es decir, IMCA se porto sólo como una empresa gandalla además de chafa. Aunque viendo su decadencia ¿qué exigirle? Que reviva.

El uso del espacio ¿qué dignidad hay en una feria librera que huye de las áreas ocupadas por carretas de tostitos? Cuánta gente a treinta metros se embarró los cachetes con queso, paseó al perro, jugó en el kiosko y se besuqueó en las bancas ignorando a aquellas carpas que no ocuparon ni la tercera parte de la plaza. ¿Recuerdan cuando los stands libreros rodeaban la plaza y el Kiosko era reservado a lo infantil? Este año tuvieron la suerte de que Rosa Vila Font y Yudith Abdala atrajeran por si mismas público a la bellamente ensombrecida sala infantil. Esta mísera ocupación del espacio aunada a una publicidad lanzada sólo en redes con ¿dos? semanas de antelación, revelan una tremenda pasividad. Esperaron a que la plaza y el burbujeante facebook les diera a la gente. 

A la FeLiH le faltó color, espectáculos, fragancia que incite al deseo. En cambio, teníamos esos standsitos estresantes  junto a otros gigantes igualmente feos donde el personal trata al libro como a una mercancía gris y ajena, salvo honrosas excepciones. Dispersar escenarios sólo ayudó a disipar la atención y a que la gente se fuera. En Galerías tenías la sensación de caminar dos cuadras inmerso en la Feria, en el Madero sentías que el parque estaba puesto para ti. Acá, y a pesar de estar en la Zaragoza, no llegamos ni al ambiente del Tianguis de los Olivos.

Se habló de las ferias organizadas por Yeomans, de una colaboración entre dependencias, escuelas e iniciativa privada que se ha perdido, es eso: el evento creció mientras la vinculación desde el Estado se perdió.

 

3.¿Qué deberíamos de ampliar, modificar, implementar hacia la FeLiH 2019?

Una vinculación directa con las diferentes editoriales en tanto expositoras. La FeLiH ya es punto, que manden lo mejor: diversificaríamos la oferta, aumentaríamos la cantidad y si esta vinculación se coordina con el responsable de programa, prevendríamos las afamadas presentaciones de libros sin libros ¿Quién olvida la esperada presentación de la Fiesta de los Niños Desnudos con que Imanol Caneyada debutó en Tusquets? No había ejemplares en la feria ni en la ciudad, una entre tantas. La Vinculación echaría mano de los canales de distribución existentes en Hermosillo sin limitarse a ellos. Bien haría Welfo en formalizar este asunto y poner bajo nómina a un responsable de Programa y a otro de Oferta o Vinculación además del de Logística y Coordinación, no por un mes sino todo el año, cosas por hacer sobran.

Se propone que la publicidad  1) Inicie tres o dos meses antes del evento; 2)  Se transmita por radio y televisión, el gobierno tiene canales propios y un amplio margen para negociar con la IP; 3) Que se difundan los contenidos en afán de despertar la necesidad intelectual de la Feria. ¿Qué encontraremos? ¿Por qué iríamos? La FeLiH en abstracto dice nada a los no-lectores: véndanos la idea de la experiencia FeLiH como otrora alguien nos vendió la Hendrix Experience (gracias).

Conectar la Feria en tiempo real ¿Qué tal plantar el stand de Radio Sonora o Telemax en plena Feria? Imaginemos a una Selene Carolina en conversatorio con Liliana Boom sonando por toda la Sierra, al Taibo diciendo lo que nos ganamos el derecho a decir mientras los peques cenan, al  Navo en las pantallas de Navobaxia para que su mamá le crea que escribe y que tiene amigos, uno escribió la Marrana Negra de la Literatura Rosa

La Gobernadora podría invitar a secretarías y dependencias a cooperar con el ISC antes de entregar premios. 

La Universidad de Sonora, ya lo dijimos, unirse a la organización.

Alcaldesa, la Feria del Libro es de Hermosillo ¡hay que entrarle!

Respecto a las cuotas a expositores se propone que se cobren todos y cada uno de los cuadrantes-stand, por adelantado y a un 50%  o 35% de la tarifa actual (si se cobra cada espacio, terminarían facturando más). Si instituciones o fundaciones deciden no ir, no importa, su oferta es casi nula y pueden consignarla a un distribuidor. Ahora ¿para qué son las cuotas? No para el electricista, eso debe estar previsto. Proponemos que se usen para ampliar la difusión, elaborar artículos publicitarios, cosas que conecten a la población con el evento, que lo magnifiquen, que apoyen la venta. 

Proponemos se busquen patrocinios en la iniciativa privada más allá del mundo editorial, cuántas empresas se interesarían por ligar su marca al “evento cultural más grande del estado”.

Transparencia en el presupuesto  asignado, en uso de las cuotas y en patrocinios. Extendida es la costumbre de pretextarnos en el presupuesto ¿Realmente hay necesidad de aumentarlo? Para estudiarlo necesitamos transparencia, también asumir que la función pública es administración pero también gestión. En inevitable comparación con las ex Fiestas del Pitic, los organizadores de la Fiesta de la Música acaban de darnos una lección que todos debemos tomar.

Formar una comisión lectores-libreros-burócratas que vigile: 1) La transparencia; 2) La no repetición de sellos editoriales entre un stand y otro y; 3) Que los stands exhiban sellos mas no grupos editoriales. Este 2018 Librería del Noroeste representó a Penguin Random House y a Planeta juntos, líderes de mercado que suman 170 sellos. Este acaparamiento desmotiva a la competencia, se presta a sospechas. Ahora ¿fue útil a los lectores el acaparamiento? No, dicha empresa ni siquiera llevó a los 170 sellos, se limitó al top sale y por supuesto, tampoco ofreció descuentos.

Libreros, artistas y gestores piden reuniones periódicas con las autoridades del ISC para evaluar y planear nuevos movimientos.

Es cuanto.

Por Lucía OrdoñezImanol CaneyadaArgenis ValenzuelaAxel HobsonFrancisco Alonso

Fotografía del día siguiente a la Felih 2018 por Benjamín Alonso

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