Convocatoria Libro Sonorense 2020

-Elija un género literario a concursar.
-Suba su obra a la plataforma en línea.
-Procure no poner en ese texto el corazón.

Los ganadores serán seleccionados por tómbola. Como el dictamen depende de dos jurados por género (imposibilitando la unanimidad), un jurado mezcla y el otro elige con su mano santa, conocido método infalible.

Para hacer el concurso más emocionante, una de las categorías (también al azar y descaradamente por mero asunto de presupuesto), será declarada desierta. (¡Qué nervios!).

Los textos serán recibidos con fecha límite 31 de julio y los ganadores serán dados a conocer en el mes de octubre (porque tiene que dar la impresión que se invirtió tiempo en leerlos)

El talento no es requerido: Inútil echarle ganas

El resultado de la tómbola será inapelable. 

Los ganadores tendrán que vivir con el peso de saber que fueron elegidos por el dedo de Dios.

¡Buena suerte a todos!

No se crea, es solo un chistorete irreverente para romper el hielo, un poco de humor ácido para solventar el sinsabor generalizado que deja en los labios la arena desértica del polvo mordido. En realidad, como lectora asidua que soy, sé de cierto que hay talento literario en Sonora, y no me cabe duda de que también hay corazón. 

Sin embargo, la intención de abrir con humor es la de dejar claro que no pretendo impregnar esta carta de sentimentalismos y mucho menos de amarguras que ni me embargan ni me atormentan. Más bien, pretendo puntualmente señalar lo que ocurre cuando no se extiende ni la cortesía de guardar apariencias, y cuando quien incumple no es el convocado, sino el convocante. Lo que ocurre es muy sencillo: uno se da cuenta, amigo.

[hr gap=»20″]

Convocatoria CS 2019 

Banamex 5204 1652 3610 0099

[hr gap=»20″]

LA INSUFICIENCIA LITERARIA NO ESTÁ DONDE TERMINA LA CULTURA Y EMPIEZA LA CARNE ASADA. NO.

Posiblemente no es tan sencillo entender el revuelo que causó, entre los escritores sonorenses, el dictamen de los jurados, Gerardo Bustamante y Maira Colín, en el reciente resultado del Concurso del libro Sonorense 2019. Ambos jurados, después de leer una treintena de poemarios contendientes, concluyeron que ninguno de los trabajos merecía ganar. Y según sus palabras en el dictamen, declararon el concurso ‘desierto’ porque “carecen de la suficiencia literaria que requiere un concurso de amplia tradición en el Estado de Sonora”

Este es un resultado inaceptable, pero antes de exponer mis argumentos del porqué, es preciso no perder de vista un dato -por demás- lleno de suspicacia: la coordinación cultural de literatura decidió, ante la decisión de los jueces, reasignar los inmerecidos  ‘sesenta mil pesos’ del premio y usarlos para editar los géneros que no se declararon desiertos. 

A partir de lo anterior, desde toda mi honestidad y mi fe en un Estado que apuesta a la transparencia, lo invito a reflexionar los siguientes puntos:

1

El argumento del jurado es contradictorio en sí mismo. Aseguran no haber hallado ningún trabajo digno, tan digno como los que sí han ganado en las ediciones anteriores. Es decir, Sonora ha construido sistemáticamente, a lo largo de los años en los que tiene en vigencia el CLS, una amplia tradición poética que, repentinamente, misteriosamente, suspendió su ‘suficiencia’ el año 2019. 

1.1

Quienes dictaminaron esta contradictoria sentencia no son, como se esperaría, escritores de amplia trayectoria. Es más, Gerardo Bustamante ni siquiera ha publicado un libro de poesía en su vida. Tampoco es dramaturgo y, sin embargo, también dictaminó obra ganadora en dramaturgia. Si un escritor no parte de su experiencia creativa y de una madura poética personal claramente reconocible en sus obras publicadas para ser juez de un concurso literario, entonces no debería tener esta función.

1.2

Deberíamos de aprovechar que el otro jurado, Maira Colín, ha sido invitada a la próxima Feria del Libro en Hermosillo, y asistir a su presentación para preguntarle a ella, que sí es una poeta en ciernes pero poeta al fin, cuál poemario de la amplia tradición del CLS es su favorito. Porque ese sería una aspiración para los poetas locales (¿a qué le tiras, poeta sonorense, cuando sueñas?). 

1.3

Los mencionados jurados de poesía de esta edición deliberaron, además, otro género concursante. Es decir, leyeron 31 trabajos de poesía, más no sé cuántos ejemplares concursantes en ensayo (colìn) y dramaturgia (Bustamante). Ambos leyeron ¿concienzudamente? ¡los trabajos completos de dos géneros en un lapso muy corto de tiempo! Aun así, pudieron atisbar la insuficiencia literaria de un concurso de amplia tradición. Estoy segura que ninguno de los jueces ha leído todos los poemarios de esta llamada gran tradición, dudo mucho que hayan leído los poemarios más recientes y, por lo tanto, dudo que hayan leído los trabajos concursantes de dos géneros como debe de ser.

2

O tal vez sí los leyeron, pero por reducción de presupuesto, se ordenó este dictamen para “ahorrar” dinero. No me extraña que el gobierno rebane presupuestos culturales, pero me surge inevitablemente la duda ¿por qué la poesía? Días siguientes al desértico resultado, me di cuenta que desaparecieron el Premio de Poesía Sonora en la convocatoria de los Juegos Trigales del Yaqui. Al parecer, si los tradicionales talleres de poesía de las bibliotecas no fueran costeados por los mismos alumnos, también los hubieran rebanado.

2.1

En un país como México, donde la consecuencia de la corrupción generalizada nos está rebasado en muchos sentidos, corrupción de la que estamos francamente hartos, es mi deber como ciudadana, darme cuenta que toda disfunción mayor de la sociedad, inicia y se articula desde pequeñas faltas de ética y actos de irresponsabilidad aparentemente triviales. Es mi deber señalar estos puntos en la presente carta, porque esto que expongo puede suceder o sucede también en otros fractales mayores de la estructura institucional.

3

Si existen las instituciones culturales, es porque existen artistas en este valle de lágrimas que intentan desarrollar un oficio con todo en su contra. Pero a ningún burócrata de cultura u otra instancia se recorta el sueldo cuando incurre en irresponsabilidades. A ningún diputado se le declara el aguinaldo desierto cuando su trabajo es insuficiente. 

3.1

Pareciera que el dictamen de Colín y Bustamante es una frivolidad, pero no. La ironía es evidente: para atisbar fallas en la suficiencia de una institución o coordinación de literatura, declara un género desierto por insuficiencia literaria. Cuando una coordinación propicia anomalías en las reglas de un concurso, evidencia ineptitud administrativa. Y, peor aún, cuando muestra resistencia a reconocer sus fallos, evidencia tiranía.

3.2

La relevancia que el gobierno le da a la cultura es frágil, tan frágil como un cristal de “rómpase en caso de reducción de presupuesto”.

4

Estaremos atentos a la manera en cómo usted resolverá este pequeño fractal. Los ojos están puestos y esperanzados en usted, porque al parecer la coordinación de literatura no ve problema alguno o solo ha acatado un acto de irresponsabilidad para ahorrar dinero. El concurso cuenta, efectivamente, con prestigio; mantenerlo requiere, no solo el compromiso de quien lo convoca de apegarse a sus propios lineamientos y criterios, no solo el trabajo genuino del convocado escritor sonorense; requiere también rectificar lo que aquí se ha torcido, porque de lo contrario no habrá confianza en lo consecutivo. 

QUERIDO POETA SONORENSE:

Anónima editorial, en plena mudanza, encontró un día en su bodega el manuscrito de la primera novela escrita por Saramago cuando él ya gozaba de fama y su pluma de reconocimiento. Como era natural, hicieron todo lo posible por publicarlo. 

Escribió Pilar, tras el fallecimiento del autor, en el prólogo del libro que de manera póstuma -por fin- vio la luz: «‘El libro perdido y hallado en el tiempo’, así se llamaba Claraboya en casa. Quienes leyeron la novela entonces intentaron convencer al autor de la necesidad de su publicación, pero obstinadamente José Saramago se negaba, decía que no se editaría mientras viviera. Sin otra explicación que no fuera su norma de vida, tantas veces escrita y pronunciada: nadie está obligado a amar a nadie, todos estamos obligados a respetarnos [el énfasis es mío]. Según esta lógica, Saramago consideraba que ninguna empresa tiene la obligación de publicar los manuscritos que le llegan, pero existe el deber de ofrecer una respuesta a quien le espera día tras día, mes a mes, con impaciencia y hasta con desasosiego porque el libro entregado, ese manuscrito, es algo más que una montaña de letras, lleva un ser humano dentro, con su inteligencia y su sensibilidad [Ídem].»

Juzgue usted mismo, querido lector, los paralelismos aquí vertidos y la pertinente relación con los recientes acontecimientos. A los poetas desairados les digo: Contra viento y marea; a pesar de indolencias, ideologías y Estados; las letras tienen su propia forma de hacerse aparecer. Nunca dejen de poner en ellas el corazón y la fe, porque si lo hacen, entonces sí estaremos perdidos.

Por Natalie Navallez

Álvarez Beltrán fotografiado por Tribuna del Yaqui

Sobre el autor

Licenciada en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Sonora, es d'esas que gusta de aprender sobre lo que nadie entiende y a nadie importa. Aficionada a la pluma más por convicción que por oficio. Defensora del lenguaje y de la responsabilidad individual. Partidaria de la libertad de ser y de elegir. Es amante de la comida, el vino y la cerveza. Se dice de ella que fue educada por Walt Disney... Ella opina que es cierto. Ya tiene cuenta en Facebook.

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *