La vida es una carrera. Algunas veces conquistamos la meta como campeones, otras solo es posible participar. Y lo más importante, es necesario presentarse y retirarse a tiempo, porque ya lo dijo José Alfredo: “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”.

Cars 3 (Brian Fee, 2017) apuesta a la caída y la redención, también al inexorable paso del tiempo y a la dignidad que representa encontrar un nuevo lugar en el mundo para seguir siendo el rey.

El rayo McQueen (en la voz de Kuno Becker) atraviesa por una mala racha. Una nueva generación de automóviles amenaza con dejarlo atrás. Así, llegará maltrecho e inseguro, a una clínica de tecnología que buscará entrenarlo para enfrentar a sus nuevos, y más jóvenes, rivales.

El público es advertido sobre esta situación desde los primeros minutos de Cars 3, cuando escuchamos al protagonista iniciar su conocido monólogo: “Soy veloz..”, a pesar de que ya no se escucha con la misma energía y arrogancia de hace más de una década.

El centro de adiestramiento es dirigido por Sterling (doblado por Juan Frese), ambicioso auto de negocios cuyo plan B para McQueen es convertirlo en estrella del mercadeo, como ocurre con los deportistas en edad madura.

Sin embargo, el héroe conocerá a Cruz Ramírez (Verónica Jaspeado), una extraordinaria carra – no es correcto el término, pero funciona – con más talentos de los imaginados, pero que no han florecido pues ella sigue bajo la sumisión de un mundo dominado por automóviles varones.

La decisión de que este personaje sea mujer, y además latina, es muy significativo. Por una parte señala lo que ya sabemos: a todos, niños y niñas, nos gusta jugar a los carritos; y es también un mensaje de inclusión en estos tiempos de antipatía contra migrantes, sobre todo en ambientes tan caucásicos y masculinos como las competencias NASCAR.

En la búsqueda por persuadir a más público, a veces se golpea con tino y precisión. Clochazo, segundón y volantazo.

Por supuesto, el resto del equipo del Rayo McQueen regresa. Mate (en el inconfundible registro de César Bono), Smokey (Gabriel Pingarrón, en el doblaje) y Doc Hudson (en su mayoría con voz de archivo del finado Pedro Armendáriz, Jr.), tendrán un papel fundamental: son los mentores, los viejos maestros, los senseis que nos enseñan el ciclo de la vida.

Aquí es necesario subrayar una conmovedora coincidencia. Tanto en su versión original, como en el doblaje al castellano, Doc Hudson es interpretado por dos grandes estrellas ya fallecidas: Paul Newman y Pedro Armendáriz, Jr, a quienes va dedicada esta película.

Menos acelerada y delirante que las primeras dos cintas, Cars 3, se presenta madura y reflexiva, aunque no por ello exenta de humor. Los gags y las situaciones de mayor gracia se suceden ágiles, como la secuencia en la competencia de “autos chocones”, con una jupiterina Miss Fractura, interpretada con excelencia por Regina Orozco, ¿quién más?

La animación de Pixar, como siempre, está a la altura. Seremos testigos de un accidente que enmudece a la audiencia, las competencias en la pista resultan en verdad emocionantes y algunos escenarios sorprenderán por su virtuosismo. Bien, Pixar, muy bien.

Por su argumento y tratamiento, Cars 3 guarda muchas similitudes con Rocky III (Sylvester Stallone, 1982), Karate Kid (John G. Avildesen, 1984), El audaz (Robert Rossen, 1961) y El color del dinero (Oliver Stone, 1986); las dos últimas, que se recomiendan visitar, son interpretadas por Paul Newman; él en su papel como Eddie Felson, hará la misma transición que veremos en el Rayo McQueen.

Sin embargo, a pesar que la idea del fracaso, el esfuerzo y la eventual conquista de la autoestima – nunca mejor dicho – ya ha sido expuesta por Hollywood desde tiempo inmemorial, Cars 3 lo repite, sí, mas con buenos resultados.

Entre aceite, líquido de frenos, juntas homocinéticas, llantas, velocidad y aventura, Cars 3 toca temas importantes. El pase a la nueva generación, la inclusión, la tolerancia y el respeto a los mayores adquieren aquí una dimensión muy especial. ¿En qué momento dejamos de ser alumnos para convertirnos en maestros? ¿Cuándo reconocemos que es mejor que el que sigue termine la carrera que iniciamos?

En mis primeros años de juventud, un hombre viejo, medio sabio y medio loco, siempre me decía: “Súbete a mis hombros. Tú verás más lejos y mi huella será más profunda”.

Quizás ha llegado el momento que yo repita esa sentencia.

La vida es una carrera.

Por Horacio Vidal

Sobre el autor

Horacio Vidal (Hermosillo, 1964 ) es publicista y crítico de cine. Actualmente participa en Z93 FM, en la emisión Café 93 con una reseña cinematográfica semanal, así como en Stereo100.3 FM, con crítica de cine y recomendación de lectura. En esa misma estación, todos los sábados de 11:00 A.M. a 1:00 P.M., produce y conduce Cinema 100, el único -dicen- programa en la radio comercial en México especializado en la música de cine. Aparece también en ¡Qué gusto!, de Televisa Sonora.

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