La efeméride para este mes de diciembre son los cien años del natalicio de Álvaro Obregón Tapia, un singular personaje que asumió la difícil tarea de gobernar el estado de Sonora durante una época agitada. Hoy recordamos su vida, pero más importante, sus años de gobierno.

 

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Sí, como su nombre lo delata, Álvaro Obregón Tapia era hijo del expresidente Álvaro Obregón Salido (y cuando lean o escuchen sobre el “gobernador Obregón”, sepan que se trata del hijo, pues aunque el padre fue presidente de la nación, nunca ejerció el cargo de gobernador). Cuando el general Obregón fue nombrado Secretario de Guerra y Marina, se mudó al Castillo de Chapultepec junto a su esposa María Tapia Monteverde. Ahí nació el primer hijo del matrimonio, Álvaro Obregón Tapia, quien llegó al mundo el 18 de diciembre de 1916. Él y Cuauhtémoc Cárdenas fueron dos gobernadores del siglo XX que compartieron esa cuna de nacimiento.

 

Obregón Tapia tenía once años cuando su padre fue acribillado a balazos en un restaurante mientras degustaba un plato de enchiladas. Después de la tragedia, la familia se mudó al sur de Sonora, así que aunque Obregón Tapia pasó su infancia en la hoy CDMX, al momento de su adolescencia ya vivía en Sonora. En esta tierra cursó su educación básica bajo la tutela de Fernando F. Dworak, un profesor tlaxcalteca que con el pasar de los años se afamó como radical, pues participó activamente en campañas anti religiosas (una escuela en Cajeme lleva su nombre). Después cursó la preparatoria en escuelas militares en California, se mudó a la Ciudad de México e ingresó a la Escuela Bancaria y Comercial. Cuando llegó el momento de dejar las aulas y ponerse a chambear, no optó ni por la carrera militar ni por la bancaria, se volvió empresario agricultor.

 

Fueron los viejos colegas de armas de su padre quienes lo introdujeron en el negocio de la agricultura. Se hizo socio de otros hijos de prominentes revolucionarios (digámosles “juniors de la revolución”), como fue el caso de Rodolfo Elías Calles Chacón, hijo de Plutarco Elías Calles. La agricultura era su sustento y placer, pues realmente encontró dicha en el negocio de sembrar y ver crecer.

 

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A pesar de que Obregón Tapia jamás participó en la política u ocupó un puesto público, por su familia, su nombre y las influencias que poseía, siempre fue visto como un símbolo de la revolución. Tenía derecho de picaporte en Palacio Nacional, acudía a eventos cívicos con presidentes y era un hombre bien conocido por el gobierno en turno.

 

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Por todas estas razones, en el Partido Revolucionario Institucional comenzó a cocinarse la idea de que Obregón Tapia debía ser gobernador, a pesar de su experiencia nula en puestos públicos. Le propusieron la idea, aceptó, y sin mucha resistencia el partido lo candidateó para las elecciones de 1955. Nadie verificó si la constitución del estado le permitía ser gobernador, pues como mencionamos, no nació en Sonora.

 

Ganó las votaciones ante su único rival, Jacinto López Moreno, candidato del Partido Popular Socialista. Es, hasta la fecha, el último gobernador no nacido en el estado. Aunque aquello fue un triunfo para él, los seis años de su gobierno fueron quizás los más difíciles de su vida laboral, pues Obregón Tapia no era un político, no tenía experiencia negociando o haciendo relaciones con grupos rivales y no supo manejar los conflictos que se le presentaron: protestas electorales, invasiones campesinas y una huelga magisterial.

 

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Profesores huelguistas encarcelados. Hermosillo, septiembre de 1960.

 

Durante su gestión se ganó enemigos en la política regional y nacional, en la prensa y entre los trabajadores. Además se hizo de una reputación de hombre autoritario, duro, necio e incapaz de resolver problemas. Por estas razones, cuando salió al balcón del palacio de gobierno para dar el grito de independencia en septiembre de 1960, la gente ahí reunida lo recibió con una lluvia de naranjas agrias. Obregón Tapia le gritó a su esposa: “¡Agáchate, Fernanda!”, y juntos regresaron al interior del edificio. Luego la policía procedió a dispersar a la multitud, la cual resistió y comenzaron los trancazos.

 

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“La noche de los naranjazos justicieros”, como algunos la nombraron, fue una noche en que los hermosillenses cambiaron la celebración patria por enfrentamientos violentos, arrestos, heridos y vandalismo por todo el centro de la capital sonorense. Algunos aprovecharon el caos para entrar a la tienda Mazón y robarse los zapatos de moda, aquellos que por su elevado precio no podrían conseguir salvo en una situación así: en pleno alboroto. Desde entonces, durante los primeros días de septiembre las autoridades de Sonora mandan podar los árboles en la plaza donde se realiza el grito de la independencia.

 

Otro dato interesante de Obregón Tapia es que fue el último gobernador de todo México que ejecutó sentencias de muerte. Por los crueles crímenes perpetrados (violación y asesinato a dos menores), dos delincuentes fueron sentenciados a muerte por el juez en turno y Obregón Tapia no dudó en ratificar las sentencias. Los criminales murieron fusilados en los patios de la penitenciaría, hoy museo y centro INAH, en 1957.

 

 

El gobernador Obregón dejó su cargo en 1961 y puso el poder en manos de su sucesor, el licenciado Luis Encinas Johnson, uno de sus colaboradores más cercanos y a quien anteriormente nombró rector de nuestra alma mater, la Universidad de Sonora. Pero incluso la sucesión de poderes fue complicada, pues algunos miembros del PRI insistieron en que el candidato del partido -y por ende próximo gobernador-, debía ser el veterano de la revolución, el general Ricardo Topete Almada. Ante la negativa del sistema político, los partidarios de Topete realizaron manifestaciones, se dieron encontronazos con la policía y el centro de Hermosillo se cubrió de caos otra vez. Resultó irónico que Obregón Tapia, hijo del general Obregón, se rehusara a apoyar la candidatura del general Ricardo Topete, pues éste había sido uno de los hombres más cercanos al general Obregón durante los años de la revolución. Pero así son los dramas en la política. Obregón Tapia le dio la espalda al viejo colega de armas de su padre y Luis Encinas Johnson resultó candidato y gobernador.

 

Quizás las aportaciones más importantes del gobierno de Álvaro Obregón Tapia fueron la creación de caminos y el apoyo al sector agrícola. Pero en lo referente a problemas sociales, el sexenio fue un periodo convulso, lleno de tensiones, caracterizado por el uso de la fuerza pública para resolver inconformidades. Obregón Tapia no volvió a ocupar un cargo público y vivió muchos años después de su gobierno. Continuó dedicado a las labores del campo hasta que murió en Tucson en 1993.

 

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No fue gobernador por sus dotes políticos, sino porque era visto como un símbolo de la Revolución Mexicana, movimiento armado con el que el PRI justificaba su estadía en el poder. Y no fue un caso único, sino la tendencia de esa época, gobernada por hombres de “linaje revolucionario”, “revolucionarios juniors” o “cachorros de la Revolución”: Miguel Alemán fue gobernador de Veracruz y presidente, era hijo del general Miguel Alemán; Rafael Ávila fue gobernador de Puebla, era hermano menor del expresidente Manuel Ávila Camacho; Dámaso Cárdenas fue gobernador de Michoacán, era hermano menor del expresidente Lázaro Cárdenas; Nicolás Zapata fue diputado y alcalde, era hijo de Emiliano Zapata; entre otros.

 

Texto y recuperación fotográfica por Mirinda GD

Álvaro Obregón Tapia y Nicolás Zapata Aguilar, ambos hijos de prominentes revolucionarios y ambos herederos de los méritos de sus padres. Obregón Tapia fue gobernador de Sonora (1955-1961) y Nicolás Zapata fue diputado de la primera legislatura del PRI (1946-1949).
Álvaro Obregón Tapia y Nicolás Zapata Aguilar, ambos hijos de prominentes revolucionarios y ambos herederos de los méritos de sus padres. Obregón Tapia fue gobernador de Sonora (1955-1961) y Nicolás Zapata fue diputado de la primera legislatura del PRI (1946-1949).

Sobre el autor

Miguel Ángel Grijalva Dávila es un historiador sonorense que ha participado en espacios para la difusión de la historia radio, televisión y publicaciones impresas y digitales. También ha presentado sus investigaciones en congresos y foros en todo México. Búscalo en twitter, instagram o pinterest, como Mirinda_GD. En Facebook: Un Día Como Hoy en Sonora. Y en su página: http://www.undiacomohoyensonora.wordpress.com/

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3 comentarios

  1. Yo lo conocí, cuando mi padre me llevó a la inauguración del CIANO. Después, fui compañero y amigo de su hijo Antonio (QEPD), en el Internado México, en 1963. Sí recuerdo la ejecución de los chacales Ruiz Corrales y Zamarripa.

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