Tijuana, Baja California.-

El pasado sábado 8 de junio Andrés Manuel López Obrador se citó con el pueblo tijuanense con motivo del acto por la dignidad de México y a favor de la amistad con el vecino pueblo de los Estados Unidos. Y una vez más, ahí estaba Crónica Sonora para contarlo.

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El complicado acceso al recinto hizo evidente la distancia que pretendía marcar la organización del evento con respecto a las anteriores visitas de Andrés Manuel. El distanciamiento impuesto entre el ciudadano de a pie y el conjunto de figuras públicas que acompañaron al presidente, no impidió que una multitud de gente se aglutinara en torno a la figura presidencial, para ya no protestar, sino celebrar, el replanteamiento de la política migratoria en la frontera sur impuesto por el país vecino, en la ya célebre y exitosa (?) negociación que tuvo lugar en Washington.

Dos horas antes de la llegada del titular del ejecutivo, miles de simpatizantes ya se amontonaban contra las vallas que resguardaban los asientos (perfectamente ubicados) destinados a ser ocupados por la renovada (?) clase política mexicana. La ilusión de sus seguidores sigue intacta no hay más que verlos. En cuanto al tacto para con ellos, ese sí que ha cambiado.

Con gran expectación la muchedumbre cuchicheaba acerca de la visita del Jefe del Estado, «lo tiraban de loco, no daban un centavo por él», comentaba una simpatizante, Ángela, quién a continuación redactó un escrito sobre una hoja de papel con bolígrafo rojo (facilitados por un servidor) con la intención de hacerlo llegar a López Obrador.

Acto seguido, desfiló por la alfombra roja el comité morenista que acompañaba la expedición, Cuitláhuac García Jiménez fue el primero en detenerse para la selfie, «está haciendo un gran trabajo» escuché a mi derecha. El siguiente en aparecer en escena fue el diputado Fernández Noroña, quien se tomó la molestia de abandonar su asiento para acudir a saludar a la multitud que le aclamaba, «este es el próximo» escuché a mi izquierda, fue entonces cuando sentí que aquello había ido demasiado lejos. Sería por el reducido espacio provocado por una apretujada marea humana contenida por las vallas, las horas estando de pie, la sed, que de pronto me sentí fuera de sitio, mareado, ausente. «Este es el próximo», aquellas palabras aún retumbaban en mi cabeza, me encontraba viviendo el efecto MORENA de cerca y no lo estaba pasando nada bien.

Fue apenas una media hora después cuando apareció él. Las muestras de cariño y el júbilo no se hicieron esperar. El ansiado momento, por encima del discurso me atrevería a decir, ya estaba aquí. Cómo es habitual en el caso de Andrés la plaza pública le avala y le restituye toda la confianza en su proyecto de nación, ahí se maneja como pocos, juega de local, hay que reconocerlo, ha sabido llegar a la gente. Miles de almas se congregaron a su alrededor como cada vez que pisa su terreno favorito, y esta vez, no fue la excepción.

Pasado ese episodio, decidí tomar un poco de aire para prestar atención a sus palabras pero mientras, la rechifla no se hizo esperar con la aparición de Kiko Vega gobernador de Baja California y «El Patas» presidente municipal de Tijuana. El hartazgo de la gente con la administración actual fue tan evidente el pasado sábado como lo fue en la jornada electoral del pasado domingo 2 de junio, dónde una vez más se impuso de manera aplastante el partido que encabeza el ‘cambio de régimen’.

Una vez concluida la ceremonia, se dio paso a la entonación del himno nacional y con ello el vigoroso aplauso final que da fe del crédito concedido por el pueblo mexicano a su mandatario. Crédito que está claro no es infinito pero de momento goza de buena salud, hay un pueblo orgulloso de su presidente, lo pude constatar.

A pesar de que en su discurso exista la clara intención de simular un cambio profundo en la manera de hacer política que no se corresponde con la realidad, la gente estará con él. Por más que en el ‘movimiento regenerador’ ya nos sean conocidos algunos rostros y prácticas y simplemente se empapele  todo acto oficial con colores afines al partido de turno, detrás de la valla estará siempre esa misma gente, para vivirlo y para poder contarlo.

Texto y fotografía por Omar Moroyoqui

Sobre el autor

Fue a través de mis padres que desde temprana edad he estado ligado a la escritura, los medios y las ciencias sociales. El seguimiento de la actualidad global se ha convertido en una prioridad personal para entender cuál es mi lugar en el mundo. Mi compromiso como comunicador es con la libertad, la igualdad, la pluralidad, el libre pensamiento, la tolerancia y por consecuencia con la democracia. Futbolero, periodista y tijuanense, en ese orden.

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5 comentarios

  1. Ese es el Omar… me encantó la frescura en el relato. Muy bien escrito, se lee con mucha facilidad.
    Qué bien aprovechada la oportunidad para continuar tu camino en el periodismo.
    Un abrazo cariño. Tu mami.

  2. Coincido, se lee fácil, escritura amena y fresca. Me quedé con ganas de seguir leyendo. Felicidades
    PD, leí en el Feis, que hubo acarreados, es cierto??

    1. Muchas gracias por leer y comentar. En cuanto al acarreo, digamos que el partido en cuestión movilizó a su gente de manera habitual (más vale que sobren a que falten) sin llegar a ser ésto una pantomima. Desde mi punto de vista, para bien o para mal la gente está con él. El acarreo fue mínimo y el centro de Tijuana se pobló de ciudadanos comprometidos con el proyecto de Andrés Manuel.

    1. Muchas gracias Maren, disculpa por la tardanza, no me había percatado del comentario. Me llena de orgullo pensar que desde la academia se tenga aprecio al trabajo que realizo, esto no hace sino reafirmar mi compromiso con el oficio periodístico que tanto disfruto. Un saludo.

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