Si esa rica porción del Océano Pacífico que llamamos Golfo de California tuviera ocasión de explicar sus vínculos más profundos con nosotros, no usaría manzanas para ello sino sus islas: más de 900 islas e islotes que comparten una belleza intrínseca, un Patrimonio Natural de la Humanidad (reconocido en 2005 por la UNESCO) que revela, en estos tiempos de debates ecológicos, una relevancia social y económica que pocas veces ha sido bien entendida y ponderada.

A continuación te presentamos diez cosas que quizá no conocías de estas maravillas naturales.

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Isla San Esteban

1.- TUVIERON SU ORIGEN HACE 12 MILLONES DE AÑOS

A partir del movimiento de las placas tectónicas, hace poco más de doce millones de años inició la separación del macizo continental que dio origen a la llamada “cuenca oceánica de evaporación” o Golfo de California (GC) y también a esa larga península de Baja California que, a modo de brazo de México, acoge un rico universo oceánico que continúa asombrando a propios y extraños.

Este proceso de fragmentación de la corteza terrestre también dio como resultado que algunas porciones de material pétreo quedaran aisladas y suspendidas en el GC, formándose así varias islas e islotes, sin demeritar que algunas como la Isla Encantada o la pequeña Isla Consag frente a San Felipe, Baja California, tuvieron su nacimiento a causa de la fuerte actividad volcánica de la zona.

Hoy en día, Baja California sigue separándose del continente, a un ritmo promedio anual de entre 4 y 5 cm, y se estima que en alrededor de 20 millones de años, será una enorme isla.

 

2.- SON ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS

Para cuando el buque oceanográfico Calypso, comandado por el legendario explorador y naturalista francés Jacques Cousteau se introdujo, a finales de los sesenta del siglo pasado, en las aguas del “acuario más grande del mundo”,  los esfuerzos de conservación en las islas ya habían comenzado su periplo. En 1963 el gobierno federal decretó que la Isla Tiburón sería considerada una zona de Reserva Natural y Refugio de Fauna Silvestre Nacional, integrándose al año siguiente la Isla Rasa como zona de Reserva y Refugio de Aves Migratorias y de la Fauna Silvestre.

Un poco más tarde el Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California fue decretada el 2 de agosto de 1978. Cuarenta años después, dada su vasta extensión geográfica (más de 420 mil hectáreas en conjunto), su administración se lleva a cabo a través de cuatro direcciones que agrupan a las islas frente a sus respectivos estados en Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa, mismas que son coordinadas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).

Cabe mencionar que las islas tienen su protección sólo en la parte terrestre, sin embargo gracias a esfuerzos recientes, se han logrado decretar también zonas marinas de protección en aguas aledañas de algunas islas, como la San Pedro Mártir y la San Pedro Nolasco por mencionar ejemplos en Sonora, estas medidas permiten conservar especies y sus hábitats de una manera más integral.

Lobos marinos en la Isla San Pedro Mártir

3.- NO TODAS PUEDEN SER CONSIDERADAS COMO ISLAS

Por definición una isla es una extensión natural de tierra rodeada de agua; algunas de ellas son consideradas como islotes por su tamaño más pequeño, generalmente por haber formado parte de una isla de mayor tamaño o de un continente, y que por procesos de abrasión marina terminó separándose de éstas.

Otros cuerpos son llamados arrecifes, identificables por su estructura rocosa, generalmente coralina, diferentes de los conocidos como cayos, que son porciones de tierra baja y plana, formadas por arena y fragmentos de coral.

Finalmente, un archipiélago es un grupo de islas próximas entre sí, generalmente con un origen geológico común como el caso del Archipiélago Espíritu Santo en BCS.

 

4.- ALGUNOS CUERPOS INSULARES SON VOLCANES EN REPOSO

Quizá el primer registro de actividad volcánica en una Isla del GC es el documentado por Francisco de Ulloa en 1539, quien menciona haber visto una columna de vapor y humo saliendo de una isla, aún no se ha esclarecido si se refería a la Isla Coronado o la Isla Encantada.

Lo cierto es que a lo largo del GC existen zonas que mantienen una fuerte actividad geotérmica, principalmente en la región Norte, motivo por el cual algunas como la Isla Coronado o la Isla Tortuga frente a Santa Rosalía poseen volcanes ligados a la actividad telúrica del fondo marino.

Los complejos modelos geofísicos que describen la separación de la península de Baja California dentro de algunos miles de años no pueden predecir las próximas formaciones o actividad sísmica, movimientos tectónicos que probablemente tendrán una expresión calórica violenta, esperemos que éstos ocurran dentro de muchísimos años, idealmente cuando ya tengamos una tecnología que reduzca sus daños.

Lobos marinos, pelícanos y cormoranes en la Isla San Jorge

 

5.- ALGUNAS ISLAS FUERON HABITADAS POR PUEBLOS ORGINARIOS

En el imaginario colectivo, a menudo las islas son representadas como pequeños paraísos, oasis salvadores o simplemente puntos intermedios de resguardo en los procesos de exploración y colonización de nuevas tierras. Lamentablemente la mayor parte de las islas del Mar de Cortez no son habitables para el ser humano, su formación rocosa nunca ha sido amable con el arribo de embarcaciones, sin embargo esto nunca fue impedimento para que la insularidad imprimiera su carácter en algunas culturas prehispánicas que supieron asimilarlas.

Guaycuras y Pericúes son dos pueblos que habitaron la península bajacaliforniana y se tiene conocimiento que habitaron por episodios las islas Espíritu Santo, San José y Cerralvo (esta última renombrada en 2009 como isla Jacques Cousteau) pues se han encontrado restos de campamentos habitacionales en cuevas o covachas, así como cuevas funerarias con entierros humanos pintados en rojo ocre y envueltos en hojas o fibras de palma o piel de venado.

Más cerca de la costa de Sonora, los Seris o Comca’ac son un pueblo cuya historia se entrelaza con las Islas Tiburón y San Esteban, donde algunos vestigios sugieren que éstos tuvieron contacto con la cultura Cochimí del Sur de Baja California, quienes posiblemente utilizaron temporalmente la isla Ángel de la Guarda; lo cierto es que los Seris en distintas etapas históricas han manifestado una profunda relación con el mar y sus especies: sólo basta recordar que la Isla Tiburón es la que tiene mayor extensión de todas las islas de México (casi del tamaño del estado de Tlaxcala) y se sabe que posee alrededor de 12 aguajes permanentes, que sólo quien los conoce sobrevive en ella.

Fueron los Comca’ac quienes utilizaron balsas de carrizo impulsadas a remo para llegar a otras islas donde hacían campamentos temporales, habitándolos por cortos periodos hasta lograr alcanzar la península de Baja California. De las culturas precolombinas, la Seri ha sido la que más tiempo pasó en la región de las grandes islas del GC.

 

6.- CONTRIBUYEN EN LAS PESQUERÍAS ARTESANAL E INDUSTRIAL Y EN LA PESCA DEPORTIVA

Un aspecto económico insoslayable es la alta productividad del GC debido a las surgencias submarinas estacionales y la mezcla por mareas benéficas para los fondos rocosos de sitios como Isla Ángel de la Guarda, Isla San Esteban o Isla San Lorenzo, donde suelen formarse nichos de desove para peces arrecifales, de cuyo estado de conservación dependen las principales pesquerías artesanales e industriales de la región; algo que también resulta altamente positivo para los torneos de pesca nacionales e internacionales, ese otro atractivo turístico de la región que durante los meses cálidos depende del marlín, el pez espada, el pez vela y el dorado, así como de cabrillas, sierras y pargos durante los meses fríos.

Puesta en contexto su importancia económica, conviene recordar que los recursos marinos no sólo del GC sino de los mares en general se perciben como ilimitados, no obstante éstos pueden agotarse sin el manejo adecuado, sin el uso sostenible y sin el desarrollo de los componentes tecnológico y socioambiental, cuya presencia se vuelve día con día determinante para el logro de objetivos económicos y de sustentabilidad a corto, mediano y largo plazo.

Isla San Pedro Nolasco

7.- EN SÍ MISMAS SON RECURSOS VITALES PARA EL TURISMO

Además de la pesca deportiva, la creciente actividad turística en las costas del GC ha puesto de manifiesto la  importancia económica y comercial de las islas, reflejada en primera instancia en los ingresos obtenidos por actividades de recreación visual en sitios como el Archipiélago Espíritu Santo, por citar un ejemplo de lugares que son atractivos para el kayakismo y la observación de aves y lobos marinos.

Otros ejemplos son: la Isla Farallón, una saliente rocosa ubicada a 25 kilómetros de Los Mochis, reconocida por ser refugio de aves, delfines y lobos marinos; así como la Isla de Venados, una reserva ecológica que puede recorrerse en kayak o bien mirarse desde el malecón de Mazatlán; Sonora por su parte cuenta con la Isla San Jorge, ubicada frente a Puerto Peñasco, un sitio reconocido para la práctica de esnórquel y el avistamiento de lobos marinos.

 

8. ALBERGAN UNA GRAN BIODIVERSIDAD Y ENDEMISMOS

A grandes rasgos no resulta difícil imaginar el proceso evolutivo que fue llenando de vida estas porciones de tierra o cuerpos que aparentan “emerger” del fondo marino, colonizadas lentamente por distintas familias de plantas y animales, vida que tras la separación continental y miles de años de especiación dieron paso a los endemismos, una condición de singularidad para distintas especies de mamíferos, peces, reptiles, hongos, bacterias y cactáceas que únicamente existen en estos sistemas insulares.

Un endemismo se refiere a un taxón o grupo biológico con un área de distribución restringida, es decir que sólo existe en cierto espacio. Por ejemplo, existe una iguana en la Isla San Pedro Nolasco, al Norte de San Carlos, Sonora, que sólo vive en este lugar en todo el mundo, o la víbora de cascabel que habita sólo en la Isla Santa Catalina.

En resumen, se han identificado más de 650 especies de plantas de las cuales alrededor del 5% son endémicas; además existen reportes de más de 100 especies de reptiles, siendo alrededor del 30-40% especies endémicas. Los mamíferos, principalmente roedores, suman alrededor de 70 especies, mientras que las aves cuentan con aproximadamente 150 especies, entre terrestres y acuáticas.

 

9.- POSEEN UN ALTO INTERÉS CIENTÍFICO

Parece haber consenso en la comunidad científica cuando se trata de reconocer que las islas del GC poseen ecosistemas que se han fraguado al calor de condiciones climáticas extremas y presiones antropogénicas, considerándolas también laboratorios naturales donde se llevan a cabo procesos bióticos y abióticos que permiten probar hipótesis sobre adaptaciones biológicas, dinámicas evolutivas, entre otras investigaciones que aún intentan desentrañar la evidente complejidad de estos picos y montañas submarinas, así como de las aguas que las envuelven.

Gracias a la investigación científica se conoce de qué manera las adaptaciones, comportamientos y estrategias de vida de algunas especies nos indican lo que está pasando en cierto momento en el medio ambiente en donde viven, es decir, nos revelan a través de sus modificaciones el estado de salud de algunos de sus hábitats. Por ejemplo, algunas aves marinas que anidan en las islas, a través de modelos predictivos, nos pueden indicar la captura pesquera de sardina por la flota comercial en el GC.

De igual manera, estudios de ecología en lobos marinos nos pueden indicar la zona de expansión de mínimo oxígeno en el océano, o los efectos de “El Niño” en la disponibilidad de peces para pesquerías. Las cucarachas marinas “ligias”, así como otros invertebrados principalmente filtradores como algunas especies de moluscos, nos pueden mostrar el grado de contaminación en ciertas islas del GC.

Todas éstas, así como otras especies, son llamadas bioindicadoras, debido a que nos permiten conocer el estado de salud de los ecosistemas o los cambios ambientales.

 

10- LA MAYOR AMENAZA QUE ENFRENTAN SON LAS ESPECIES EXÓTICAS

Sin hacer menos a la contaminación o la perturbación de la fauna, quizá la mayor problemática que enfrentan las islas y su biodiversidad son las especies exóticas (gatos, perros, ratas, cabras, zacate buffel, etc.), introducidas en su mayor parte por seres humanos que, ya sea de manera consciente o inconsciente, alteran el equilibrio de algunas cadenas tróficas (o de alimentación).

Sumado a esto, una creciente amenaza que enfrentan las islas son aquellas políticas que favorecen la pesca industrial, actividad que se resiste a ser regulada de manera adecuada por razones ligadas al poder económico de algunos consorcios pesqueros, situación que se complica por la escasez de información pesquera fidedigna y la falta de modelos ecosistémicos que permitan redefinir su uso sostenible.

Conviene señalar que la evidencia empírica y científica en la que se sustenta el esfuerzo de protección, conservación y restauración hacia las islas no pocas veces ha estrechado su compromiso con los valores ambientales, sobre todo a la hora de apreciar la historia de las pesquerías de antaño: una mala experiencia de aprendizaje tan (pero tan) cara que nos dejó, entre otras cosas, una serie de especies enlistadas en alguna categoría de protección especial (varias especies de delfines, lobo marino y algunas especies de peces), especies amenazadas (tiburón blanco, tiburón ballena) o de plano en riesgo de extinción (totoaba, vaquita marina, tortuga laúd).

Lejos de ceñirse a lo puramente biológico, cultural o económico, las islas del GC son el escenario de un combate entre el ser humano y su propia dimensión planetaria, de cuya asimilación dependerá el futuro de su conservación y el aprovechamiento sostenible de especies que han visto mermadas sus poblaciones o que se han visto sometidas, en distintos momentos, a presiones humanas que han rebasado su umbral de repoblación.

Por Lenin Guerrero e Isai Barba

Fotografía de Isai Barba

Atardecer después de un monitoreo biológio en la Isla San Esteban

Sobre el autor

LENIN GUERRERO (Escuinapa, 1979) es licenciado en periodismo por Unikino y en sociología por la Unison; editor de Estero de Cuentos y Relatos de Correas Sueltas; colaborador de Memoria Escuinapense; trabaja en Conanp. lenonguerrero@gmail.com

ISAI BARBA (Hermosillo, 1988) es biólogo con especialidad en ecología marina por la UNISON; actualmente trabaja en Ciad A.C. Unidad Guaymas realizando actividades de monitoreo e investigaciones en islas y ríos del Noroeste de México; miembro de la Asociación Mexicana de Mastozoología y de la Nueva Generación de Investigadores del Desierto Sonorense (N-GEN). isai.barba@ciad.mx

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