Ciudad de México. – El pasado 15 de febrero asistí a la presentación del libro Arte, Conciencia y vida. Aforismos Cuánticos de Alex Mercado. Con una trayectoria impecable en el ambiente de la música y el jazz mexicano, el compositor y pianista nacido en la Ciudad de México presentó formalmente el producto de su nueva faceta como escritor en su prolija carrera artística.

Debo confesar que conocí la música de Alex Mercado hace poco tiempo, pero, en definitiva, está íntimamente relacionada con estos Aforismos, los que me he devorado después de salir de la acogedora presentación en la que estuvieron como invitados el periodista, escritor e historiador de jazz Alain Derbez, y el periodista Juan Carlos Valdés.

La noche fue especial, inició con una interpretación musical por parte del autor. Era la única y necesaria manera de arrancar: desde el centro de su origen, la música. Describo de manera sucinta la velada, cuya experiencia fue inigualable sin dudarlo, porque prefiero exponer las reflexiones que me nacieron al momento de escuchar a los presentadores y al propio Alex Mercado. Escribí en mi celular inquietantes notas provocadas por las diez o quince páginas que había alcanzado a leer antes de iniciar el evento y por lo que escuché durante las casi dos horas que duró el mismo.

“La creación no es exclusiva de los artistas, es para todo aquel que se atreve a trascender la superficialidad del deber ser”

Se habló de la creación, del sentimiento y la emoción como valores indisolubles del artista. Pero, ¿quién es el artista? El autor dice, en su dedicatoria, que los artistas son todos aquellos “seres humanos que andan por el mundo pensando que no son artistas”, “los potenciales creadores de momentos irrepetibles”. El enigma aquí es: ¿todos tenemos algo de artistas, algo de creatividad para generar oportunidades únicas? Pareciera que sí, si entendemos el término en su más amplio espectro, desde la sensibilidad y la capacidad que como personas tenemos para cambiar paradigmas, aun en los sucesos más simples de la vida cotidiana. Para el autor, “la creación no es exclusiva de los artistas, es para todo aquel que se atreve a trascender la superficialidad del deber ser”.

Mi contacto con la música es el oído. Yo estoy del otro lado, soy la que se le enchina la piel al encuentro invisible con las ondas producidas por un instrumento en un concierto, la que puede derramar una lágrima de placer por una deliciosa melodía. Por eso, estando del otro lado, considero que el libro de Alex Mercado es también para los de acá, para los que escuchamos y también leemos. No son las reflexiones para músicos escritas por un músico y nada más.

Volviendo a la presentación, el autor habló de “etiquetas”. Dice que al momento de presentarse ante el público, es el pianista que hace suya la etiqueta de escritor para llevar la experiencia de su vida musical a un nivel más profundo de introspección. Lo que creo es que para escribir este tipo de obra el autor tuvo que dejar atrás precisamente las etiquetas; y probablemente, mientras se deshacía de ellas, o las dejaba a un lado, escribía.

AFORISMOS

A diferencia de un axioma, proposiciones evidentes que no requieren ser comprobadas, un aforismo, aunque parece una sentencia, casi una regla, es un producto de la experiencia de un individuo reflexionando sobre su contexto. Desde Hipócrates, a quien se le atribuyen los primeros aforismos, hasta políticos, artistas, intelectuales y escritores de diferente épocas y áreas del conocimiento han utilizado esta forma narrativa para expresas ideas y pensamiento que la mayoría de las veces tienden a ser de tipo filosófico. Otros dirán que la tendencia del aforismo es hacia la superación personal. No obstante, este discurso literario está retomando fuerza en el mundo de las letras, al menos en España existe toda una recuperación del mismo vía redes sociales. Decir mucho en poco.

Los aforismos de Mercado son fórmulas, adagios sobre el universo del arte. En particular sobre la música, el jazz y el papel del artista en relación con el proceso creativo y la exposición ante el otro de lo producido. Pero también son un convite a la sensibilidad consciente de plantar los pies en realidades que son una “dimensión desconocida”, y la única forma de trascender lo desconocido es siendo “capaces de percibir todas las sutilidades de esta”. Y los aforismos de Alex son una llamada a trascender.

El aprendizaje, el conocimiento, los encuentros entre ciencia y arte están presentes en cortas líneas tejidas por pensamientos que se lanzan el aire para que el lector, pero también el autor, los desmenuce, los complejice, los deje sin contestación.

JAZZEAR CON EL LENGUAJE

Alex Mercado “jazzea” con el lenguaje, así lo dijo. Juega con la palabra escrita y la conjuga con la música para que parezcan infinitas las formas de la creatividad. Pero su escritura es fresca, sencilla, casi coloquial, pero penetrante por su contenido; pues al final, son el reflejo de la complejidad y de las contradicciones inherentes al pensamiento del escritor, del músico, del humano.

Estos aforismos cuánticos son la constatación del camino del pianista y el desarrollo de su pensamiento. Es inevitable imaginarlo tocando y cavilando a la vez, mientras conjuga los verbos y los predicados de un día con los tiempos, los acordes y la melodía de una improvisación como en el jazz y en la vida que también es improvisación.

El reto que lanza este libro es entrar sin titubeos al mundo de la meditación, de la filosofía frente a la consciencia de lo cotidiano que deja de ser trivial cuando trascendemos el hábito y nos reconocemos como individuos únicos, pero interconectados por múltiples canales de energía que nos sensibilizan ante los sonidos y la música del universo.

A MANERA DE

Como conclusión puedo decir que he encontrado en los aforismos propuestos por Alex Mercado una forma de interlocución con muchas de las preguntas que casi a diario me hago sobre mi persona, el mundo y el devenir de este. ¿Quién no lo hace? Creo que el acierto del artista fue poner en papel estas ideas y posturas ante la vida. ¿Vale la pena leerlos? Sí. Quizá no coincidamos con sus fórmulas pero al menos nos permitirán cuestionar y recrear otras maneras de discernir y entender nuestro tiempo.

Texto y fotografía por Magaly Vásquez Montaño

Portada del libro reseñado

Sobre el autor

Margarita Vásquez Montaño, mejor conocida como Magaly o “la Maga”, es una sonorense que hizo del altiplano mexicano su segundo hogar. Feminista crítica, soñadora rebelde y amante de los días de sol, de una buena charla, de la sabrosa lectura de un poema y de la fortuna de disfrutar la espontaneidad del día a día. Egresada de la Universidad de Sonora, Maestra y Doctora en Historia por El Colegio de México. Se ha especializado en la historia de las mujeres del siglo XX. Escribe además crónica, narrativa y poesía de vez en vez. Actualmente radica en Toluca, Estado de México donde trabaja como profesora investigadora de El Colegio Mexiquense.

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